Continuamos relatando los episodios más relevantes de esta época del siglo XVII, y en esta ocasión, con algunos hechos históricos perteneciente a la época portuguesa que oficialmente finalizó en 1668.
Una historia interesante, con datos que hacen de esta historia de la Virgen de África, su Santuario y Cofradía muy ilustrativo y que debemos valorar todos los ceutíes en su justa medida.
Fue un año muy especial tanto para la ciudad de Ceuta como para la historia de la imagen de Santa María de África
A lo largo de la historia de esta ciudad soportó distintas epidemias, pero quizás la que sufrió de la peste en el año 1651, fuera una de las más virulentas de las que ha padecido.
Esta situación influyó en la creencia del pueblo y acrecentó su fe en los milagros. Con el convencimiento de que la Virgen de África había hecho algo milagroso, el pueblo agradecido se ofrece hacerle un Voto o promesa recordatorio anual y a su vez, es nombrada Patrona de Ceuta, título que ostenta desde esa misma fecha.
Ante las diferentes opiniones sobre la peste conocemos como Guerra Lázaro nos detalla la situación caótica que vivía la ciudad como consecuencia de la “peste” que la asolaba en 1651. A su vez, nos dice que aterrado el vecindario impetró de nuestra Santa Patrona.
Allá por el año 1651, asolaba la península y particularmente el reino de Andalucía la terrible peste levantina, conocida hoy como bubónica. La introducción del cadáver de un fraile capuchino procedente del vecino Imperio, y el haberlo tenido depositado en uno de los conventos de la ciudad y velados por sus compañeros, fue indudablemente el origen de la terrible epidemia, siendo atacados los que le velaron, motivando esta invasión que se propagase el mal en esta plaza.
Los estragos que hizo fueron considerables, llegaron al número de 3.000 las víctimas, según la tradición y los pocos documentos que de ello tenemos; aterrado el vecindario, impetró de nuestra Patrona su divino patrocinio, y atendidos tan fervorosos ruegos por la Excelsa Señora, intercedió por los hijos de Ceuta cerca del “Todo Poderoso”, a tal extremo, que se verificó el milagro patente, de que quedase inmediatamente libre esta Plaza de tan terrible azote.
Entonces, llena de gratitud toda la población hacia su Santa Patrona, todas sus autoridades y representaciones, en unión de los dos Cabildos, ofrecieron conmemorar dicho milagro con el VOTO solemne, de celebrar en cada Aniversario del portentoso acontecimiento, una función religiosa en honor de “Nuestra Señora de África” que había de tener lugar en su Santuario con asistencia de dichas autoridades, representaciones y Cabildos y costeada por el Municipio, según consta todo, en el acta que se levantó al efecto, redactada en el idioma lusitano en la referida y luctuosa época. Este es el origen de la festividad que anualmente se viene celebrando cada 9 de febrero.
El 20 de febrero de 1651, gobernando Ceuta D. Joao Soares de Alarcâo e Mello, marqués de Tocifal y conde de Torres Vedra, fue Santa María de África oficialmente proclamada “PATRONA de CEUTA”, pues así era considerada hacía muchos años por los combatientes de la plaza.
Fue en la residencia del gobernador con asistencia de los oficiales de justicia, Hacienda y Guerra e innumerables personas de la nobleza y del pueblo en que fue elaborada un Acta del hecho, que se conserva en el Archivo Municipal de Ceuta.
La primitiva iglesia (ermita) constaba solamente de lo que hoy es la sacristía y el altar mayor, que como sabemos, fue mandada a construir por orden del Infante D. Enrique de Portugal, para que en ella tuvieran sus devociones y oyesen misa sus hombres de armas. Comenzaron las obras según algunos autores en los primeros años de la conquista de Ceuta (1415).
Por otra parte, sí damos crédito al testimonio que nos ofrece D. Alfonso Dornellas, el Santuario ya estaba construido venerándose en él la Imagen de Santa María de África en el año 1418, es decir, a sólo tres años de la llegada a Ceuta de los portugueses.
Sin embargo, Antonio Brásio, en un artículo titulado «Santa María de África» incluido en la Revista de Cultura missionaria, segunda serie, Año I, nº 3, abril 1944. “Portugal en África”, estima que Dornellas ha sufrido un lamentable error de información o al menos una deficiente interpretación de la lectura de la fuente que Brásio supone ser: «chronica do Conde D. Pedro de Menezes».
Otros autores, retrotraen la fecha de la construcción del Santuario al mismo año de la conquista, tal es, el caso del Doctor en medicina, D. Félix Palacios, quien en su valiosa obra titulada, «Bosquejo Histórico de la Iglesia e Imagen de Santa María de África», asevera categóricamente comenzóse, pues, la construcción inmediatamente después de la conquista de Ceuta por D. Juan I de Portugal en agosto de 1415, terminándose en pocos meses.
Hemos observado los criterios de algunos autores, debido a las diferentes fuentes utilizadas.
Como tenemos conocimiento también, por las primeras colaboraciones, su Santidad el Papa Eugenio IV, por “bula” dada en 1442, asignó esta Iglesia a la Orden de los Caballeros de Cristo, del cual D. Enrique (el navegante) era el Gran Maestre de la Orden. Alcanzó gran relieve elevándose a la categoría de parroquia como también hemos indicado en la Ceuta portuguesa.
El edificio tiene una morfología barroca. Las primeras noticias sobre obras, se concretan en .676, cuando hay que habilitar el Santuario como sede del Cabildo Catedralicio, ante el estado de ruina de la Iglesia Catedral.
En 1676, al ser clausurada la Catedral, como hemos indicado por su inminente ruina, se trasladó el Cabildo a la Ermita de África, donde permaneció hasta 1721 en que fue restaurada.
Un nuevo impulso se produjo a raíz del milagro, a favor conferido al pueblo de Ceuta por Santa María de África por medio del VOTO de 1651, en la que se hicieron reformas que afectaron a la primitiva Ermita. Las dos bóvedas laterales y el Panteón.
En los primeros años del siglo XVIII se inicia un ciclo de obras, que duran hasta mediados de dicha centuria, hasta el aspecto actual. El 9 de noviembre de 1695, hasta el 24 de mayo de 1705) al tomar posesión de la diócesis D. Vidal Marín, (que tomó posesión el 9 de noviembre de 1695) ve la difícil situación de la seo, determinando reformar la Iglesia de África, el cual renovó la Capilla y colaterales de la Iglesia, además de dos bóvedas a prueba de bombas (una de ella está el Sagrario) se construyó el Panteón, y puso nuevos retablos, y reparación de techos y muros.
El prelado D. Vidal Marín, mandó hacer una importante reparación en sus bóvedas en el año 1695, y se ordenó construir por el insigne Prelado, el “Panteón de Ilustres”, donde se encuentran sepultados Obispos, Capitanes Generales, Nobles, Canónicos. Construido bajo el altar mayor del Santuario.
El panteón tiene capacidad para cuarenta sepulturas de nichos en las paredes. Aunque actualmente su capacidad es menor debido a la instalación del “columbario”. Por consiguiente, en su interior aparece una lápida que corresponde a la hija del Duque de Medinaceli.
Continuaremos con el tema del Santuario en su construcción, en el próximo siglo XVIII.
Según un estudio realizado por el Sr. Villatoro Iglesias, hay la evidencia que en la pequeña ermita de la Virgen de África se estaba desarrollando la liturgia propia de la Catedral. Esta ermita era corta y húmeda.
Sobre la ermita, se recuerda que el plano descubierto por Dornellas es de fecha muy próxima a la cita que vamos a comentar. En él se aprecia que dicha edificación tenía unas arcadas en su fachada principal, y en la lateral hacía la actual Plaza de África, agrandando la imagen se aprecian tres ventanas y lo que parece tres puertas.
Diríamos que no era una ermita de pequeñas dimensiones, según lo comparamos con los edificios colindantes. Pero tampoco podemos asemejarlo en su tamaño, con los que aparecen en dicha plaza, que son el Convento Trinitario y la Catedral.
Según los documentos tratados por el P. D. Alejandro Sevilla, afirma que la imagen de la Virgen de África salió en procesión en esta fecha de 1679.
Así como no hay dudas acerca de la procesión de la Virgen a petición de los vecinos de Gibraltar, sin embargo, no se tiene certeza de lo acordado por el Cabildo Catedralicio el 10 de julio de 1679.
El obispo de Ceuta D. Antonio Medina Cachón y Ponce de León, había encomendado a su Deán, D. Manuel Vas Serrado que expusiera a sus colegas, los demás canónigos, la conveniencia de procesionar la Santa Imagen con motivo del funesto contagio que, por aquellos años había invadido implacablemente la Península.
Ante el justo razonamiento del prebendado, el cabildo entero emitió su voto favorable para «recurrir a la Virgen de África sacándola en novena y después, al último día, sacarla en procesión por la ciudad».
Había que arbitrar ciertos recursos económicos, que en su momento no se disponía. El Sr. Obispo recaba del Ayuntamiento los medios indispensables para sufragar al menos, los gastos de la cera, pues ni siquiera estos estaban al alcance del clero catedralicio, que estaba empeñado en la dura tarea de reconstrucción del templo; circunstancia que le obligó incluso a desplazar a Cádiz, a uno de sus miembros para pedir limosna en los ricos galeotes venidos de América.
«Propuso el Sr. Deán que su Ilma. El Sr. Obispo le había dicho que le parecía acertada la elección que en esta venida de Galeotes, se hallase persona en Cádiz que pidiese algunas limosnas para la reedificación de la Santa Iglesia y que por su voto lo hacía en D. Antonio de Azevedo y Cuevas, a que respondió dicho señor canónico que de muy buena voluntad lo haría y votando sobre la disposición de dicho viaje se asentó que no se nombraba salario ninguno, sino que cuando viniese conforme las limosnas que adquiriese se le haría un regalo».
Aunque no se puede asegurar que la proyectada procesión se llevara a efecto, pues se carece de documentación escrita que lo refrende.
En 1681 existían circunstancias más que suficientes como para que los vecinos de Ceuta pensaran que era necesario pedirle intercesión a la Imagen de la Virgen de África y les librarse de los infortunios que les acontecían. Donde la existencia de más de 600 enfermos de achaques tan peligrosos como el ramo de la peste:Un prolongado silencio.
Existen datos que nos permiten conjeturar que la Virgen de África procesionalmente por las calles de Ceuta, no obstante, haberse verificado circunstancias propicias que aconsejaban su salida.
Existen datos que nos permiten conjeturar que la Virgen de África permaneció durante un vasto periodo de tiempo sin salir procesionalmente por las calles de Ceuta, no obstante, haberse verificado circunstancias propicias que aconsejaban su salida.
En el mes de octubre -por ejemplo- del año 1681 «había más de 600 enfermos de achaques tan peligrosos como ramo de peste.»; sin embargo, ante esta púbica calamidad no se acuerda sacar a la Virgen en procesión, como en ocasiones semejantes se hizo, sino que se propuso sólo comenzar un novenario de letanías. Nuestra Señora de los Remedios
Más clarificadora aún se nos presenta, en este sentido, la petición del Ministro y Mesa de Nuestra Señora de los Remedios solicitando salir en procesión por las calles públicas, portando la imagen de Nuestra Señora, y que en dicha procesión saliera también su Divina Majestad en manifiesto, a lo que se accedió, no sin advertir que tal licencia no debía constituir precedente alguno para el futuro.
Una procesión con la Imagen de Nuestra Señora de los Remedios, acompañada del Santísimo Sacramento y motivada «por las muchas enfermedades que ay», quitaba sentido a otra con la Imagen de Nuestra Señora de África con la misma finalidad.
D. Joseph Fernandes, Mayordomo de la Cofradía de Nuestra Señora de África, presentó solicitud en nombre de dicha Cofradía para que « el cinco de agosto, día en que se hace fiesta a Nuestra Señora de África, esté su Magestad todo el día de manifiesto, y que querían pagar la asistencia de su Señoría. -se alude al Cabildo Catedral- a las completas» ; petición que fue denegada con fecha 3 de agosto, notificándoles «que no había lugar en lo que pedían los cofrades de Nuestra Señora de África, solo se les concedía que en la fiesta tuviesen a su divina Magestad manifiesto a exemplar de los demás años»
Se habla de la fiesta, se habla de la exposición del Santísimo y se habla, por fin, de la asistencia del Cabildo a la oración litúrgica de Completas; en cambio, no se dice de procesionar.
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