Hace unos días escribía sobre la importancia del trabajo que desarrollan los profesionales de la Seguridad Privada, sobre que son colaboradores directos de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Resulta bastante vergonzoso que, en nuestro país aún se sigan riendo de este colectivo, sobre todo cuando hay una Ley que lo regula y un Reglamento que, da forma a las actuaciones que han de ejecutar en un servicio concreto.
Es tan amplio el abanico de servicios que prestan a la sociedad que, a veces por no decir todas, estos agentes se sienten solos sin respaldo alguno que les de cobertura al gran trabajo que realizan día a día. Como bien dije antes, hay una ley que los rige (Ley 5/2014) y un reglamento que marca sus actuaciones y competencias.
Reglamento que, a día de hoy se encuentra obsoleto. No tiene pinta de que se apruebe el nuevo, ya que a nadie parece importarle que salga a la luz. Mientras todo esto ocurre, o mejor dicho no ocurre, estos miles de trabajadores ven dentro de sus trabajos una gran indefensión.
A fecha de hoy todavía siguen agrediendo a estos profesionales, energúmenos que saben muy bien que con las leyes actuales como mucho, por pegar a un agente les va a salir por una ridícula multa de un puñado de euros. Y todo ello debido a que a nuestros gobernantes, los de antes y los de ahora, estas personas y sus vidas, les importa un bledo.
Leyes que, no se cumplen. Palizas, navajazos, día sí y otro también. No debemos olvidar a las administraciones que, sacan a concurso servicios públicos, con la premisa del precio más barato, dando lugar a que empresas, de mala muerte pujen por estos servicios y los ganen, llevando esto consigo sueldos míseros al trabajador, dotación inexistente, incumplimiento de la prevención de riesgos laborales y un largo etcétera.
Esto es un suma y sigue, porque luego tenemos a los sindicatos mayoritarios, haciendo como que se preocupan de estas situaciones, pero todo es una pantomima, porque la verdad de todo esto es que no van a morder la mano del señor que les da "prebenda" para así mantenerlos callados. Esto no lo digo por decir, acordémonos de los famosos ERES. Estos trabajadores ya no saben qué van a hacer.
Son muchas las muertes en acto de servicio que, no han servido para nada. Tragedias que, rara vez recogen los diferentes medios, porque tal vez no interesa, porque no vende, porque morir en un descampado o en una estación de tren a las tres de la madrugada, por una panda de maleantes entra en su mísero sueldo.
Estos hombres y mujeres que cada día se dirigen a sus puestos de trabajo, sienten miedo, no saben si van a volver sanos y salvos a casa. Trabajan en solitario, casi siempre. No tienen más que unos grilletes y una defensa y están totalmente desamparados por todos, administraciones, sindicatos y empresarios. ¿Hay alguien ahí fuera que esté dispuesto a hacer algo por este sector?
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