¿Se congratula usted, señor Carracao?

El ‘Caso Urbaser’ fue lo que fue por el empecinamiento particular del secretario general del PSOE, José Antonio Carracao (un político que a cada paso que da demuestra de forma bochornosa su nula preparación), y la protección interesada que le dio El Pueblo de Ceuta a su considerado “tonto útil” (y vaya que lo ha sido). No había nada más.

Fueron muchos los artículos, editoriales y ruedas de prensa a las que se les dio la publicidad ajustada a la querencia que ese tándem tenía por algo: acabar con Vivas y dañar al Gobierno local sencillamente porque sus intereses particulares no habían sido satisfechos. Nada más.
Les pueden decir lo contrario con mil y un cuentos chinos, que aquí lo que prevalecía en esa falsa campaña de acoso y derribo que la justicia se ha encargado de desmontar no era más que eso. Los hechos ponen a cada uno en su sitio, incluso se nos decía que el ‘Caso Urbaser’ iba a quitar muchas caretas. Sí, claro que las ha quitado. Pero no precisamente en el Gobierno, ni en su presidente, sino entre quienes querían ver en todo esto el mayor escándalo de la corrupción en Ceuta.
Conocida la resolución judicial, asombra la doble moral que estila Carracao. Después de haber hecho lo imposible por hundir al Gobierno, de pretender sembrar las dudas de la corrupción entre sus miembros, tiene la osadía de manifestar ante los medios que “se congratula” de que la justicia no haya encontrado ilícito penal en todo este asunto. La vergüenza que tenga (en este caso poca) el señor Carracao le compete a él y los suyos, pero la memoria histórica, cuando menos, se le exige a cualquier representante de la clase política. El delfín que protegió Salvador de la Encina hasta allanarle el camino para colocarlo a dedo al frente del partido olvida muy fácil. Demasiado.
La hemeroteca está ahí y nos muestra el empecinamiento infantil de quien lidera un partido de corte nacional como el PSOE en usar el ‘Caso Urbaser’ como una bomba que, al final, le ha estallado en sus manos. Y no es la primera vez que le sucede: ya recordamos su famosa comparecencia de prensa para publicitar un vídeo con el que pretendía hundir a Vivas. El de la ‘pataleta’ de la permuta, el que cuando le hablan de asuntos navieras habla lo justo, el que orienta su acción política a las querencias de quienes le manejan, vio en un vídeo de YouTube un escándalo tal que la había causado sonrojo. La evidencia le devolvió a su sitio y le hizo agachar la cabeza cuando se descubrió que aquel vídeo no era tal y que encima sus autores habían estado vinculados a su propio partido conociendo de antemano todo lo que pasaba. Carracao mintió aquella vez para dibujar un escenario que le fuera afín a ese deseo nunca superado por ser alguien en política, ser el dardo que ni siquiera roza. Tras aquello vinieron muchos más episodios, nuevas comparecencias, más meteduras de pata, colocaciones pretendidas fastidiadas por regulaciones de empleo en Ferraz, permutas hundidas, pataletas que le llevan a ofrecer su dimisión en un círculo cada vez más reducido y otras pataletas que escenifica a través de las redes sociales cuando no acepta las críticas vertidas desde ningún ámbito. Ese es el niño, ese es el crack, el mismo que nos habla con descaro del paro olvidando su gestión; el que nos habla de inmigración e inseguridad, obviando su nefasta etapa en la Delegación del Gobierno de ¿asesor?; el que critica, aun con falsedades a todos pero se molesta cuando lo hacen con él mostrando incluso su ofensa y pataleando como lo que es; o el que nos pide un reconocimiento... ahora... para los vecinos del Príncipe... ¿y antes?... antes su jefe arreglaba las cosas de otra manera en el barrio, ¿verdad?
La labor de quien aspira a ejercer una oposición adecuada no es precisamente la que ejerce quien, de entrada, no llegó democráticamente a donde está y lo que ha hecho es convertir el partido en su propio corro de la patata. Para ejercer una oposición valiente y fiscalizadora primera hay que saber y para eso hay que estudiar y arrinconar la vagancia bien lejos (¿por qué no aprendió de Antonia Palomo? Le habría venido la mar de bien).
El protagonismo, el afán de tener hueco mediático no se consigue a base de patinazos, con eso no alcanza más que un descrédito que le pasa factura en la calle y del que todos, en definitiva, nos cansamos.
El saber de una supuesta irregularidad es labor ya no solo de los partidos políticos, sino de cualquier agente social. Los tribunales están para eso, para recibir denuncias de peso e iniciar procedimientos que hagan que nuestro sistema democrático sea más puro. Pero Carracao lo que ha hecho en toda esta historia es lanzar la piedra y esconder la mano: llevó el ‘Caso Urbaser’ a la Fiscalía para crear escándalo, e incluso, como sopesa Vivas, a sabiendas de que no había nada. Fiscalía dio trámite a la denuncia trasladándola al juzgado de guardia cumpliendo lo que tan solo era un trámite que se sigue con muchos más casos, pero él quiso ver en este paso una apreciación de esa supuesta corrupción que tenía en su cabeza. Al final hemos llegado a una resolución sorpresiva, inesperada para sus intereses y nunca esperada para la que ha encontrado una sola salida: congratularse. Ni para decir la verdad de lo que usted piensa es valiente. ¿Cómo era aquello de que el Gobierno era un barco a la deriva que iba a estrellarse y que los primeros en saltar iban a ser las ratas del faro? Pues eso. Otra más, señor Carracao.