Casi 1.100 días después de que el Patrón de Ceuta, San Daniel, había procesionado por última vez por las calles de la ciudad autónoma, minutos antes de las 18.00 horas la puerta principal de la Santa Iglesia
Catedral se ha abierto para ver salir al Santo. En ese momento el cortejo ha comenzado a salir con alguna que otra novedad. Los aledaños al edificio religioso ya se llenaban antes de caballas devotos, de costaleros haciéndose la foto de familia, de músicos afinando sus instrumentos y con la tradicional presencia del vendedor de pirulines. Todos tenían la misma misión: reencontrarse con el titular.
Después de la pandemia, todo vuelve a ser igual (o casi) que antes. La fe no se pierde en los momentos más complicados. San Daniel ha servido de bálsamo para bendecir el callejero principal de Ceuta. Una vez que ha dejado atrás la Plaza de África ha continuado por Luis López Anglada y Edrissis para luego adentrarse en el Paseo de las Palmeras. Sus fieles no han fallado a la cita con su itinerario, con algunos puntos más concurridos y otros menos. Como interés, en este 2022 el
Colegio Concertado San Daniel ha estado presente. Alumnos de infantil, primaria y secundaria han formado parte del cortejo, siendo los más mayores los que portaban unas andas en las que se encontraba la reliquia que antes iba en el paso del Patrón. Además, representaciones de las hermandades de penitencia tampoco han faltado a la cita, ni siquiera autoridades del gobierno de la Ciudad como es el Presidente
Juan Vivas. A los sones,
la banda de música Ciudad de Ceuta ha acompañado a San Daniel desde la salida hasta su recogida en la Catedral. Ya lo hizo también ayer en la extraordinaria de la Virgen de las Penas. Marchas como Mater Mea, Estrella Sublime, Coronación Macarena o María Santísima de la O no han faltado a una cita tan semanasantera como esta.
Saludo a África
San Daniel y sus fieles han vivido momentos únicos. Uno de ellos ha sido el tradicional saludo a la Patrona frente a la Parroquia de Santa María de África. Una vez finalizado, le esperaba el Paseo de las Palmeras, donde ya había caballas esperando y alguno mirando al cielo. La climatología ha puesto en vilo el recorrido con su cielo encapotado. Desde esta mañana ya se encontraba así, además de dejar alguna que otra llovizna sin consecuencias. Pese a la incertidumbre, todo ha salido a pedir de boca. Tranquilidad tensa, pero con su Patrón en las calles después de más de mil días. Los rezos de los fieles no han cesado y sus monaguillos repartiendo estampitas, tampoco.