El sentimiento al otro lado del uniforme militar

  • El teniente Aragón, el cabo Vega y la soldado Gámez de Regulares nº 54 hablan en el evocador Salón Árabe de ‘González Tablas’ sobre cómo afrontan la misión

Cerca de un centenar de efectivos de la Comandancia General de Ceuta (Comgeceu) parten en estos días al corazón de África. Hombres y mujeres, militares en su mayoría de Regulares nº 54, que componen el contingente en la denominada Misión de Entrenamiento de la Unión Europea en Malí IX (EUTM-Malí IX).

Un país en el que los efectivos de la plaza ceutí se encargarán de adiestrar y asesorar a las Fuerzas Armadas malienses, pero también, en el caso de Regulares, proporcionarán protección en las bases, seguridad a los equipos de instructores y formar parte de las fuerzas de reacción rápida.

Una contribución a la seguridad global absolutamente necesaria para ganar la propia paz y tranquilidad de Europa, ayudando a los países que sufren directamente la barbarie terrorista, de modo que puedan ser capaces de consolidar sus propios instrumentos de defensa y de seguridad, como pronunció el comandante general de Ceuta, Javier Sancho Sifre, en su discurso por la Pascua Militar, donde anunció la participación de la Comgeceu en esta misión multinacional.

Un contingente destinado a Malí con nombres y apellidos. El teniente Aragón, el cabo Vega y la soldado Gámez son tres de los integrantes de la operación EUTM-Malí IX con años de instrucción. El Salón Árabe del Acuartelamiento González Tablas, el cual trae a la memoria el origen indígena del actual Grupo de Infantería, sirve de escenario para conocer el sentimiento que alberga a estos militares antes de emprender su misión. Un marco evocador donde aproximarse a la persona detrás del uniforme.

Todos han aprovechado sus días de permiso antes de desplegarse en la zona que la comunidad internacional reconoce como territorio aliado, con sede en Bamako y Kulikoro. Un tiempo que, sobre todo, dedicaron a sus familias. Unas personas entregadas igualmente a las Fuerzas Armadas en cuerpo y alma. A Juan Rodríguez Aragón, teniente y jefe de la Segunda Sección de la Compañía de Protección, de Regulares nº 54, le espera a su regreso de Malí una familia extensa. Aunque él es natural de Conil, Aragón tiene a su mujer, sus tres hijos y sus parientes ceutíes en la ciudad autónoma. Tan solo hace unos días que se desplazó hasta su ciudad natal a ver a su padre, de 81 años, y a sus hermanos. “La familia es muy importante y esta misión es para los dos, tanto para nosotros como para ellos”, resaltó el mando. Aunque el Grupo ha establecido todo tipo de enlaces y facilidades con las que mantener la comunicación a cientos de kilómetros de distancia, “vamos echarnos de menos y estos días de permiso nos sirven para llenar el alma de ellos todo lo que se pueda” antes de partir.

Juan Alfonso Gómez Vega, cabo de Regulares nº 54 y, en el tercer pelotón, jefe del Segundo Equipo de la Compañía de Protección, ha disfrutado con su familia de este paréntesis antes de la misión. Ana Gámez Márquez, soldado de Regulares nº 54 y radioperadora de la Primera Sección, también ha compartido los momentos que preceden al viaje con sus hermanos, sus padres y sus amigos aunque estos últimos, “como son tantos, de alguno no podré despedirme”, bromeó.

Serán seis meses en los que tendrán la mente ocupada con sus tareas en la misión pero en los que, indudablemente, añorarán a sus seres queridos. Los hay que, como el coronel de Regulares, Antonio Varo, ha combatido esa nostalgia en otras misiones, además de con fotografías, portando consigo un pañuelo de su mujer con el perfume que ella se aplica. O como Vega, guardando en su equipaje alguna prenda de sus hijos. “Aunque no te lleves nada físico, siempre les tienes en la cabeza”, añadió este cabo nacido en Cádiz. En el caso del teniente Aragón, cada vez que sale de maniobras sus hijos siempre le hacen algún dibujo así que, con bastante probabilidad, también le hayan preparado otro porque su padre se ausentará de casa más tiempo. Las fotografías son, como indicó la soldado Gámez, la mejor forma de reencontrarse con ellos antes de dormir.

Diferentes destinos, distintas circunstancias personales, hijos con edades dispares… Pero el sentimiento de las familia es siempre de orgullo porque los militares dan la vida por la Patria. Al conocer que Regulares nº 54 había sido nombrado para servir en Malí, la reacción de la familia del teniente Aragón fue “lo más natural posible porque para ellos es muy importante y siempre me han apoyado en todo”. Sin embargo, reconoció, “sé que dentro de su corazón tiene su cosa”. Un desasosiego inherente a las operaciones internacionales. “La familia siempre es reacia a que salgamos fuera porque siempre tienen sus miedos”, señaló Vega, quien lo atribuyó al desconocimiento sobre el lugar al que se dirigen. “Hay que estar tranquilos porque todos tenemos una preparación, una base muy grande y no hay nada que pueda pasar que no podamos afrontar. No va a haber ningún problema”, sentenció.

Por su parte, Gámez recibió “ilusionada” la noticia de su participación en el contingente. “Se me saltaron las lágrimas de la alegría”, recordó, pero a su madre “se le nota un poco más el miedo aunque intente disimularlo”, aseguró esta mujer natural de Los Barrios.

Una inquietud que se disipa al comprobar que han conseguido otra meta en su carrera con su participación en esta misión internacional. En su cometido como mando, el teniente Aragón manifestó que su tranquilidad se basa en la preparación de sus hombres, personas “responsables, cabales, dignas” y, sobre todo, que demuestran “compañerismo”, unos valores “fundamentales cuando estás fuera de casa”. Profesionales, entre los que se encuentra el capitán Del Águila, en los que confía y que arroparán a Aragón.

Al cabo Vega le ilusiona de la misión su contribución a “algo más grande” y a “cambiar algo” porque “gracias a nosotros ese país va a evolucionar y podrá llegar a ser tan fuerte como España”. La experiencia, conocer otros ejércitos, el país y las costumbres son otros de los motivos que animan a la soldado Gámez. “Después de ocho años de instrucción, y con la formación que tenemos, sentimos responsabilidad, miedo ninguno, estamos preparados”, sostuvo.

El teniente Aragón y el cabo Vega ya son veteranos en las misiones internacionales, las cuales, “merece la pena hacer y repetir siempre que se pueda”. Para la soldado Gámez, será la primera vez que represente al Ejército Español en el extranjero: “Como militar, todos tenemos que tener esta experiencia al menos una vez en su vida”.

El contingente EUTM-Malí IX de la Comgeceu marcha con orgullo hacia Malí, en la senda del compromiso de las Fuerzas Armadas Españolas con la paz y la legalidad internacionales. Los efectivos de Regulares nº 54 pueden partir con confianza, porque contarán con el aliento de todos los ceutíes al abrigo de la Virgen de África, la Patrona de la ciudad.

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