La Guardia Civil cerró el ejercicio de 2019 con casi diez toneladas de hachís decomisadas en Ceuta. En lo que va de 2020, de enero a julio, se han superado los 5.000 kilos intervenidos con el condicionante del periodo de tres meses de estado de alarma, con confinamiento incluido, en los que la vía marítima estuvo prácticamente bloqueada para los embarques de vehículos, que son usados como trampa perfecta para la ocultación de drogas.
El golpe al tráfico de drogas que intenta cruzar el Estrecho de Gibraltar ha sido fructífero este pasado julio, al superarse los 2.500 kilos -la mitad del saldo global del año- con dos intervenciones clave: el arresto de un camionero que ocultaba 331 kilos de droga y que contó con apoyo de una organización mayor que está todavía bajo investigación, y el decomiso de 2 toneladas arrojadas desde una narcolancha que pudo darse a la fuga al contar con el apoyo de otra embarcación cuya finalidad era embestir a las patrulleras del Instituto Armado para mermar su capacidad de respuesta.
El negocio de la droga se ha topado también con el virus invisible que no solo paralizó la economía legal del país, sino que se cebó con las actuaciones irregulares, las delictivas, que se nutrían de una frontera que permitía el goteo de partidas de narcóticos para alimentar los zulos repartidos en la ciudad. Clausurada esa vía terrestre, la marítima se convirtió en la única posible durante más de tres meses para sacar la mercancía bloqueada en Ceuta, lo que derivó en el auge de los intentos de tránsito de embarcaciones de alta velocidad. Esto explica que solo en el estado de alarma la Benemérita interceptara 645 kilos de droga, la amplia mayoría de fardos arrojados por las planeadoras durante las persecuciones. Fardos como los que recuperó el Servicio Marítimo el pasado 14 de julio en una de las persecuciones con mayor presión registradas, que llevó a la AEGC a reclamar un incremento de los agentes en la unidad marítima así como mayor presión contra los encargados de facilitar las operaciones de los narcos: aquellos que mantienen una vigilancia constante sobre el puerto deportivo, convertido en un escaparate para los que espían los movimientos de las patrulleras oficiales.
Además del aumento de personal, AEGC reclama la imposición de órdenes fijas de control que pasen porque haya dos embarcaciones del Servicio Marítimo de forma permanente en Benzú y Tarajal “para evitar la entrada de droga y personas por ambas costas, acabando de una vez con los continuos intentos de estas organizaciones de controlar en qué lugar se encuentran las embarcaciones para sorprender a la Guardia Civil”. El aumento de embarcaciones permanentes en ambas costas evitaría, advierte la AEGC, “los intentos de entrada sorpresa de embarcaciones, en definitiva la entrega de droga y motos acuáticas que aprovechando el factor sorpresa y su velocidad se acercan a nuestras playas o a las de la Península”.
AEGC considera “imperiosa” la necesidad de mantener controladas ambas costas ante el hecho de que las organizaciones criminales cambien constantemente sus métodos y busquen explotar al límite la vía marítima haciéndose fuertes ante la autoridad.
El saldo de más de 5 toneladas aprehendidas en siete meses es de los más importantes teniendo en cuenta las circunstancias especiales en las que se han producido los decomisos y el agotamiento de la vía de tránsito de vehículos con dobles fondos para pasar esa droga.
Al margen de las intervenciones están operativas varias investigaciones que han nacido a raíz de estos golpes, lo que, de fructificar, podrían llevar a la práctica de arrestos de las personas que sostienen los pases de narcóticos y que controlan no solo la salida de embarcaciones de alta velocidad, sino su carga así como la ocultación de la droga y petacas de combustible.
La Benemérita intervino más de 300 kilos de hachís a los pocos días de anularse el estado de alarma y reanudarse los enlaces marítimos de forma más constante y permanente. En este camión se halló la droga oculta en un sistema muy preparado.
Comparativa: Al ritmo del pasado año con matices
Los datos de este 2020 apuntan un ritmo de decomisos parecido al del año anterior pero con un matiz destacado, que el periodo en curso ha venido marcado por el agotamiento de la vía terrestre y el cierre de la frontera. Se han anulado dos puertas de entrada y salida de la droga importantes y determinantes en el Estrecho. Aun así, los decomisos se han mantenido.
Más en el mar: Lanchas rápidas y apoyo constante
La Benemérita se ha tenido que enfrentar al auge de las lanchas rápidas, con una mayor presión en la autopista del Estrecho ante los intentos por sacar la droga a toda costa, lo que ha llevado a importantes persecuciones que han puesto en peligro a las fuerzas de seguridad, además de a ellos mismos.
Fardos: Estado de alarma
Si en el estado de alarma fueron intervenidos casi 700 kilos de hachís fue porque buena parte de esa droga se trata de fardos recuperados en el agua, vinculados a escapadas de embarcaciones. Se anotan como ‘hallazgos’, como aprehensiones aunque no lleven derivadas detenciones.
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