Opinión

Sensaciones del encuentro sobre naturaleza y espiritualidad

La pasada semana fue muy intensa y plena de percepciones, sentimientos, emociones, pensamientos y experiencias. El principal motivo estribó en la celebración del “Encuentro sobre Naturaleza y Espiritualidad” que hemos organizado Juan Carlos Ramchandani, Óscar Ocaña y yo gracias a la colaboración prestada por la Consejería de Educación y Cultura y por la Fundación Premio Convivencia. Durante dos días nos hemos reunido buena parte de los autores del libro “Naturaleza y Espiritualidad” para presentar esta obra conjunta y exponer cada uno sus visiones sobre la naturaleza y los asuntos trascendentes.
Las jornadas fueron inauguradas por el Consejero de Educación y Cultura, Carlos Rontomé, e iniciadas con la intervención del padre Lázaro Albar, autor del prólogo del libro. Él fue el encargado de esbozar un cuadro general de la obra y extraer la esencia de un libro centrado en el amor a la naturaleza y la mirada desde el corazón en el que reside la sabiduría. Inspirado por ella, el padre Lázaro incidió en la idea de cultivar una mirada elevada y profunda capaz de reconocer la mano de Dios en el cosmos, la tierra y en todas las criaturas que la pueblan. Me he quedado con la imagen del padre Lázaro, en su estado cercano al éxtasis, mirando al cielo y con la mano alzada para recibir la Espíritu Santo. El padre Lázaro transmite bondad, sabiduría y sosiego.
Luego le tocó el turno a Juan Carlos Ranchamdani (Krishna Kripa Dasa). Yo tuve el honor de presentarlo, ocasión que aproveché para reconocer de manera pública que él ha sido el alma mater de este libro y este encuentro. Nuestro amigo, el sacerdote hindú Krishna Kripa Dasa, hizo una detallada exposición del libro y de sus autores para, acto seguido, comentar la estrecha vinculación del hinduismo con la naturaleza. Habló, entre otras cosas, de los brahmanes que se internaban en los bosques para practicar la meditación y contemplación de la naturaleza, así como expuso la concepción sagrada que los hindúes tienen de la naturaleza y de todos los seres vivos.
El siguiente en tomar la palabra fue el imam Vicente Mansur. Su participación fue por videoconferencia, ante la imposibilidad de acudir a nuestra ciudad. No tuvimos ninguna dificultad en seguir su exposición dedicada a releer el Corán para subrayar las abundantes Suras y Aleyas que aluden a la naturaleza y dictaminan el papel vicario del ser humano en la tierra. La naturaleza, dice el profeta, no debe estar al servicio del ser humano, sino el ser humano al servicio de la naturaleza. Nuestra misión es reconocer a Dios en toda la creación y glorificarlo haciendo uso del don de la conciencia.
El padre Jaime Tatay planteó una brillante y muy bien estructurada ponencia fruto, sin duda, de muchos años de reflexión sobre la religión cristiana y la conservación de la naturaleza. A partir de diez ideas claves apuntó con claridad y gran acierto al importante papel que las religiones pueden jugar para salvar el planeta de su imparable deterioro por la insensata mano del ser humano. Criticó al movimiento ecologista con razón al dirigirse, de manera casi exclusiva, al individuo para resolver los grandes retos ambientales a los que se enfrenta la humanidad. Los problemas ambientales, comentó el padre Jaime Tatay, no se pueden desligar de los sociales y ambos requieren, para su resolución, una acción global y colectiva. No obstante, como paso previo, cada uno de nosotros debe reconocer a Dios en su interior y en todo lo que le rodea. La resacralización de la naturaleza es indispensable para su preservación, tal como demuestra que los entornos de los lugares sagrados conservan su naturaleza primigenia, un hecho estudiado por el padre Jaime Tatay.
La primera jornada del encuentro la cerró quien la empezó: el padre Lázaro. Aprovechó la oportunidad para reclamar la apertura de una mirada sabia amorosa que procede del corazón henchido de Dios.
La mañana del jueves la aprovechamos para mostrar a los participantes al encuentro el rico y valioso patrimonio natural y cultural de Ceuta. El primero en hacerlo fue Óscar Ocaña en el Museo del Mar, visita que sirvió para resaltar la importancia de los fondos marinos de Ceuta y del Estrecho de Gibraltar, así como para poner en valor la colección de osamentas de cetáceos y tortugas que custodia el Museo del Mar de Ceuta. A continuación, visitamos la puerta califal que impresionó mucho a nuestros amigos. Este magnífico conjunto arqueológico lo aprovechamos para hablarles del amplio devenir histórico de nuestra ciudad y su importante geoestratégica posición. Ya en el autobús, que puso a nuestra disposición la Ciudad Autónoma, de Ceuta giramos una ruta por la geografía ceutí haciendo seleccionadas paradas que incluyeron el Atlante dormido, el mirador de Isabel II, el santuario de Sidi Bel Abbas y el mirador de San Antonio.
Tras dejar en el puerto al padre Lázaro almorzamos en el Casino Militar. Fue una comida muy agradable que permitió conocernos mejor y hablar de nuestros “sueños” y experiencias vitales. Cuando salimos del restaurante apreciamos que el suelo estaba lleno de barro. Según pasaban los minutos el cielo se fue tiñendo de color sepia debido a la calima. El paisaje se impregnó de magia y sacralidad al mismo tiempo que la lluvia se hizo cada vez más intensa y persistente.
A la hora prevista comenzamos la segunda jornada del encuentro. El primer interviniente fue el maestro budista Denkô Mesa. Su ponencia fue precedida por una breve meditación acompañada por un hermoso canto que sirvió de preámbulo al mundo poético mundo del budismo zen en el que la paz, el silencio y la armonía reinan protegidos por un imaginario muro de amor, sabiduría y belleza. En este muro se abre una puerta custodiada por el miedo y el deseo. Quien toma el camino de en medio llega hasta el árbol de la vida que conecta la tierra y el cielo.
Tras la poética conferencia del maestro Denkô Mesa hablamos Óscar y yo. En mi caso, dediqué el tiempo disponible a explicar el origen y los principales postulados del trascendentalismo resaltando las figuras de Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau. Expliqué que esta corriente filosófica era heredera del romanticismo inglés y alemán. Todos los autores que conforman esta línea de pensamiento respondieron a la destrucción de la naturaleza y la degradación social que puso en marcha la revolución industrial. Intentaron mantener viva el alma del mundo a través sus poemas y escritos. En su búsqueda de Sophia vivieron experiencias sublimes y vivieron más allá de lo aparente. A cambio de sus denodados esfuerzos recibieron un despertar de los sentidos y un enriquecimiento de su mundo interior capaz de soportar los cimientos de Mundo Nuevo. Por desgracia, el terremoto provocado por el desarrollismo económico derribó estos pilares destinados a erigir el Tercer Templo. No obstante, tal y como comenté al final de mi intervención, próxima está la llegada de las aguas regeneradoras que anuncian el regreso del Alma del Mundo personificada en Sophia aeternae. Mientras que pronunciaba estas palabras llovía con gran fuerza en Ceuta arrastrando a la fertilizante tierra del desierto sahariano. Estas aguas y estas tierras han sido enviadas para nutrir las semillas a las que hemos dado forma en este encuentro sobre naturaleza y espiritualidad.
Óscar, por su parte, comenzó su intervención con una oración de San Francisco y habló de su despertar espiritual y del papel que la naturaleza tiene en su vida. Él no tiene ningún reparo en hablar abiertamente de su renovada fe cristiana.
Su conclusión es que se aprecia una extraordinaria sed espiritual que la mayoría disimula. En nuestra sociedad secularizada aludir a Dios resulta casi escandaloso. Una de las consecuencias positivas del despertar espiritual de Óscar está siendo la agudización de sus órganos perceptivos y de su conocimiento intuitivo. El inconsciente colectivo nos habla con frecuencia, ya sea en vigilia o en su sueño, pero pocos escuchan su voz. La sensibilización de los sentidos permite que estos perciban sensaciones generalmente desapercibidas. De esta manera Óscar es capaz de ver con los ojos del corazón las miles de ballenas que navegaron por las aguas del Estrecho y que fueron aniquiladas a principios del siglo pasado. Tanto Óscar como yo pensamos mucho en esta naturaleza primigenia que conmovía a nuestros antepasados hasta el punto de reconocer en ella la mano De Dios y a Sophia, la encarnación del Alma del Mundo.
Tras nuestra intervención tomó la palabra Armando Lozano, que ha sido responsable de la Iglesia de la Unificación en España. Gracias a su intervención conocimos los principios de la tradición espiritual que profesa caracterizada, como su propio nombre indica, por la integración de distintos principios religiosos que convergen en la idea suprema del respeto a la vida y la creencia en un creador. También nos abrió la puerta a la forma de entender la naturaleza y la espiritualidad en Corea. Allí, según nos contó Armando, sigue muy vigente la figura del chamán y es normal hablar con los antepasados. La muerte está normalizada como demuestra que los enterramientos sean reconocibles en mitad del bosque por la presencia de túmulos de piedra. La Iglesia de la Unificación fue fundada en 1954 por el maestro Sun Myung Moon y se ha extendido por todo el mundo calculándose que tiene entre uno y dos millones de seguidores. Algunos de sus principales básicos son la lucha por la libertad, La Paz y el diálogo interreligioso. Armando Lozano siente auténtica pasión por la magia y los sueños. Nos contó que en una ocasión, mientras paseaba por la naturaleza en Reino Unido, sintió una especie de estallido y, acto seguido, escuchó a todas las criaturas del bosque dar las gracias y la bienvenida al nuevo día. Él se sintió extraño no haciendo lo mismo y desde entonces agradece a diario el regalo que recibimos con cada nuevo amanecer.
El broche final del encuentro lo puso el monje hindú Pujya Swani Rameshwarananda Giri. La primera parte de su ponencia la dedicó a expresar sus ideas sobre el papel de la espiritualidad en el mundo que nos ha tocado vivir. Con gran tino y sentido de la oportunidad recordó las palabras de Carl Gustav Jung sobre las pandemias psíquicas que han estado detrás de los grandes conflictos armados en el mundo. De este encuentro y de las palabras del maestro Swani he aprendido que el mal pone muchos obstáculos al avance del bien, pero si uno sigue con paciencia y constancia su camino la senda se despeja y puedes cumplir tu misión. En este sentido, una de las grandes misiones que las fuerzas profundas encomendaron al monje Pujya Swani ha sido la creación del Campus Phi. Este centro es un milagro que ha brotado en un lugar mágico, sagrado y de una extraordinaria belleza. Es un espacio sin impacto ambiental, todo un ejemplo de lo que podría ser la acción benefactora de la humanidad para la naturaleza.
El Campus Phi ha sido cuidadosamente diseñado para servir como ágora privilegiada para la meditación, la contemplación de la naturaleza, el pensamiento, la creación cultural y artística. Además, es el motor de un nuevo movimiento sinergético totalmente silencioso cuya frecuencia está llegando a todo el planeta. Su mensaje es claro y nítido: otro mundo es posible, otra relación es posible entre el ser humano y la naturaleza, otra vida más plena, rica y significativa es posible para todas las criaturas que vivimos en la tierra. Es la hora de la renovación de nuestros corazones rebosantes de amor por Dios y su creación, del recultivo de los paisajes y la restauración del patrimonio natural y cultural, de volver a mirar al cosmos y sentir que la tierra, como escribió Joseph Campbell, es un oasis de vida en el infinito universo. La vida se empequeñece cuando la limitamos al ego, pero se expande como el cosmos cuando miramos al cielo desde el centro de nuestro ser.
Al meditar el muro de la conciencia se disuelve por un instante y nuestra alma abarca la inmensidad del firmamento. Es entonces cuando nos transformamos en centros vitales que vitalizan la naturaleza circundante. El cuerpo se vuelve luminoso e irradia bondad, sabiduría y belleza. La luz atrae a la luz y anula la “Umbra Mundi” que se cierne sobre la tierra. En este encuentro han coincidido potentes luces que nos han traído el recuerdo de la consideración de Ceuta como lugar de reunión de los sabios (majma-al-ulama). Esta luz ha devuelto a Ceuta el agua de la vida y junto con las tierras fertilizantes venidas del desierto harán que la semilla plantada en estos días germine y crezca un nuevo árbol de la vida en nuestra ciudad.

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