A mi Cristo lo recuerdo desde siempre, en los primeros años de mi infancia temprana allá por la segunda mitad de los años 70, andaba yo rondando los nueve años y gracias a un cúmulo de circunstancias aterricé en las manos del que ha sido mi maestro cofrade, don José Serón Sánchez, Pepe Serón, el inaccesible, el cercano, el prioste de priostes, ese loco que me contagió su amor hacia las imágenes de Ceuta, pero en especial a esa Niña morena que lo llena todo cuando te enfrentas a su penetrante mirada cegadora de azabache que taladra mis retinas y me inculca en lo más hondo del corazón que lo último que se pierde es la ESPERANZA.
Sí, es lo último que se pierde aunque te pesen las cruces de cada día, aunque parezcas desfallecer, aunque no veas aparecer en el horizonte a ese simón de Cirene que apuntale tu espíritu débil, quebrantado por el peso de tus pecados y te suavice el tortuoso camino de espinas y cardos que encontramos a lo largo de nuestro peregrinar por estos vaivenes del río de la vida, pero cuando parece que tus rodillas flaquean, cuando tu hombro izquierdo llagado y sangrante te recuerda que sin El no eres nada; estenuado por ese run run que punza nuestras sienes cual corona de agudas espinas que nos atormentan, cuando la soga al cuello se hace insoportable y no te deja apenas respirar; cuando tus pies descalzos no soportan la frágil carga de tu cuerpo, entonces aparece como un relámpago fugaz, envuelto en un halo púrpura, como un lirio temprano de los que nacen al borde del camino, de ese camino que nos lleva hacia Ella, entonces empiezas a notar que lo que te oprime el pecho ya no es la fatiga sino las ansias de vivir a otra velocidad, el estómago se te sube a la boca y esas mariposas de mi buen amigo Carmelo empiezan a revolotear haciéndote cosquillas en las entrañas, porque tu cruz ha dejado de pesar pues la está llevando a tu lado la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, ese Bravo
León de Judá, el Rey de Reyes…
...Nuestro Padre Jesús Nazareno…
...entonces, de nuevo, por un instante, retorna la alegría de vivir a otra velocidad.
Ni los fuertes temporales
ni problemas ni incidentes
nada impide mi regreso
para ponerme de frente
y ver tu cara morena
tu porte y tu señorío
y decirte con orgullo
que eres el Padre bueno
de este pueblo que es el mío.
Y es que…
Mi Nazareno al salir
no es hermandad, es plegaria
parece una cofradía
y es un revuelo de almas
los nazarenos son velas
para ese barco de plata…
¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?, nos preguntamos como Pedro cuando asustado, agarrado a su barca le veía acercarse andando sobre las aguas y haciendo que se calmara la tempestad.
La túnica morada del Espíritu de Dios hilvana sus hilos y en un vuelo, desde la capilla se posa en las costuras del santuario de Santa María de África. Mi Jesús caído se levanta, y ayudado por una corte de cirineos morados con agudos capirotes que taladran el cielo del martes santo caballa, se convierte en el Señor de la cofradía, el Padre de tantos cofrades, en el amor de sus hijos. Es un Nazareno puro, inmaculado que rezuma bondad por los cuatro costados, redención y serenidad, que va derramando esperanza y salvación por los poros de su túnica morada…
Ceuta, el Señor saldrá de su casa, recorrerá tus calles, tus plazas, tus esquinas, irá hasta la Catedral, exhalará su Espíritu de pasión y con la primavera en el suspiro volverá a su templo, a el Santuario de Nuestra Madre y Patrona, Santa María de África, para quedarse por siempre en las entrañas del Nazareno morado.
Aquí estoy Nazareno, para arrodillarme ante el poder de tu mirada, y con tu venia pedir por esta tierra cofrade que te espera en las calles. Aquí me tienes Padre infinito, conquistador de la muerte, Señor de la ciudad, faro de sus pesares, terremoto de pasiones, Varón de amarguras.
Levantad cruces de guía y allanad los caminos del Señor, tomadlas en vuestras manos y seguidle y si no encontráis la Cruz haceos cirineos para que la Cruz de Cristo descanse sobre vuestras manos cuando el martes santo salga Jesús Nazareno a nuestras calles…
El Senatus se elevó
se contoneaba al viento
la tarde cargó su Cruz
en una esquina del templo
ya se acabaron las cuentas
en ese reloj del tiempo
y Machín se despertó
de su aletargado sueño
se cubrieron los hermanos
con sus capirotes nuevos
y el duende de una saeta
quebró el silencio del viento
con un nudo en la garganta
que se quebró en un lamento.
Se abrió otra vez esa puerta
y en la calle un hervidero
de arremolinadas gentes
que iban clamando a los cielos
se ciñeron costaleros
con la faja en un momento
y en lo hondo de sus almas
sólo un nombre repitieron
ese que dicen sus padres
ese que claman sus viejos
el mismo que está grabado
al fuego de su consuelo
al yunque de sus dolores
al zanco del costalero
el mismo que se repite
al rezar el Padrenuestro.
Las entrañas de la iglesia
temblaron en sus cimientos
cuando el martes por la tarde
se paró el reloj del tiempo
con el llanto de su Madre
que rezaba en sus adentros.
Y dijo su capataz
con el eco ronco y seco
me voy pa´ la iglesia ya
a rezar el Padrenuestro
a partirme la garganta
hasta que rompa mi pecho
gritando el nombre que guardo
todo el año en mis adentros.
Ay mi Jesús Nazareno
sólo tu nombre me aprendo
para rezarle a ese Dios
que en tu mirada va preso
Nazareno de mi alma
así te llama mi pueblo
que por ti se siente en calma
y se ahoga en su tormento.
Tu eres su Cristo bueno
el porqué del nazareno
el padre se su familia
y la fe que lleva dentro.
Ay, mi Jesús Nazareno
Nazareno de mis versos
consolador de duquelas
y alivio de mis enfermos
el que entre cuatro faroles
le va diciendo a los vientos
aquí tenéis mi persona
para que por un momento
pidáis lo que se os dará
por la Cruz de mis tormentos
danos tu luz, vida mía
ilumina a tantos ciegos
que van sin rumbo en la vía
y no encuentran su sendero
alivia a tu nazareno
que en tu dolor anda preso
alientale en el camino
tortuoso de los sueños
y cuando el te lo pida
permitele Señor bueno
acompañarte en la calle
y que se acabe su anhelo.
Eres el Padre Bendito
el consuelo, el alimento
el pañuelo del que sufre
la salud de los enfermos
la fuente de vida eterna
y alivio del sufrimiento.
Eres el Padre Bendito
devoción de mis ancestros
que han sabido así llevarte
por los anales del tiempo
rezandote sin descanso
al calor del Padrenuestro.
Ay mi Jesús Nazareno
mi celestial Padre bueno
que toda mi Ceuta ya
poder quiere en Catedral
contemplar tu itinerar
mecío de costero a costero.
Por ti el corazón se desata
y se quebraron mis versos
por ti mi pueblo Caballa
edificaría un templo
para que puedas salir
seguido de tu cortejo
en esa tarde soñada
por todos tus costaleros
tu eres la vida en mis manos
el sentir de mis poemas
el faro que bien me guía
caminando entre tinieblas.
Señor de toda África
ay, Dios de mis entretelas
todo este pueblo Caballa
con devoción te venera
Padre bueno te repito
saname todas mis penas
por ti yo pierdo el sentío
y mi alma nazarena.
Bendita sea tu Madre
bendito el pueblo que espera
la gloria que entre faroles
caminará en primavera
tu has velado mis agobios
consolaste toas´mis penas
me aliviaste los pesares
estando siempre a mi vera.
Bendito seas Padre bueno
por estar siempre tan cerca
sanador de mis dolores
y pañuelo de mis penas...
Te espera tu gente ya
y en tu puerta de rodillas
se inclina para rezarte
con el alma en carne viva
se descubre, te reclama
a tu paso se santigua
y le da gracias a Dios
sabiendo que no termina
en esa Cruz cincelada
el corazón de la vida.
Señor de morado empeño
Nazareno en carne viva
a cuestas llevas los males
del alma que se reclina
ante el mimbre de tu paso
morada pascua encendida.
Tu vas cambiando las penas
por pasiones redimidas
y lloras con el que llora
y estás con el que agoniza
y te acuestas sin comer
y vas pasando fatigas
al lado del que las pasa
empapando sus heridas.
Padre Jesús Nazareno
eres barco a la deriva
soleá del que está solo
con el alma dividida
sudor, tiemblo, escalofrío
inquietud que desatina
el enfermo desahuciado
y el que cae en la rutina.
Tu lo eres todo, Jesús
los años en tus mejillas
van descarnando el martirio
de esas penas doloridas
que se cambian por amores
con sus promesas cumplidas.
Así te sueñan tus hijos
de tu hermandad nazarena
sabiendo que en tus costuras
se van cosiendo las penas
con aromas de Esperanza
y sorbos de gloria plena.
Eres el camino santo
la luz para la ceguera
el que se bebe las lágrimas
de su gente cofradiera,
Padre bendito del cielo
toda Ceuta ya te anhela
abriga sus corazones
y llena de primavera
esta pasión entregada
al morado en su bandera
por la hermandad que te guarda
por la fe de tus abuelas
por los siglos de los siglos
y el futuro que te espera.
Señor de morado empeño
derrama tu gloria entera
que Ceuta ya te reclama
con el alma nazarena…
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