Salvamento Marítimo rescata a ocho subsaharianos en una balsa de playa

‘El Puntal’ se encargó del rescate del grupo, varones con edades que oscilan de los 30 a los 35 años, a unas 4,6 millas al norte del puerto. La embarcación neumática se encontraba a la deriva y sus pasajeros agotados.

Para la tripulación de los ferrys ya no es una excepción alertar a Tarifa Tráfico de la presencia de una balsa con clandestinos en las cercanías de Ceuta. El barco ‘Ceuta Jet’, de la naviera FRS, se topó ayer con una embarcación neumática a la deriva en la que, a duras penas, navegaban ocho subsaharianos. El drama de la inmigración, representado en esta ocasión por un grupo de varones que ponen en riesgo su vida sobre una balsa de playa, contrastó con el imponente transporte de la línea rápida entre Ceuta y Algeciras, cuyos pasajeros fueron testigos del rostro más amargo de la inmigración.
La salvamar de Salvamento Marítimo ‘El Puntal’ efectuó el rescate de estas personas a la deriva sobre las 11.20 horas. La operación se desarrolló a 4,6 millas al norte de la bocana del puerto, según fuentes del dispositivo, donde localizaron a los indocumentados “empapados y dos de ellos con síntomas de hipotermia”, describieron los efectivos desplegados. El cansancio después de una noche de travesía había derrotado a los inmigrantes, que cesaban en su empeño de remar y levantaban las palas con las que pretendían alcanzar el dorado europeo para pedir auxilio.
El ferry de la flota de FRS permaneció a unos metros de la embarcación neumática para marcar la localización así como para atender cualquier tipo de emergencia a la espera de que llegara El Puntal, con base en la ciudad autónoma. El Ceuta Jet se encontraba realizando la travesía Algeciras-Ceuta de modo que, tras poner a salvo a los extranjeros, continuó su ruta para realizar el atraque en el puerto de Ceuta a las 11.55 horas, según la naviera.
El Centro Zonal de Salvamento Marítimo de Tarifa Tráfico recibió a las 9.15 horas el aviso del avistamiento de la embarcación desde este buque que cubre la línea con la península, activándose de inmediato el dispositivo de localización y auxilio de sus ocupantes.
La salvamar interceptó a los ocho subsaharianos, cuyas edades oscilan de 30 a 35 años, según las estimaciones de los profesionales que intervinieron en esta actuación, sobre las 11.20 horas. Las condiciones meteorológicas fueron propicias para el salvamento y los inmigrantes abandonaron la balsa en unos diez minutos con ayuda de los efectivos. En cuanto pisaron la cubierta, los inmigrantes se acomodaron y pudieron descansar tras experimentar el riesgo del naufragio en el Estrecho. Tal fue la tranquilidad de algunos, que llegaron a quedarse dormidos hasta desembarcar en las instalaciones de la Guardia Civil en el puerto deportivo. Una semirrígida del Instituto Armado escoltó a la salvamar hasta sus instalaciones.
Los extranjeros fueron entregados a media mañana al Cuerpo Nacional de Policía de conformidad con lo dispuesto en el Real Decreto 2393/2004, de 30 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social.
El empleo de una barca hinchable de estas características denota que los propios tripulantes pudieron adquirir la embarcación, sin mediación de las redes de tráfico de personas, aunque tampoco se descarta esta posibilidad.

Un móvil para anunciar la llegada

Fuentes de Salvamento Marítima comunicaron que, con anterioridad, los pasajeros de estas balsas de la inmigración zarpaban con sus pocas pertenencias a bordo, una práctica que ha desaparecido progresivamente dadas las dimensiones de las barcas en las que suelen viajar hacinadas hasta ocho personas. En la embarcación neumática interceptada ayer a más de cuatro millas de la costa, los efectivos participantes encontraron un móvil apagado pero no había ni rastro de documentación o de los enseres de los protagonistas de este periplo desesperado. El transporte de los celulares responde a la intención de contactar ya sea con personas conocidas en la península o bien con los compañeros de viaje que quedan en Marruecos pendientes de la próxima oportunidad de cruzar el Estrecho. Envueltos en plástico o preservativos, los inmigrantes que emprenden el pase en balsas protegen del agua a los teléfonos con estas medidas, las cuales permiten que soporten la dura travesía.

Alta médica para dos afectados

Dos de los inmigrantes que arribaron ayer al puerto deportivo en la salvamar ‘El Puntal’ fueron trasladados al Hospital Universitario del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, Ingesa, por los servicios sanitarios ya que presentaban síntomas de hipotermia, si bien recibieron el alta médica poco después, informó la Delegación del Gobierno. La exposición prolongada al agua, sumada a sus bajas temperaturas debido a las fuertes corrientes, provocaron el descenso involuntario de la temperatura corporal del conjunto de los pasajeros y, especialmente, de los afectados que requirieron el traslado al clínico de Loma Colmenar. Hasta el puerto deportivo se movilizaron dos unidades, una Médica de Emergencias y otra de Soporte Vital Básico, ésta última encargada de evacuar a los clandestinos para su recuperación. Los pasajeros de la balsa playera recibieron prendas de vestir secas a su llegada a Ceuta para mitigar el frío tras varias horas empapados por el agua que accedía por efecto del leve oleaje. El equipo médico del CETI determinará la evolución de las dos personas dadas de alta ayer.

Los inmigrantes proceden de Guinea, Gambia y Camerún

Las últimas ocho personas que acceden a la ciudad autónoma de forma clandestina por vía marítima ya se encuentran en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, tras proceder a su identificación en la Jefatura Superior de la Policía Nacional. Según pudo conocer este periódico, los subsaharianos declararon proceder de Guinea, Gambia y Camerún. A diferencia de rescates anteriores, ninguno de los tripulantes es menor de edad, de modo que las autoridades no tuvieron que contactar con el Área de Menores para un ingreso en los centros de la Ciudad Autónoma. Los pasajeros de las balsas clandestinas que intentan alcanzar las costas peninsulares no habitan los bosques de Beliones, el municipio marroquí colindante con el paso fronterizo de Benzú, más allá de dos o tres días para evitar ser interceptados por las fuerzas de seguridad marroquíes antes de regresar a su punto de partida en el reino alauí. La ONG ‘Caminando Fronteras’, la cual actúa entre Marruecos y España, sostiene que los inmigrantes se desplazan desde Casablanca, Rabat, Tánger y Tetuán hasta la localidad marroquí más próxima a la ciudad autónoma para emprender su periplo, un viaje que repiten en varias ocasiones para lograr su objetivo. Esta asociación estima que en Tánger, Marruecos, habitan de 500 a 700 subsaharianos, mientras que en Tetuán considera que pueden existir unas cien personas en situación irregular. En cuanto a Beliones, calcula que sus bosques ofrecen cobijo a un grupo de hasta 60 inmigrantes, según la misma asociación. Unos datos que ratifican fuentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional.