Fue un 11 de octubre cuando Sanah Mohamed, de 37 años, ingresaba en la UCI del
Hospital Universitario de Loma Colmenar en Ceuta. Ese domingo comenzaba a escribirse la historia de una lucha contra el
coronavirus que le ha llevado a estar entre la vida y la muerte. Una apuesta que ha ganado Sanah, una apuesta terrible, con días complicados, con jornadas en las que se temía lo peor. Este sábado, Sanah ha abandonado la UCI recibiendo como primer regalo uno muy especial: los aplausos de los
sanitarios que han luchado codo con codo junto a ella, que han peleado para que la joven venciera a un virus que ha dejado 56 muertos en nuestra ciudad. Sanah, sonriente, emocionada, ingresa ahora en planta del Hospital para ir recuperando fuerzas, para superar poco a poco las secuelas, que son muchas, de este virus maldito. Le queda un camino de lucha por delante, un camino rodeado de la gente que le quiere, de esa familia que ha estado pendiente de su evolución. La historia de Sanah tiene una lección muy importante de cara a la sociedad. El virus no entiende de edades. A Sanah le atacó muy joven. El virus hace daño, mucho. Sanah ha permanecido 49 días en la UCI, 49 días luchando por salvarse. No es un simple catarro, no es un malestar, no es algo inventado. Las personas deben concienciarse y tomar precauciones para evitar contagios, para evitar entradas en el hospital, para evitar que sigan produciéndose casos de gravedad. Hoy para Sanah es un día diferente; hoy, 28 de noviembre, se marca una nueva etapa en esta lucha complicada. Se marca un antes y un después. Tiene mucho camino por recorrer para superar las secuelas. A sus 37 años le toca luchar, continuar peleando por una vida a la que se aferró con todas sus fuerzas. No es un juego, no es una mentira, el virus ataca a todos, como también lo hizo con Sanah, una de las pacientes más jóvenes que ha pasado por la UCI. Si emocionada ha salido Sanah, emocionados también los sanitarios que le han cuidado, que han estado noche y día intentando hacer lo que ellos saben: salvar vidas, dejarlo todo por ese cometido, por ese fin, por ese logro. Sanah es la imagen de la superación. Su sonrisa es la de todos los ceutíes que esperaban conocer este final, el mejor de todos.