‘Las ciudades de Ceuta y Melilla son ‘el laboratorio’ que guarda el secreto de la letalidad del virus SARS-Cov-2 en Europa occidental’. Así lo cree el catedrático de Farmacología, Laboratorio de Epidemiología e Investigación en Ciencias de la Salud de la Facultad de Medicina e Farmacia de la Universidad Sidi Mohamed Ben Abdellah de Fez (Marruecos) Mourad Errasfa, que en un artículo de divulgación científica ha puesto de relieve que la mortalidad de la COVID-19 se asocia a la edad avanzada, la obesidad y a enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes y cáncer) menos presentes en países como Marruecos y regiones como las ciudades autónomas.
¿Por qué? Según su análisis, la letalidad del virus SARS-Cov-2 en Europa occidental “depende de factores de riesgo conocidos” como una edad muy avanzada asociada con una o más patologías crónicas, así como la historia del consumo de alcohol, rasgos que “se encuentran mucho menos” en el Reino alauita, así como en Ceuta y Melilla.
La investigación sobre el factor de riesgo ‘edad’ muestra, de acuerdo con las cifras que maneja, que en España, el Reino Unido, Francia e Italia el porcentaje de personas de 65 años o más es del 19,4%, 18,4%, 20,1% y 22,8%, según datos de 2019. Sin embargo, este promedio es de solo el 11,7% y el 10,46% en Ceuta y Melilla, respectivamente, y es aún más bajo en Marruecos, donde se queda en el 7,8%.
“Los datos epidemiológicos y otros hábitos alimenticios y estilo de vida arrojan luz sobre la diferencia entre los países de Europa occidental y Marruecos, pero también hacen que la población de Ceuta y Melilla sea diferente del resto de la población en España y Europa”, indica.
Mourad Errasfa, catedrático Farmacología: "Varias patologías con menos comunes como causas de muerte en Ceuta y Melilla”
Por añadidura, “el factor étnico compartido por la población del norte de África en Marruecos, Ceuta y Melilla” también podría reforzar la hipótesis de que el coronavirus “causaría la muerte o al menos los síntomas más graves dependiendo de la presencia de varios factores de riesgo” como fumar tabaco, consumir alcohol, padecer alzheimer u otra enfermedad cardiovascular o respiratoria crónica, contar con más de 65 años de edad o padecer diabetes, hipertensión u obesidad.
Errasfa valora que “Ceuta y Melilla son ciudades españolas, pero su ubicación geográfica, los recursos alimentarios y la composición étnica de la población hacen su particularidad”. Además, las dos ciudades “reciben recursos alimenticios de las otras regiones de España, pero un porcentaje significativo de este suministro también es de origen marroquí, de las ciudades vecinas, así como recursos de agua potable”.
“Es conocido”, advierte el catedrático, “que los factores dietéticos desempeñan un papel clave en la composición del microbiota intestinal (flora bacteriana) de la población y el microbiota intestinal desempeña un papel muy importante en toda la fisiología humana y las capacidades inmunes de un individuo.
“Esta composición bacteriana del microbiota sería muy similar con la de la población marroquí”, señala antes de remarcar que “en Ceuta y Melilla, según las estadísticas, el porcentaje de la población de origen étnico del norte de África idéntico al de Marruecos es del 43,43% y del 51,98%, respectivamente”.
Domínguez ve “interesante” el análisis, aunque no cree viable comparar
La nutrición y el factor étnico son, por tanto, desde su punto de vista, “dos parámetros a tener en cuenta al comparar las cifras de la COVID-19 entre Marruecos, Ceuta, Melilla y el resto de España y los países de Europa occidental”. Otra característica de la población de Ceuta y Melilla es que, según el Ministerio de Salud español en 2017, la incidencia de varias patologías como causas de muerte de la población española es menor en ambas ciudades en comparación con el resto del territorio nacional.
El análisis de Errasfa es, a ojos del jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital, Julián Domínguez, “interesante”, aunque desde su punto de vista “no se puede comparar” como pretende el catedrático marroquí, ya que “en epidemiología hay que hacer un ajuste de tasas por grupos etarios”.
“La principal razón de la baja mortalidad en Ceuta es la pirámide poblacional tan joven que tenemos, aunque hay alguna hipótesis sin prueba alguna aún de que un factor genético (haplotipo) que modifique la expresión del gen de la enzima convertidora de la Angiotensina pudiera afectar a la gravedad”.
Según las comunicaciones que durante esta semana presentará personal del INGESA en un Congreso Nacional en Ávila tras analizar la pandemia en la ciudad, “la ausencia de síntomas” es lo más frecuente tras presentar PCR negativa y alta clínica en los pacientes que han superado la enfermedad en Ceuta. Como secuela más importante se encuentra la astenia en un 33% de los casos. Otras secuelas que han referido los infectados han sido alteración del sueño en un 13%; alopecia en un 2%; sudoración en un 3%; diarreas en un 3%; disnea en un 15%; cefalea en un 11%; ageusia/anosmia en un 11%; estado anímico deprimido en un 9%; tos en un 5%; pérdida de apetito en un 3%; dificultad para alcanzar el mismo nivel de concentración en un 5%; palpitaciones en un 3%; dímero-D elevado en un 2%; y asintomáticos en un 35%.
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