“Se intenta salir de la crisis reflotando el sistema anterior y eso es inviable”

Esta semana la prueba de que el modelo de desarrollo que se lleva a cabo en Ceuta es insostenible ha quedado avalado por los datos de un estudio. Desde Ecologistas en Acción animan a luchar por el cambio

Yayo Herrero es una de las cabezas más visibles del llamado ecologismo social, y ha visitado Ceuta esta semana para apoyar a los ecologistas en acción ceutíes, que han publicado el último estudio que grita contra la insostenibilidad del territorio sobre el que viven los ceutíes.
–Viene a Ceuta la primera vez y no para ser testigo de buenas noticias. Septem Nostra ha hecho público el último informe del Observatorio de la Sostenibilidad y anuncia que somos insostenibles. ¿Nos tira de las orejas?
–La situación de Ceuta desgraciadamente es la que se está dando prácticamente en el conjunto de todo el Estado español y de una buena parte de lo que se llaman países desarrollados, que son lugares en los que el modelo de crecimiento económico y de metabolismo urbano es incompatible con los recursos que existen y entonces allí se consume por encima de lo que se tiene en esos territorios y por tanto no se pueden mantener y se generan una cantidad de residuos impresionante. Eso es lo que me he encontrado básicamente en Ceuta: un modelo de desarrollo que es profundamente incompatible con el funcionamiento de la naturaleza.
–Comparar es odioso pero a veces satisface la curiosidad así que ¿hay algún lugar en el que se esté peor que en Ceuta al hilo de este estudio en el que no hay ni un sólo criterio de los analizados que concluya como sostenible?
–Hablaría de Madrid, un mamotreto impresionante con una calidad del aire pésima, con una cantidad ingente de demanda de energía y generación de recursos. Repito que la situación es grave en el conjunto de los países desarrollados.
–El apoyo institucional no es suficiente y parece que los intereses del activismo ecologistas simpre tropiezan con los de los políticos. ¿A qué se debe?
–El problema es que muchas veces la conciencia ecologista tropieza con el problema de que muchas de las cosas que planteamos se contraponen con la idea predominante de lo que se considera progreso y el mensaje entonces es muy incómodo. Mostrar la realidad de este modelo y retomar la senda del crecimiento económico que por ejemplo se ha metido de lleno en esta crisis y que se pretende resolver aplicando la misma medicina es una cosa irracional porque se trata de reflexionar y ver la manera de cómo las personas podrían vivir sin destruir la base física que nos mantiene vivos básicamente.
–El desacuerdo sería por tanto la disconformidad en lo que unos y otros entienden por progreso. ¿Podría detallar ambas ideas?
–El concepto de progreso que maneja nuestra sociedad viene de la mano de la idea de obtener cuanto más mejor. Esto es, progreso es poder consumir más cosas, tener más cosas materiales, se considera progreso viajar cada vez más lejos y más rápido o cuando una montaña se puede volar con una máquina para hacer una carretera... y paradógicamente muchas cosas de las que se consideran progreso destruyen lo que necesitamos las personas y los seres vivos para seguir estando vivos. Destruyen fuentes de agua limpia, la existencia de materiales que necesitamos para un montón de cosas, la capacidad de los suelos de producciones fértiles, los bosques que son los pulmones que nos permiten respirar aire limpio...esa idea de  progreso de acumular cuantas más cosas mejor y de someter la naturaleza de una forma tremenda, se contrapone a una idea de progreso que defendemos los ecologistas que simplemente consiste en vivir bien en condiciones de justicia, de bienestar como seres humanos y de una forma compatible con la naturaleza.
–Dan ganas de llorar. ¿Por qué no nos damos cuenta de todo ésto? ¿Realmente no compensa?
–Yo creo que en muchos casos, efectivamente una buena parte del crecimiento económico ha sido por el boom inmobiliario y eso es lo que ha permitido alimentar ese crecimiento y que muchas personas y empresas se hayan lucrado muchísimo durante todos estos años aunque cuando ha explotado esta burbuja nos encontramos con un 20% de paro y en una situación dramática para miles de familias en el Estado. Por otro lado existe una mentalidad desde hace muchísimos años en la que se considera que el ser humano es el dueño y centro de la naturaleza y se nos olvida que somos un ser ecodependiente. Esto es, dependemos de lo que la naturaleza nos da y de otros seres vivos: las plantas que nos alimentan y el resto de seres que nos acompañan sin los que no podemos vivir. Eso a la gente se le ha olvidado porque se cree que simplemente la tecnología va a ser capaz de resolver cualquier problema que surja.
– El nombre de la entidad que coordina a nivel estatal es Ecologistas en Acción. ¿Cuáles son las causas de que esa acción se trunque y de que el activismo no termine saliendo adelante?
–Una idea básica que hay que tener en cuenta es que con este modelo de desarrollo es muy difícil que se pueda conservar nada porque está basado precisamente en su destrucción. Entonces la actividad ecologista choca de bruces contra intereses económicos que de alguna manera no acaban de salir. Si nos fijamos por ejemplo en los discursos que suele tener el Ministerio de Medio Ambiente, chocan de plano con los del Ministerio de Economía, con los del Ministerio de Fomento... cualquier política de conservación o que pretenda ajustarse a los límites de ese problema tiende a reducir y en este planeta nadie quiere reducir beneficios, nadie quiere reducir intereses económicos y problemas que son tan básicos como el bienestar y la superviviencia.
–Parece que ya es tarde para la prevención pero hay voluntades como la de dejar de lado la energía nuclear. ¿Lo ve viable?
–Yo creo que de momento no se están dando los pasos necesarios para reconvertir el modelo energético en algo ya sostenible. Por un lado hay varios problemas. El primero de ellos es el del pico del petróleo, esto es: la energía fácil y barata se está agotando y el petroleo cada vez es más caro, menos accesible y cada vez hay más conflictos y guerras por él. Por otro lado, parecía que se quería reflotar el discurso nuclear, que es bastante inviable por varios motivos: el primero de ellos es que hay un elemento clave que son los riesgos de las instalaciones y el problema sin resolver de los residuos que se generan. Pero es que además el ucranio es también un recurso no renovable que también tiene sus propias fechas de agotamiento con unas reservas que se vacían en unas decenas de años más aún con el ritmo de consumo que hay ahora. Si de repente fuéramos a un modelo en el que se montaran más centrales nucleares ese ritmo de agotamiento sería mayor y estaríamos creando unas instalaciones complicadísimas, costosísimas y peligrosas para que a lo mejor se pueda mantener la explotación de ese recurso poquísimo tiempo. Por tanto, la salida razonable es la de las energías renovables. Hay que hacer una inversión fuerte y una apuesta fuerte por las renovables, teniendo en cuenta que  cuando se apuesta por reconvertir el sitema hay que reducir de una forma importante la cantidad de energía que consumimos. Hay un montón de formas de hacerlo desde la rehabilitación de edificios, rehabilitación energética con buenos sistemas de aislamiento y buen uso de las energías pasivas que permitirían avanzar en el consumo de menos energía y generando además nuevos puestos de trabajo. Creo que de momento la crisis económica se está abordando desde una perspectiva cortoplacista de intentar reflotar el sistema que había antes, cosa que no va a suceder nunca porque la locura que había antes de la burbuja inmobiliaria es difícil que se pueda volver a dar. Es inviable y además no es deseable porque una vez que ha pasado no hay más que ver el drama que ha dejado.  
–¿Algún drama que en Ceuta le haya llamando la atención?
–He tenido la oportunidad de visitir el Monte Hacho y me  ha parecido un espacio que tiene un patrimonio natural impresionante y hablando con los compañeros ratifico el planteamiento de la necesidad de hacer allí un parque natural que ponga en valor todo eso y que se convierta en un emblema de protección y no se urbanice. Si se urbanizara sería un drama, ya que Ceuta sería un reducto absolutamente asfaltado.
–¿Salvaremos todo ésto que nos rodea o lo destruiremos?
–Yo creo que sí, se salvará, porque nos sale igual de caro ser optimistas que no, por lo que no queda más remedio que poner todo de nuestra parte  para que sea así.

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