Ser coronel en Ceuta: privilegio y responsabilidad W

Para un oficial con cerca de treinta años de servicio (sin contar los transcurridos en las academias militares antes de ser promovido a teniente), ser coronel en Ceuta es la mejor de las situaciones. En esos casi seis lustros, el oficial ha tenido vivencias y ha acumulado experiencias de todo tipo; pero nada comparable con llegar a ser “el Señor Coronel” en una de las gloriosas unidades de esta guarnición. Sólo son seis las unidades operativas mandadas por coronel, a las que hay que añadir el principal órgano auxiliar de mando del Comandante General: el Estado Mayor. Eso hace que únicamente siete elegidos tengan el privilegio de estar en esta situación… y únicamente por dos años, como norma general.
Los motivos por los que ser coronel en Ceuta es un privilegio son variados. Merece ser citado en primer lugar lo que supone ser jefe de unas unidades con tan gran carga histórica y, por lo tanto, heroica. Empezando por las más “jóvenes”: el tercio y los regulares, de “apenas” 90 y 99 años respectivamente. Les sigue el bicentenario regimiento de ingenieros, la unidad más antigua de ese arma de toda España. Aún avanzamos más, con los tres siglos de existencia de los regimientos de artillería y caballería. Pero no tenemos que detenernos aquí: nos queda la unidad logística, no tan veterana en su conjunto, pero que encuadra a la compañía de mar, la unidad más antigua de Ceuta, con sus cerca de seiscientos años de vida. Diferentes momentos de la historia de cada una de estas unidades ha sido glosados con acertado detalle en otros artículos, y habrá oportunidad de seguir haciéndolo, con todo merecimiento. Además de estas unidades, para facilitar su preparación y actuación, coordinar sus actividades y, en fin, contribuir a que se mantengan adiestradas y dispuestas para cualquier misión que de ellas se requiera, ahí están los desvelos del cuartel general de la Comandancia, en el que es pieza primordial el estado mayor. Al frente de cada una de estas seis unidades y del estado mayor nos encontramos con un coronel, orgulloso de ser heredero de tantos otros, que permanecen vigilándole desde las fotografías o el cuadro con la relación nominal de los que le han precedido en el despacho que ocupa, o uno similar. Gran privilegio, cargado de enorme y bienvenida responsabilidad.
El privilegio de ser coronel en Ceuta se ve reforzado precisamente por poder trabajar junto a unos compañeros que, como él mismo, están a la cabeza de tan excelentes unidades; y vale la pena resaltar el hecho de que en nuestra pequeña ciudad despliegan unidades de todas las armas del Ejército, con lo que cada coronel tiene la facilidad -y la responsabilidad- de coordinar la actuación de su regimiento con los de las otras especialidades del ejército, lo que multiplica su eficacia. (Debe aclararse que bajo el término genérico de regimiento se encuentran también el tercio de la legión, el grupo de regulares, y la unidad logística, todos ellos mandados por coronel, como es sabido.)
Respecto a los militares (y en algunos caso también civiles) a los que manda, un coronel en Ceuta tiene la enorme fortuna de ser jefe de unos hombres y mujeres que demuestran todos los días unas grandes cualidades profesionales y humanas, y que enriquecen todavía más al cuerpo en que sirven con las aportaciones que supone su pertenencia a cualquiera de las de distintas culturas que conviven en la ciudad; no sólo eso: también se funden en el crisol de cada unidad los que vienen de otros lugares de España y del otro lado del Atlántico. De nuevo, frente a privilegios, responsabilidades: no basta con ejercer el mando; hay que afanarse por demostrar liderazgo.
Algunas características de las citadas pueden darse también en otros regimientos del Ejército español; pero es muy raro que concurran en ellos tan destacada carga histórica y heroica, el hecho de compartir despliegue con regimientos de todas las armas, y la tan amplia multiculturalidad de su personal. El que se den estas circunstancias en cada regimiento-tercio-grupo-unidad de Ceuta ya le supone al coronel ser “distinto” al compañero jefe de regimiento en otras plazas; pero en ninguna encontrará ese otro coronel el nivel de relación, convivencia e interacción que tiene el coronel en Ceuta con el estamento civil: población, instituciones, autoridades… El coronel en Ceuta nota que se aprecia a su unidad, y está ávido por corresponder a ese afecto.
Hoy en día un coronel no elije la unidad que va a mandar; existen criterios superiores para asignar a cada cual el destino más idóneo; o, más bien, para colocar en cada puesto al coronel más idóneo; ello ocurre en el conjunto de los regimientos de España, incluidos los de Ceuta. En este marco, es afortunado el coronel que es designado para mandar el Grupo de Regulares 54, el 2º Tercio de la Legión, el Regimiento de Caballería Acorazado 3, el Regimiento Mixto de Artillería 30, el Regimiento de Ingenieros 7, la Unidad Logística 23, o la Jefatura de Estado Mayor de la Comandancia General de de Ceuta. Algunas personas, sin duda ajenas a la profesión, y también sin duda sin ninguna mala intención, podrán decir: “Pero está el inconveniente de que Ceuta está muy lejos”. No, amigos: Ceuta no está lejos; Ceuta está en su sitio; y lo que un coronel vive en Ceuta,  no lo va a vivir nunca en ninguna otra parte.
Por todo lo dicho, no es de extrañar que, al conocer su destino a Ceuta, el coronel experimente rápidamente una sensación de entusiasmo por poder ejercer sus funciones en unas circunstancias que difícilmente podrán imaginar los compañeros que irán a mandar unidades a otros lugares de España. Es la sensación de ser coronel en Ceuta.