Se enfrenta a 15 años por supuesto robo y vejaciones a un discapacitado

El tribunal de la Audiencia Provincial ya absolvió a dos jóvenes acusados por idéntica causa. Los hechos son de 2010

Doloroso dejá vu el que se vivió en la jornada de ayer en la sala de la Audiencia de la Sección VI de la Audiencia Provincial pues, nuevamente, sobre el ambiente se deslizaron desgarradoras palabras que, mezcladas con sollozos, pertenecían a la madre de Ismael A.M., un joven afectado por una esquizofrenia, que en septiembre de 2010 denunció haber sido víctima de una detención ilegal, un robo con violencia e intimidación, además de vejaciones varias contra su persona. Después de un juicio anterior por esta causa, dos jóvenes, que ayer declararon en calidad de conocidos del acusado, el llamado M.M.M., quedaron absueltos.
De tal manera, el tribunal juzgador deberá ahora valorar si M.M.M. fue el que incurrió en los actos delictivos que entiende la Acusación Particular, parte que solicitó al término de un juicio oral que concluyó visto para sentencia, las siguientes condenas: un total de quince años de prisión por detención ilegal, trato degradante, amenazas y robo. El Ministerio Fiscal, al entender que no existen pruebas de cargo suficiente como para condenar a M.M.M., pidió libre absolución para el acusado.
Asimismo, es preciso señalar que la vista oral tuvo que ser suspendida hasta en dos ocasiones en  pos de que el denunciante pudiera calmarse, preso como estaba de un estado de emoción fuerte. El tribunal, como ya hiciera en la sesión en la que se enjuiciaron a los dos primeros acusados por estos hechos (queda un cuarto, que está en búsqueda y captura), tuvo una gran sensibilidad para hacer que el denunciante intentara sentirse cómodo en un entorno plagado de formalismos, togas y un lenguaje que, a menudo, resulta complicado para el ciudadano de a pie.
En su declaración, el joven dijo que aquel 12 de septiembre de 2010 salió de madrugada de su casa para acudir a la playa de Benítez. Se puso sus mejores joyas y se dirigió al citado lugar para ver el amanecer porque, sencillamente, le gustaba. No pudo llegar, ya que unos individuos le abordaron en un coche y le obligaron a subir, sacándole “un pincho” con el que le amenazaron. Declaró que dentro de ese vehículo le estuvieron pegando en la cabeza. Él, sentado en la parte de atrás, recibía golpes de otras dos personas.  
Según su declaración, le llevaron al domicilio familiar de uno de los acusados, ubicado en el Príncipe, en donde le robaron algunas de las joyas que llevaba y le obligaron a tomar “polvo blanco”, en alusión a la cocaína. Después le llevarían a otra casa, en el Puente Quemadero, en donde le darían toda clase de drogas y pastillas que mezclaban con agua o refrescos. Según su declaración, le arrebataron las joyas que tenía y le dieron más pastillas para que tuviera visiones, vejándole al escribirle en sus calzoncillos un término despectivo con ayuda de un spray. Tras permanecer más de un día retenido contra su voluntad, el joven conseguiría escaparse justo cuando, dijo, le habían preparado una cuerda para amarrársela al cuello, mofándose de él. Desorientado, llegaría hasta la carretera en donde un vecino de su barriada le reconoció y le trasladó hasta su vivienda. Un día después presentó denuncia en la Jefatura Superior, acto que provocó que sufriera amenazas de los supuestos implicados para que la retirara.
“A pesar de la enfermedad”, estimó el letrado de la Acusación Particular, Juan Luis Muñoz Arbona, “mi cliente ha mantenido una versión muy coherente, en la que la verdad se ha notado en  cada momento”. Asimismo, hizo hincapié en la incongruencia que, según estimó, supone el hecho de que el acusado huyera en un primer momento, ordenándose sobre él una orden de búsqueda y captura:  “Si no han hecho nada, ¿por qué se escapan?”, se preguntó.
En esta misma línea, pero muy emocionada, se expresó la madre del denunciante quien clamó de manera reiterada que “haya justicia, por favor”.
Por su parte, M.M.M. mantuvo una declaración basada en la negación: no agredió, no insultó, no participó en hecho alguno, no consumió droga ni hizo que el denunciante tomara nada. Tal fue su tesis. De tal modo, pidió ser absuelto al ser, según remató su letrado, “inocente”. Ahora queda esperar el fallo del tribunal para conocer qué ocurrió realmente y si M.M.M. es culpable o no.