No les llamaron. Ni cuando a Juan se lo llevaron desde la
residencia Gerón al
Hospital Universitario de Loma Colmenar ni cuando posteriormente murió. La familia de este octogenario, vecino de Ceuta, quiere que se conozca lo ocurrido solo con un fin: que no vuelva a pasar.
Este lunes se enteraban de que el cuerpo sin vida de Juan se encontraba en una de las neveras del HUCE después de haber
muerto en el clínico.
Solo entonces han sabido todo: la primera parte de la historia y también la segunda, toda de golpe sin posibilidad de asimilar lo que les estaban contando.
Ahora es cuando han sabido que el pasado jueves Juan fue trasladado al Hospital y que allí, tras ingresar en una zona donde estuvo aislado, murió.
Durante estos 5 días los familiares han estado ajenos a lo sucedido, nadie les comunicó lo que estaba pasando ni desde la residencia Gerón ni desde el propio hospital.
“Siempre me han llamado a mí para informarme de todo, que si se le iba a vacunar, que si hacía falta una cosa u otra…”, se lamenta una de las familiares en declaraciones a este periódico.
Le llamaban siempre para todo hasta que no lo hicieron precisamente para comunicar algo tan grave como un traslado al hospital y una muerte posterior. No les llamaron de ninguna de las dos instancias que debían hacerlo, ni desde la residencia donde ha estado durante tiempo ingresado ni desde el hospital en donde figuraban todos sus datos personales.
“Me han comunicado siempre para todos los trámites, para cualquier cosa que debía hacerse”, insiste. Y siempre a su número de teléfono que era el que constaba como el de referencia.
Hoy, el entierro
Juan murió en el hospital sin que sus familiares lo supieran. Este lunes la
Funeraria se comunicaba con la residencia tras conocer por el Hospital de este fallecimiento. Lo hacía al objeto de saber cómo debían proceder. Ha sido solo entonces cuando la familia ha conocido todo lo acontecido.
Hoy solo quieren proceder al entierro para cerrar este capítulo sorprendente que evidencia fallos en los protocolos, fallos tan graves como el no comunicar un ingreso hospitalario y una posterior muerte, como el no insistir para dar con los familiares cuando se dispone de los números de teléfono argumentando ahora llamadas a otros antiguos.
El sistema falla y
lo hace con ejemplos sangrantes como este en el que la humanidad, la empatía o el implicarse al 100% con hechos de este calado brillan por su ausencia.
Los familiares de Juan le despedirán este martes. Ya han recibido las excusas por lo ocurrido al menos por parte de la residencia Gerón.
Su queja pública debe servir para que este tipo de situaciones no se repitan y para que las distintas instituciones aborden las muertes de las personas con los protocolos de comunicación debidos impidiendo este tipo de narraciones, circunstancias tan desagradables como enterarte un lunes que hace 5 días que alguien que creías vivo ya no lo está y que permanece además en una nevera del hospital.