La situación sanitaria en Ceuta no puede estar en una permanente alerta roja. Es malo para los usuarios, para los propios sanitarios, pero también para la credibilidad del sistema.
La ciudad no puede estar sometida a falta de recursos, a ausencia de suficientes profesionales, a lentitud en la atención porque el sistema siempre esté cogido con pinzas.
En un área como la sanitaria eso no se debe permitir. Los actores implicados en que la sanidad funcione como debe han exigido medidas urgentes porque están en juego las vidas de las personas, la obtención de una mejor calidad de vida.
Lo público debe ser mimado, protegido, atendido sin fisura alguna… No puede estar sometido a problemas constantes, a las amenazas y riesgos.
En territorios como Ceuta y Melilla en donde el Estado sigue manteniendo la competencia en algunas áreas, no se puede permitir que haya falta de profesionales o que áreas tan sensibles como la oncológica no pueda disponer del músculo y de los recursos necesarios para dar la agilidad a los pacientes.
El Gobierno de España ha hecho un análisis de los especialistas que tiene por áreas. Un análisis en el que deja a un lado la permanencia de dichos profesionales y el arraigo que consiguen en la ciudad. Son claves que no pueden obviarse porque de las mismas depende una adecuada y mejor asistencia.