La Salvamar Atria ha trasladado a su base en Ceuta, en el Muelle de España, a 17 inmigrantes interceptados de madrugada a bordo de dos embarcaciones. El servicio se suma a los que, ya de forma permanente y constante, se producen cada madrugada y son protagonizados por marroquíes que buscan escapar de su país a toda costa. La unidad de Salvamento Marítimo fue la encargada de proceder al rescate de todos ellos: 13 procedentes de una embarcación detectada a tres millas al norte y los cuatro de otra (tres hombres y una mujer), localizada a dos millas al noroeste. En el muelle esperaban los componentes de la Guardia Civil y el ERIE de Cruz Roja para su traslado al viejo hospital en donde deben pasar la cuarentena.
Todos los marroquíes se encontraban en buen estado de salud, pero deben pasar un tiempo de control aplicándose el protocolo establecido en estos casos para la prevención de posibles contagios de la covid-19. Ellos encarnan las salidas de una juventud que hace lo posible por abandonar su país porque intenta buscar oportunidades creyendo que en España las va a encontrar. Mientras otros compatriotas hacen lo posible por regresar, hay quienes lo dan todo por salir de cualquier manera.
Los servicios de la Atria se suman a los llevados a cabo por la propia Benemérita con los nadadores que intentaban, también de madrugada, pasar a Ceuta bordeando el espigón del Tarajal o de Benzú. Los primeros avisos se produjeron en torno a las 23:30 horas cuando patrullas del Instituto Armado detectaban ya la incursión de buceadores con ánimo de entrar en Ceuta. En los últimos meses la presión exclusiva de la migración marroquí marca la tónica de los servicios que llevan a cabo las fuerzas de seguridad. Se trata de una presión por goteo, constante, reflejo de la situación crítica que se vive al otro lado de la frontera y acrecentada sobre todo por el cierre que ejecutó, a toda prisa, el propio país vecino. Se trata de uno de los veranos con mayor salidas que llevan parejas rescates de marroquíes.