Fue un día de tormenta. Llegó con lo puesto al pabellón de La Libertad y allí la acomodaron los trabajadores de Cruz Roja Ceuta. Ese día Yamila (nombre ficticio ya que evita dar el suyo) había sido ‘despedida’ en la casa en la que llevaba años trabajando. Ese día su ‘señora’ le dijo que no volviera. Con la frontera del Tarajal cerrada, sin contrato ni por tanto finiquito, esta marroquí se vio en la calle. Hoy todavía sigue esperando que Mohamed VI abra la frontera y que encuentre un trabajo para llevar el sustento a un hogar que no ve desde hace casi cinco meses.
Ella es una de las casi 50 mujeres que viven en la nave del Tarajal. La amplia mayoría se encuadran en las mal llamadas ‘muchachas’. Mujeres que, como ella, se vieron en la calle, sin casa en la que vivir ni casa en la que trabajar. Quizás Yamila representa uno de los casos más dramáticos porque en el hogar en donde trabajaba no tuvieron reparo en echarla a la calle un día de frío y de lluvia, con la recomendación de que no volviera más.
Hay casos de más mujeres marroquíes despedidas que daban forma a un trabajo irregular que no conlleva indemnización alguna. Muchas ni siquiera recibieron la paga del mes cuando escucharon el ‘ahí tienes la puerta’ después del cierre de la frontera. “Hay casos en los que les dijeron de un día para otro, no vengas más. Se vieron en la calle y terminaron primero en ‘La Libertad’ y después en la nave del Tarajal”, comenta un integrante de una oenegé que las considera ya como de su familia.
Al otro lado de la frontera se han quedado más mujeres sin trabajo
Hay casos de mujeres que estuvieron viviendo en pisos patera hasta que no pudieron pagar más su estancia, como también las hay que residían con familiares que, en estos casos, no han podido o querido mantenerlas más en sus viviendas. ¿Dónde van a denunciar? Muchas nunca se atreverían a dar ese paso, amén de que carecen de la prueba que demuestre que un día fueron empleadas en un hogar en el que cumplían jornadas de trabajo sin horas y sin seguro que las protegiera. Son víctimas también del cierre de la frontera como los varones que habitan la nave y que, en sus casos, no dudan en intentar regresar a Marruecos a nado, burlando a la Guardia Civil mientras bordean los espigones.
Al otro lado de la frontera han quedado otras mujeres que, como ellas, también trabajaban en casas de Ceuta y que sí pudieron cruzar el paso fronterizo antes del cierre. La amplia mayoría de las que estaban contratadas ya han sido dadas de baja, dejando de cotizar en la Seguridad Social. En algunos casos sus empleadores les envían algo de dinero a través de las compañías de mensajería o cuentas bancarias si las tienen, buscando de esta manera mantener cierta relación con ellas ante la esperanza de que pueda abrirse el paso fronterizo. Lo que se pensaba que iba a durar a lo sumo unas semanas se ha convertido en el cuento de nunca acabar, sin que nadie sea capaz de concretar el día en el que se abrirá el paso y la forma en que funcionará, ya que Marruecos tiene claro que se impondrá un cambio de criterio radical permitiendo solo el tránsito de trabajadores contratados.
A riesgo de morir en el mar. Así son los intentos de entrada de inmigrantes…
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado las gracias por la solidaridad internacional tras…
El corredor caballa Ismael Dris ha vuelto a demostrar ser todo un titán tras convertirse…
El piloto ceutí, Gerardo Pizones, ha vuelto a arrancar en el mundo de la competición…
Está en prisión desde el pasado 6 de noviembre, poco después de que la UDEF-Delitos…