¿Qué es eso de cambiar el mundo? ¿Cómo empezar? ¿ Qué hacer?
En una clase de Ética pregunté a los chicos cómo podríamos salvar al mundo, ideas para hacerlo, estrategias.
Proyectamos la película ‘Cadena de favores’. La película cuenta la idea que tiene Trevor, un niño de 11 años. Propone a sus compañeros de clase hacer un favor a tres personas, algo que no puedan hacer por sí solas y hay que decirles que no te devuelvan a ti el favor, sino que ellas hagan otros tres favores a otras tres personas y así sucesivamente.
Es la cadena: cosas que no funcionan y que parecen irresolubles, asuntos alejados de nuestras posibilidades como el hambre, la guerra, la esclavitud, la contaminación, la corrupción, la desigualdad, la pérdida de libertad y de derechos. ¿Qué está en nuestras manos?
Los alumnos, que representan el futuro, no ven solución posible y esto no es lo peor, lo peor es que no la quieren ver, no apuestan por ella. Se sumergen en la vorágine que habitan, se enfrentan al otro como enemigo y no como compañero de lucha. Se asocian con la corrupción, el poder, el nulo esfuerzo para conseguir sus propósitos, se esconden en la masa para lavar sus manos y en el convencimiento de que lo que es de todos es solo suyo.
Una vez, discutiendo con ellos para concienciarles les expuse que no podíamos esperar a un salvador, a un Dios que arreglara los entuertos de la humanidad.
En un tono elevado y vehemente les expliqué que una de las argumentaciones del ateísmo es el problema del mal. ¿Qué hace Dios en Gaza, en los campos de concentración, en las hambrunas...?
"Cerrar los ojos, apartar la conciencia, evadirse, permanecer ajeno a todo es lo que condena a la humanidad"
Sara levantó la mano.. - ¿Y usted, qué hace? ¿Lo mismo es tan perfecto que Dios lo ha creado para que usted mismo lo evite?
Son de esos momentos en los que piensas que la docencia merece la pena. Me emocioné tanto que vi la respuesta dándole la vuelta a la tortilla.
Gabriela Mistral, profesora rural, poeta y Premio Nobel dijo algo que puede servirnos de referencia:
“Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino”. También Ghandi apuntó que si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.
Cerrar los ojos, apartar la conciencia, evadirse, permanecer ajeno a todo es lo que condena a la humanidad.
Otra cita que debe revolvernos las tripas es que lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena.
Toca dejar la clase limpia, toca respetar a los compañeros, toca ver en los profesores como las personas que abrirán las mentes, toca responsabilizarse de uno mismo, toca hacer lo que tenemos que hacer sin escudarnos en los que no lo hacen, toca cumplir un deber para reclamar un derecho, toca llegar a la conclusión que hemos crecido por los que nos sembraron y que ahora nos toca sembrar.
Yo escribo este CAÑONAZO pensando que a las 12 mi ruido llegará a alguien.