Sol, playa y arena. Un cóctel perfecto para estos días de verano, unas jornadas de tranquilidad en las que, en ocasiones, se producen incidentes. Es en este punto en el que entra en juego la labor de Marsave, que se encarga de velar por la seguridad en estos espacios de Ceuta.
Saltos por puentes y escolleras, así como chapuzones fuera de la zona de baño son los avisos más frecuentes en los meses de junio y julio. Especialmente en este último es cuando más han incrementado los intentos de lanzarse por estas zonas, una acción que puede resultar fatal. Son, en concreto, 555 gestos de este tipo junto con los 301 de junio.
Se localizaron 187 personas fuera de los límites establecidos para disfrutar del mar en el primer mes de verano y 308 en el segundo. Otro de los datos más llamativos dentro de las estadísticas trasladadas por la entidad a El Faro es la presencia de usuarios en las redes para medusas, que solo se han registrado en julio ya que en junio no se habían instalado aún. Son 430 casos los que han notificado.
Marsave abarca distintas situaciones que pueden darse en una jornada soleada de playa. Desde posibles ahogamientos o lesiones hasta el incumplimiento de la normativa existente en relación a las embarcaciones. Esta reglamentación fue publicada en el BOCCE en el pasado año. Lleva dos temporadas en activo y le corresponde a la Capitanía Marítima de Ceuta.
Los datos expuestos pertenecen a un cómputo global en Benítez, San Amaro, Calamocarro, Desnarigado, Ribera, Chorrillo, Almadraba y Tarajal.
Utilizar un kayak u otro artefacto flotante ya sea propulsado o no, no está prohibido en sí. Rachid Lahsen, responsable de la entidad, hace hincapié en ello y recuerda que estas advertencias responden a que la navegación no se hace de la debida forma. Se trata de objetos que, en lugar de ser usados en su espacio estimado, se emplean en la zona donde se encuentran los bañistas, una situación que podría llegar a generar algún accidente. Se han avistado en el mes de julio 124 situaciones de este tipo. La acción de Marsave ha sido clave para detectarlos a tiempo y evitar incidentes.
“Hay que disfrutar de la playa, en esto todos estamos de acuerdo”, destaca. “El problema se da cuando están dentro de la zona de baño y se sortean bañistas al entrar y salir de la orilla. Ahí es cuando actuamos”, explica. “Se pueden usar si hace por el canal de embarcaciones habilitado y fuera del perímetro para los usuarios”, subraya.
A estos avisos se unen los de buzos que se adentran en los límites marcados para los bañistas, que normalmente comprenden los 200 metros de litoral. Se han hallado un total de 73 buzos en junio y 81 en julio.
Las mascotas son parte de muchas familias. Algunas deciden llevarlas a la playa. Sin embargo, no en todas las orillas está permitida su presencia. De hecho, en Ceuta existe un espacio específico para ellas. Se detectaron en junio 62 canes en el mar junto a bañistas y 162 en lo que es la propia playa. Durante julio se encontraron 11.
Los incidentes más comunes en lo que ha transcurrido de periodo estival son, sobre todo, cortes y heridas, en concreto, 114 en junio y 90 en julio. Afortunadamente no ha habido que lamentar ningún ahogamiento y tan solo se han producido 16 picaduras de medusa en junio.
Los rasguños surgen fundamentalmente en el arenal. Lahsen reseña que hay que tener en cuenta que no en todas las playas solo hay esparcida arena, también existen rocas. “Suelen darse en manos y pies o arañazos en otras zonas del cuerpo”, especifica. Solo se ha dado un distress acuático, es decir, una primera fase de ahogamiento. Esta situación inicial significa que la persona afectada se encuentra en un estado de relativa calma, puede pedir ayuda y mantiene la flotabilidad. Ante estas circunstancias, es preciso efectuar un rescate rápido “ya que la víctima no podrá soportar durante mucho tiempo”.
Afortunadamente, los contratiempos que se han producido en las playas este año son pequeños en comparación con la afluencia de personas, que supera los 50.000 usuarios en ambos meses.
A veces, entre el barullo de la gente, los niños pueden perder de vista a sus padres. Es un caso habitual en las playas y en Ceuta no es una excepción. Lahsen considera, de hecho, que es un dato “a destacar”. Especialmente se registran a finales de temporada, principalmente en Ribera, Chorrillo y Benítez.
Dos niños se han extraviado en julio, a los que hay que sumar tres en lo que va de agosto. Hasta la fecha, estos se han localizado en Tarajal, Benítez y en el Chorrillo, este último hace tan solo tres días. “Fue una menor de cuatro años durante 10 eternos minutos. Uno de los socorristas, finalmente, la pudo identificar desde la moto acuática y la trajo de vuelta con su progenitora. Se perdió en el espigón de en medio y apareció en el del aparcamiento”, comenta.
“Son pocas, pero tienen mucha carga emocional. Es una angustia para padres y madres”, expresa. Ante estas circunstancias se entrevista a un familiar para conocer su edad, nombre, ropa puesta en el momento de los hechos, altura o rasgos específicos. Se alerta a los usuarios por megafonía y se lo busca. A pesar de la preocupación que genera, por suerte todo queda en un susto y normalmente son hallados en unos cuatro minutos.
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