Los continuos atentados que está sufriendo tanto el Vasco como su familia les han convertido en triste ejemplo de cómo se las sigue gastando la mafia en este pueblo. Comenzaron con Mohamed, el Vasco, una persona que puede ser apreciada o repudiada según personas pero que se ha atrevido a denunciar la existencia de un grupo armado que se dedica a amedrentar al Príncipe, a robar y a tirotear según mandato. Siguieron con su patrimonio (le han quemado tres coches y dos veces su tienda) y continuaron con sus familiares: su sobrina y el domingo por la tarde su hermano. Hace escasamente un mes el propio jefe superior de Policía, José Luis Torres, decía en este medio que sobre el Vasco pesaba una especie de protección traducida en que los agentes del Cuerpo debían, más o menos, controlar los pasos de Mohamed y su familia. Está claro que esa peculiar protección no es más que una pantomima, una broma del sistema que no sirve de nada porque siguen produciéndose tiroteos tan graves como el que ha dejado a Abdelmalik, hermano de Mohamed, en la UCI.
Nunca antes se había estilado en este pueblo un acoso tan claro y barriobajero contra una familia, un acoso propio de mafias, de cobardes y de chusma que tiene la capacidad, porque tienen armas, de tirotear a quien se le ponga en medio de sus intereses. La familia del Vasco ha interpuesto más de diez denuncias, las que representan los atentados que han sufrido. Dicen quienes conocen de cerca al comisario Torres que éste es un buen policía. Debe ser así, yo no lo sé porque no trabajo a su vera. Simplemente sé que pocos casos habrá conocido de amenazas y presiones de esta índole, por eso, si realmente es tan bueno como dicen, debería dejar a un lado la vertiente política en la que tanto gusta navegar para buscar esa X, la que representa quien es capaz de enviar a matones de tres al cuarto a pegar tiros, quien es capaz de cumplir sus amenazas porque tiene poder, quien es capaz de hacer del Príncipe su propio barrio, riéndose de la Policía porque él representa la ley. Esa X que es capaz de ordenar atentados contra una familia, uno detrás de otro, que adornan la hemeroteca de la crónica negra de Ceuta. En eso es en lo que se debe centrar la investigación en saber quién es el que considera que está por encima de la ley hasta el punto de aniquilar a una familia de esta forma. A mí que no me cuenten milongas del Vasco y sus historias. Los asuntos personales y los cuentos de vieja quedan muy bien para los patios de barrio. Lo que nadie puede negar es que la familia Sel Lam ha sufrido tiroteos, quemas, amenazas... y que quien manda que todas estas se produzcan... nunca es detenido. ¿Por qué?