Se busca bomberos Hare Krishna o la Marcha Verde II

La cosa está caliente, y lo está porque arde. Me refiero al conflicto en Oriente Medio, que acaba de empezar a prender al este del Mediterráneo, en Egipto, y esperemos que se apague y no alcance la otra orilla

donde estamos nosotros, musulmanes, cristianos y judíos, y tan ricamente, a pesar de los problemas, porque son los nuestros problemas cotidianos, la crisis, el desempleo, el gobierno, que parece, como el de la antigua Italia, culpable de todo, incluso de si llueve o no llueve, -lo cuál se han ganado a pulso- no son graves como los de allí, al otro lado. Allí la cosa está a punto de derretir el hierro, de fundirlo.
Tengo buenos amigos  judíos, españoles, claro, pero también de otras muchas nacionalidades, y están preocupados, tienen casi mil motivos, para ser moderada. En España hay comunidades judías fuertes , en Madrid, Barcelona, Ceuta, Melilla… Marbella , Sevilla y muchas más. Mis amigos, digo, están preocupados, y ahora que llega su año nuevo, su Rosh Hashaná, se enfrentan a una situación complejísima. El día 20 de septiembre, ya mismo, se empieza a discutir en Naciones Unidas el reconocimiento del Estado Palestino.                             
Tengo simpatía por los palestinos, sea su credo el que sea, y también la tengo por los israelíes, que estimo y admiro. Ya he comentado en otras ocasiones que los que creen que hay odio entre esos dos pueblos, se equivocan, hay una fuerte discusión, una disputa, que en extremos tiene una parte cruenta, pero eso son extremos indeseables por la inmensa mayoría. Ya quisiéramos todos que esa disputa no hubiese existido, pero existe porque ha sido mal alimentada por otros pueblos, por vecinos, en muchos casos, indeseables. La disputa, como dijera el escritor israelí Amos Oz, es “inmobiliaria”, a ver cómo se resuelve lo de Jerusalén, la Ierushalaim de unos, la Al Qods de otros, y la Jerusalén de los cristianos. Les decía que se empieza a discutir en la ONU el reconocimiento de Estado Palestino, pero hoy por hoy, parece claro que es precipitar el asunto, que se necesita más diálogo, más debate y sobre todo, más acuerdo, entre las partes, y las partes son dos, ellos, los palestinos, y los otros, los judíos ((israelíes).  Desgraciadamente no hay condiciones ni necesarias ni suficientes para que surja ese país ahora, cuando no se está de acuerdo en las fronteras, porque ese es un mínimo, y cuando todavía su diligencia, la palestina, mayormente, tiene a Israel como “Ente Sionista” que habría que destruir y arrojar a sus habitantes al mar, que es nuestro mar,el de todos. Y no. La Autoridad Palestina dice que cuando sean estado no reconocerán al Estado Judío, entonces , ¿ de qué están hablando?. Ya el principio no es civilizado. Lo propio es que surgiera, que las fronteras estuviesen perfectamente delimitadas, aceptadas y acordadas, y que se reconocieran, ¿cómo si no?, y junto a ese mutuo reconocimiento, que el resto de paises árabes-en el caso de considerar a los palestinos árabes- que eso es otro asunto que tocaremos otro día, reconocieran todos a Israel, e Israel pudiese mantener relaciones con ellos, de todo tipo, científicas, económicas, culturales, vacacionales… normalidad. Lo deseable sería que hubiese civismo y normalidad, que cedieran las dos partes, que se llegara a un acuerdo y luego se pudieran sentar a la mesa los dos y comer y disfrutar, unos con tinto, otros con te, cada uno según sus tradiciones y sus costumbres, y sin imposiciones extrañas, quiero decir de terceros, sea Europa, EEUU o Irán, entre ellos, los dos concernidos, deben acordar y darse un abrazo de hermanos o primos hermanos. Pero no, no es así y parece que eso es un sueño que va a costar mucho alcanzar. Falta buena voluntad de al menos, una de las partes. Está claro que a Israel le gustaría que el problema no existiese, quiero decir, que los palestinos fueran ciudadanos jordanos y ya está, sin reclamaciones de ningún tipo, pero la realidad no es así, y finalmente Israel ha reconocido que sí, que existe un pueblo, un problema que desea resolver, y amigablemente.                                                                                         
No obstante, y habida cuenta de la historia, está preparado para que si no hay amistad, de la enemistad no surja un peligro que la ponga en peligro. No habrá más holocaustos, eso parece muy claro, y tienen medios para garantizar que pese al odio, gratuito, de algunos, eso no vuelva a pasar. Su Tashal, que es el pueblo entero, hasta los cojos, que se dedican a “comunicaciones” -si no pueden correr rápido- pero falta que la otra parte inste al no odio, que la otra parte no los vea como extraños, como colonos del siglo XXI, porque no lo son. Mis amigos, sus padres, sus abuelos, aquí en Ceuta y allá en Rusia, en Argentina, en Berlín, en Londres, en Madrid o en Nueva York, por siglos llevan diciendo que antes se les saque el ojo o se les paralice la mano que olvidarse de Jerusalén.
Después de 1948, cuando apareció su Estado, ha habido muchas guerras, todas ganadas por ellos, quizá porque no puedan permitirse el lujo de perderlas, y ahora todo indica que se va a volver a lo mismo. Si el 22 de septiembre, en votación de la ONU, una mayoría, y la hay, vota que sí a ese Estado Palestino, y se pretende forzar a Israel a retirarse, apenas a 11 kilómetros de la marea, y a devolver Jerusalén, habrá guerra, y guerra horrenda, y nadie quiere eso, o nadie debería querer eso.                                                                                 
El plan palestino parece ser un revival de la maniobra de Hassán II para hacerse con el Sahara Occidental, se trataría de una vez proclamado, hacer bajar del  Líbano a miles y miles de hombres, mujeres y niños, ancianos y ancianas.,de todas las edades, que con cobertura militar en retaguardia, invadieran el territorio israelí.
Pero Netanyahu, y el gobierno de Israel, entero, y su oposición, no olvidemos que aquello es una democracia, y bien fuerte, reaccionaría, y no como el gobierno de Arias Navarro, de la España de entonces, que salió por patas del desierto. Israel no hará eso, no puede, no puede salir de allí para refugiarse en Huelva. No tienen opción, y si la fuerzan, se defenderá.                                                                            
Y es cobarde poner por delante a inocentes, a ingenuos, ancianos, mujeres y niños, y entonces será el desastre, y nadie debiera querer eso. EEUU vetará la resolución de creación del Estado Palestino en el Consejo de Seguridad, tiene miles de motivos, principalmente, impedir eso, la riada humana, la catástrofe, pero Europa, en bloque, debiera impedirlo, igualmente.                                                                         
En Israel pocos confían en Europa, es más, tienen más simpatías por los chinos. Nadie olvida ni puede olvidar la historia de los judíos en Europa, ésta es algo que disgusta en Israel, todavía resuenan la botas de los soldados, y aquella crueldad inhumana, por lo tanto de Europa no se fían. Pero el Estados Unidos de hoy, el de Obama, Barak Hussein, no lo olvidemos, tampoco es demasiado confiable. El comportamiento de EEUU ha sido confuso, así que la situación está que arde, y todo parece indicar que en muy breve tiempo veremos fuegos artificiales, y reales.                                                                                                                                                           
Ante este panorama, al que hay que añadir la revolución de primavera egipcia, que ha terminado por asaltar la embajada israelí en Cairo, -se buscan bomberos, preferiblemente Hare Krishna-, porque ya Israel no se fía de nadie, salvo de alguna alma budista. El futuro no es prometedor, el futuro es más negro que los agujeros negros de la galaxia, - porque no han nacido, todavía, bomberos budistas al servicio de la ONU-, y la misma farsa que se hace llamar "ONU" se ha portado desproporcionadamente a favor de la causa palestina.                 
Todo está revuelto, y Hamas, que es lo peor, que es un Hizboláh local en Gaza, anuncia que cambia de sede, que de Damasco se pasa al Cairo… y ya Mubarak no está..

Así que no hay nada bueno que contar, sólo referir que se avecina un desastre, un septiembre negro, sólo falta saber para quién va a ser negro, y me da, sospecho, que los que van a salir, si no quemados, tiznados, son nuestros hermanos palestinos, por hacer las cosas mal, por tratar el fuego con gasolina, por la mala voluntad de unos pocos, de unos dirigentes que no son dirigentes, que si hacen esto que digo, un revival de la Marcha Verde, sólo serán canallas, y pasarán a la historia como aquellos que hicieron que su pueblo se bañara en sangre. Sólo Dios sabe lo que ocurrirá, pero mis amigos, los judíos, que son muy precavidos, temen lo peor… otra guerra . Y entonces pensaremos que nadie, ninguno de nosotros, ha hecho lo suficiente.