Opinión

San Daniel, sus milagros y sus reliquias

Para la inmensa mayoría de quienes viven y hemos vivido en Ceuta es de dominio público y notorio que San Daniel y Compañeros son los Santos Patronos de la Ciudad, cuya festividad se celebra el 10 de octubre. Y, como el lunes siguiente sería ya tarde, adelanto este artículo casi una semana para evocar la vida y obra de estos santos compañeros, que fueron: Daniel, Samuel, Dómulo, León, Ugolino, Nicolas y Ángel, siete religiosos pertenecientes a la Orden Franciscana en Calabria (Italia). Hay ciertas dudas sobre el nombre Dómulo, que pudo ser Rómulo.

El principal fue San Daniel, que en Calabria fue ministro Provincial de la Orden. Nació en Belvedere Marittimo (Sicilia). Era hijo de padres acomodados que presagiaban un brillante porvenir a su hijo, pero al que éste rehusó en favor de su fe. Y falleció, junto con los otros seis, el 10-10-1227, cuando Ceuta estaba en poder de los almohades. Fueron canonizados el 22-02-1516 por el Papa León X. Y el pueblo cristiano de Ceuta profesa gran devoción a quienes después fueron declarados Patronos de Ceuta.

Ceuta – siempre lo he dicho - desde sus orígenes fue una ciudad de profundas convicciones cristianas. Lo tengo reiteradamente expuesto tanto en artículos, conferencias y, sobre todo, en el Pregón que pronuncié una Semana Santa, patrocinado por la Tertulia Flamenca. La religión católica en esta ciudad hunde sus raíces más remotas en la existencia, ya en el siglo IV de C., de la Basílica tardorromana. En el VI el emperador bizantino Justiniano I mandó construir aquí un templo consagrado a la Virgen María. En Ceuta tuvo también lugar el martirio y la muerte violenta, por predicar la fe cristina, de los protomártires, también de la Orden Franciscana, Bernardo, Pedro, Adyuto, Acursio y Otón. Las reliquias de estos primeros mártires, se tiene por indubitado que fueron trasladados a Portugal, donde fueron después canonizados por el Papa Sixto IV en 1481, venerándose todavía en Coímbra.

El hecho que hizo nacer la idea de la venida de los mártires fue el martirio de Berard y sus compañeros en 1219, que movió a muchos religiosos de la Orden de Frailes Menores a salir a predicar el Evangelio a tierras paganas en el continente africano. Así, en 1227, año siguiente a la muerte de San Francisco de Asís, los siete religiosos patronos de Ceuta, de la región de Toscana (en Italia), solicitaron al hermano Elías de Cortona, Vicario General de la Orden Franciscana, permiso para predicar el Evangelio a los paganos que habitaban el Norte de África. Y seis de ellos vinieron hasta Tarragona, donde se unieron a Daniel, que era ministro Provincial de Calabria que fue su superior y les esperaba para luego dirigirse los siete junto hacia Ceuta.

"Ceuta – siempre lo he dicho - desde sus orígenes fue una ciudad de profundas convicciones cristianas. Lo tengo reiteradamente expuesto tanto en artículos, conferencias y, sobre todo, en el Pregón que pronuncié una Semana Santa, patrocinado por la Tertulia Flamenca"

Momentos antes de embarcar San Daniel desde Belvedere Marittimo (su ciudad natal) hacia Tarragona donde esperaría a sus compañeros para cumplir su deseo de proclamar el Evangelio y alcanzar la palma del martirio, sus hermanas y sus conciudadanos le rogaron insistentemente que antes de partir les dejase algún recuerdo. Y San Daniel, tomando en sus manos un sarmiento y entregándoselo, pronunció estas proféticas palabras: "Plantad este sarmiento y será la riqueza de esta región”. Y así sucedió, efectivamente, porque la mayor parte de la riqueza de Belvedere Marittimo, pueblo natal del Santo, la constituyen sus hermosos viñedos, teniéndose su profecía por un milagro.

Existe otro milagro del que se ocupa la leyenda, atribuido a San Daniel, que impaciente por la partida de la embarcación que había de llevarle a tierras de Ceuta, y observando cómo los tripulantes la demoraban por tener que aprovisionarse de la necesaria e imprescindible agua potable y demás pertrechos de navegación, les dijo: "Cavad aquí y encontraréis agua", y obedeciendo aquellos marineros empezó a brotar, ante el asombro de todos, un abundante y cristalino chorro de agua. San Daniel y sus compañeros se reunieron en Tarragona, desde donde juntos salieron el 20-09-1227, alcanzando las costas de África donde permanecieron durante unos días en un pequeño pueblo habitado principalmente por comerciantes cristianos, en las cercanías de las murallas de Ceuta.

Muy temprano, el domingo por la mañana, entraron en la ciudad, e inmediatamente empezaron a predicar el Evangelio. Pronto fueron aprehendidos y llevados a presencia del gobernador Arbaldo quien, pensando que estaban locos, ordenó encerrarlos en prisión. Ocho días estuvieron nuestros Mártires encarcelados en inmundas y oscuras mazmorras, recibiendo, sin duda, toda clase de tormentos, injurias y vejaciones.

Sigue diciendo la leyenda que fue en la prisión donde tuvo lugar otro prodigio con el que Dios quiso patentizar la virtud y santidad de los siete frailes menores, haciendo que las mazmorras se inundaran de luz y esplendor, que se rompieran las gruesas cadenas que atenazaban sus manos y sus pies, mientras ellos, con cánticos jubilosos, alababan y bendecían a Dios. Los guardias que presenciaron dicho prodigio huyeron temerosos para relatárselo al gobernador, quien quiso personalmente comprobar si eran ciertas las extrañas noticias que sus carceleros les anunciaban.


Cuando el gobernador Arbaldo constató que la verdad se ajustaba a lo referido, pensó que los santos eran unos magos y lo ocurrido obra de hechiceros y superchería, por lo que ordenó que fueran trasladados a su palacio, y mediante promesas y amenazas, se esforzó en vano por hacerles negar la religión cristiana. Arbaldo, agotados todos los medios de persuasión que tenía su alcance, lleno de ira ante la inconmovible constancia de los Mártires, decretó inmediata sentencia de muerte, por lo que recibieron la palma del martirio el domingo 10-10-1227. Cada uno se acercó a Daniel, su superior pidiéndole su bendición y su permiso para morir por Cristo. Todos fueron decapitados en el lugar que se conoce como la Playa de la Sangre, justo donde hoy día se encuentra el colegio de San Daniel.

Se desconoce el lugar donde los cristianos enterraron a San Daniel y sus Compañeros después de su martirio, pero se presume que sus restos reposan en Ceuta. Sus sagradas reliquias se conservan en la Santa Iglesia Catedral, en un relicario que en sus fiestas patronales se muestra a todos los fieles para su veneración. Por todo lo acontecido anteriormente fueron proclamados como los Santos Patrones de la ciudad y cada año se celebran en el mes de octubre las Fiestas Patronales en su honor para que se les recuerde y honre siempre en nuestra ciudad.

Según Lucas Wandingo, Lorenzo Surio, Juan Molano, César Baronio y el manuscrito teutónico titulado “Viña de San Francisco”, y también según el Breviario de la iglesia de Braga y el de la Orden Franciscana, todos ellos coinciden en señalas que fue el 10-10-1221 cuando San Daniel y Compañeros llegaron a Ceuta; teniendo esta tesis visos de mayor fiabilidad, dado que Lucas Wandingo fue el gran analista de la Orden Franciscana. En cambio, hay otros autores que disienten de esa fecha. Así, San Antonio de Florencia, Mariano, Florentino, Luis Rebollo, Marcos de Lisboa, Pedro Rodolfo y otros autores convienen en que la fecha de la llegada de los Santos Patrones a Ceuta habría tenido lugar en 1227. Sea una u otra fecha, lo cierto es que Ceuta estaba entonces en posesión de los árabes, ya estuviera mandada por Did Abu Yacub (hijo de Yacub ben Yussuf), o bien el hermano de éste y tío de aquél Abd-el-Waid.

Los cristianos vivían en una barriada de las afueras del recinto amurallado de Ceuta que entonces se conocía por la Alhóndiga. La mayoría de los habitantes de la misma eran mercaderes procedentes de Pisa y Génova (italianos), aunque también los había originarios de Marsella, provenzales y catalanes de Barcelona. Se sabe que en esa barriada de los cristianos había erigida una pequeña iglesia que estaba bajo la advocación de Santa María, y al frente de ella estaba un sacerdote llamado Hugo. No se sabe con absoluta certeza en qué lugar de la ciudad se hallaba ubicada la citada barriada, pero sí se sabe que San Daniel y Compañeros fijaron su estancia en el barrio cristiano; y que por predicar la fe en la que creían fueron encarcelados el día 2 de octubre, y estuvieron presos durante ocho días hasta que el día 10 del mismo mes, en que se produjo su muerte, siendo arrastrados por la ciudad para mostrarlos en público y posteriormente decapitados.

"Momentos antes de embarcar San Daniel desde Belvedere Marittimo (su ciudad natal) hacia Tarragona donde esperaría a sus compañeros para cumplir su deseo de proclamar el Evangelio y alcanzar la palma del martirio, sus hermanas y sus conciudadanos le rogaron insistentemente que antes de partir les dejase algún recuerdo"

Según dice la leyenda más tradicional, transcurrido cierto tiempo, que no puede precisarse, fueron exhumados y trasladados a la citada iglesia de Santa María. Y también dice esa leyenda que en dicha iglesia acontecieron después numerosos milagros, que pudieron ser presenciados tanto por los cristianos como por lo que con tanta ignominia les dieron muerte. Pero…, ¿dónde se guardan o conservan las reliquias de aquellos mártires de Ceuta?. ¿Dónde están los mismos enterrados?. Esos interrogantes aún no han tenido segura respuesta.

Rodolfo, Mariano, Surio, el Breviario Franciscano y el Martirologio de Francisco Meurolico aseguran que un infante de Portugal las exhumó y trasladó a territorio español en la Península. Marcos de Lisboa, portugués y reputado escritor, asegura que en su tierra las reliquias de San Daniel y Compañeros eran veneradas, pero que todavía están en Ceuta. Rebollo pone en duda su traslado desde Ceuta a otra ciudad española o a Portugal, porque en ninguna parte existe constancia de su traslación. Lucas Wadingo reconoce que dichas reliquias no aparecen en ninguna parte, pudiendo ser que la traslación a la Península de dichos restos, como refieren algunos autores, pudieran ser los de los protomártires, pero no los de San Daniel y Compañeros, que lo más probable es que se hallen todavía en algún lugar desconocido de Ceuta.

Según don Salvador Calaf, canónigo que fue de la Catedral de Ceuta, se tiene por cosa inverosímil que las reliquias de San Daniel y Compañeros fueron exhumadas por un Infante portugués, y que pueden haber sido también exhumadas después por alguna otra persona; aseverando que es muy importante conocer el lugar de la última sepultura, que es difícil de saber porque en 1300 se apoderaron de Ceuta (más bien de sus ruinas y emplazamientos) los aragoneses. En 1303 fue destruida y despoblada; habiendo transcurrido 82 ó 76 años – según dichos mártires llegaran en 1221 o en 1227 – desde que recibieron muerte los Santos Patronos de la ciudad. En 1317 Ceuta cayó de nuevo en poder de Marruecos. Y en 1415 fue conquistada por Portugal; y en esta última fecha no había ya en Ceuta ningún barrio cristiano, sino más bien un nido de piratas. Por consiguiente, los portugueses difícilmente pudieron saber del lugar de enterramiento de dichas reliquias.

Si los cristianos con su barriada e iglesia hubieran permanecido aquí hasta la llegada de los portugueses, entonces, hubiera sido fácil conocer el lugar de enterramiento; pero entre 1221 y 1415 median 194 años, durante cuyo tiempo sucedieron muchas turbulencias en la ciudad, entre ellas, una tan grave como su destrucción y despoblación, así como la desaparición de los cristianos por hacérsele imposible su vida en esta plaza tras el martirio de San Daniel y Compañeros. Pero, habida cuenta de que en la propia Orden Franciscana a la que dichos mártires pertenecían no hay constancia alguna del lugar de enterramiento, Salvador Calaf es del parecer de que lo más razonable sería pensar en que los mismos aun continúen enterrados en Ceuta.

Y el mismo finaliza con que lo cierto es que el Papsa León X, autorizó en 1516 (295 años después de que tuviera lugar el martirio) a la Orden Franciscana para dar culto público con rito doble mayor a los Santos Daniel y Compañeros Mártires. Los portugueses, o más bien la iglesia de Ceuta, el clero y el pueblo los eligió por Patronos primarios del Obispado de Ceuta, y desde entonces se vienen venerando con fiestas de precepto, con ritos de primera clase, octava y procesión, aunque después se suprimieran. Por consiguiente, cabe preguntarse: ¿Están todavía enterradas en Ceuta las reliquias de San Daniel y Compañeros?. ¿No merecería la pena, como hecho relevante histórico que se cree sería para Ceuta, investigar al respecto?.

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