Semillas de buena docencia

• Diez colegios de Ceuta han presentado en el Campus experiencias de innovación educativa desarrolladas a lo largo del curso pasado

La Unidad de Programas Educativos (UPE) de la Dirección Provincial del Ministerio de Educación ha ofrecido esta semana a los docentes, los estudiantes que están terminando su formación en la Facultad y el resto de la ciudadanía la posibilidad de acercarse a “todo lo bueno que se ha hecho en las escuelas de la ciudad durante el pasado año académico” con la esperanza de que esas Buenas Prácticas Educativas desarrolladas en distintos colegios “sean el germen de otras muchas en este curso”.

Durante dos tardes completas, docentes de los Claustros de diez centros locales han expuesto distintos ejemplos de innovación en su labor educativa. Álvaro Jiménez, del CEIP Pablo Ruiz Picasso de Benzú, abrió el fuego con una exposición sobre la “problemática derivada de lenguas en contacto”. Tras él, Elena Parra, del CEIP Valle Inclán presentó el proyecto ‘Un colegio de cuento’ y Carmen Roldán, las ‘Actuaciones en Igualdad’ del CEIP Santa Amelia.

Patricia Reinoso y María del Carmen Sánchez, del CEIP Mare Nostrum, con la iniciativa  ‘Hábitos de vida saludable en Educación Infantil’, y María José Cayuela, con el proyecto e-Twinning ‘How do you spend your day?’, cerraron la primera sesión.

Ayer les tocó el turno a  Alicia Berruezo, del CEIP García Lorca, con ‘La Escuela que soñamos’ y a Emilio Sánchez, del CEIP Reina Sofía, con su apuesta por la convivencia a través de ‘Un colegio de emociones’.

‘Hércules nos enseña Ceuta’, proyecto del CC San Daniel elogiado a nivel nacional en la convocatoria de Rutas científicas, artísticas y literarias; ‘Creciendo en Igualdad’, del CEIP Rosalía de Castro; y la experiencia ‘Samsung Smart School: cine en el aula’ desarrollada en el CEIP Santiago Ramón y Cajal completaron el abanico de programas expuesto.

Un colegio de emociones

El CEIP Reina Sofía se embarcó el pasado curso en un proyecto de mejora de la convivencia partiendo de que la escuela “es un espacio de crecimiento, de encuentro, de aprendizaje, de experiencias compartidas, de conocimiento de los otros y de descubrimiento del mundo”. En suma, “un microcosmos en el que se reproducen las situaciones conflictivas de la sociedad y las posibilidades de superación e integración que favorecen los ambientes educativos”.

Se propuso “lograr un clima de convivencia basado en el respeto y la fluida comunicación entre los miembros de la comunidad escolar” trabajando dentro y fuera de las aulas. “La verdadera innovación ha sido que todo el personal, tanto docente como no docente, ha seguido una misma línea de actuación y se ha hecho un trabajo de centro completo trabajando y gestionando las emociones sobre  una manera de solventar los conflictos y aplicando una serie de consecuencias para los alumnos que no han obrado correctamente”, resumen sus impulsores.

Crecer sanos

El proyecto presentado por el CEIP Mare Nostrum, ‘La importancia de crecer sano’, buscaba, con las actividades realizadas en el aula (tanto de adquisición de vocabulario como de  clasificación de alimentos en la pirámide alimenticia) que el alumnado aprendiese a “discriminar qué alimentos son beneficiosos para la salud y cuáles, si se produce un abuso, son perjudiciales”.

Con diez maestras como locomotoras, desde principios de curso se implantó a nivel de todo el ciclo de Educación Infantil un desayuno saludable con ayuda de las familias y se adjudicaron distintos tipos de alimentos en función del día de la semana “rechazando algunos como la bollería industrial”.

Las familias aceptaron con entusiasmo la iniciativa, ya que la mayoría de los alumnos “necesitaba dar un salto que les llevara a tener más autonomía personal e independencia”.

“Los alumnos han sido competentes a la hora de abordar las diversas tareas que se han propuesto y si este curso se reforzase será imposible que no se sigan generalizando los aprendizajes adquiridos, ya que todo lo que se ha trabajado ha sido de manera lúdica y con respeto y cariño”, recapitulan las responsables del proyecto.

La escuela que soñamos

En el CEIP Federico García Lorca se puso en marcha el pasado año académico “una técnica del aprendizaje dialógico: los grupos interactivos, una manera de trabajar innovadora y sobre todo diferente en la que el alumnado es el protagonista de su propio aprendizaje”.

Esta línea de trabajo pasa por  aprovechar el “diálogo igualitario” en el que “diferentes personas dan argumentos basados en pretensiones de validez y no de poder” para ir aprendiendo (o reforzando, pues cada grupo se adaptó a un nivel) ‘de la mano’ más que al dictado.

Los objetivos marcados, involucrando a voluntarios, pasaban por “desarrollar operaciones cognitivas elementales como la memoria o la atención”, “aprender las reglas prácticas para la ejecución de un dominio de tareas”, “elaborar y utilizar mecanismos de pensamiento para la resolución de problemas” y “desarrollar procesos de aprendizaje cooperativo y dialógico”, entre otros.

El CEIP Valle-Inclán, “un colegio de cuento” en la ciudad

El proyecto expuesto por el CEIP Valle Inclán, titulado ‘Un colegio de cuento’, surgió “ante la necesidad existente de mejorar y fomentar el hábito por la lectura, que estudios actuales demuestran que es la base del aprendizaje”. El Claustro ha trabajado con el cuento como elemento principal. Así, se ha fomentado la lectura mediante todas las áreas y se han realizado actividades “para trabajar de forma cooperativa, colaborativa y global”. Cada trimestre se ha elegido un relato que ha sido la base sobre la que han girado el resto de actividades propuestas, tanto en las distintas asignaturas como en otras extraescolares/festivas (Carnaval, la Constitución...). Para sus promotores “ha sido un proyecto positivo tanto para alumnos como para profesores, aunque a veces ha sido un poco complicado de llevar a cabo ya que era muy ambicioso”