Se han organizado en una perfecta comuna. En cada portal, los okupas de las viviendas se han preparado para intentar echar una los unos a los otros. Si alguien, desde luego, desconoce la situación de esta promoción de Huerta Téllez y hace unos días que no pasa por allí, la primera impresión que se lleva es que la zona ha cobrado vida. Lo que pasa es que todo ha venido por la ocupación ilegal de esta promoción de 206 viviendas que llevaban diez años casi terminadas, pero cerradas, como consecuencia de la quiebra del grupo Dolmen, la constructora.
“Nosotros sabemos que lo hemos hecho mal, pero los políticos no nos han dejado otro camino”. Quien así se pronuncia es una de las okupas de Huerta Téllez. Realiza las declaraciones en el dormitorio principal de una de las viviendas, rodeada al menos por otros treinta vecinos. Todos asienten lo que esta portavoz está hablando ante las cámaras de ‘El Faro TV’.
Dice que cuando llegaron el lugar presentaba un aspecto deplorable y que se organizaron de alguna manera para limpiar el lugar, tanto las zonas comunes, como un cañaveral que está enfrente de la entrada de los portales.
Es cierto que tienen miedo y que no quieren salir con sus rostros, porque temen represalias. Afirma que a esta situación les han llevado, en mucho de los casos, el personal de la Consejería de Sanidad, Asuntos Sociales, Menores e Igualdad, “porque vamos a pedir la ayuda para el programa de alojamiento alternativo y resulta que la trabajadora social no viene a vernos en las condiciones en que vivimos hasta los seis meses y luego la ayuda tarda dos años. ¿Qué hacemos mientras tanto?.
No quieren vivir de balde, “sino que el Gobierno autonómico nos de una solución. Si tenemos que pagar estamos dispuestos a hacerlo. No tenemos mucho, pero que tengan claro que no hemos destrozado nada, sino que hemos limpiado y lo estamos manteniendo”.
La mayor parte de los okupas reconocen que llegaron a primera hora de la mañana, incluso después de dejar a los niños en los colegios, ya que se enteraron por rumores y por las redes sociales de que algunas familias habían entrado de madrugada. Todos se han llevado lo mínimo para poder vivir en unas condiciones que no son las más adecuadas como ellos mismos reconocen. “No tenemos ni agua ni luz, pero también nuestros padres no contaban con las mismas hace setenta años y no pasaba nada. Al menos tenemos un techo donde cobijarnos con nuestros hijos”.
Todos saben que han presentado ya una denuncia en el Juzgado para que los desalojen, “y lo más probable es que nos tengamos que ir en un momento determinado”, aunque hay algunos vecinos que están dispuestos a hacer frente a las decisiones del Juzgado, “al igual que lo hemos visto por televisión en distintos puntos de nuestro país”. “Lo cierto es que la Constitución dice de una manera muy clara que todos los españoles tenemos derecho a una vivienda digna y al trabajo” señala esta portavoz.
Se muestran igualmente muy molestos porque se haya dicho que se estaba produciendo ventas de viviendas, “porque es mentira” y también que “seamos nosotros los que estamos tirando piedras contra el patio del Instituto. Son los mismos alumnos, cuando salen se suben hasta la azotea, que están abierta y tiran las piedras. Nosotros tenemos que subir y echarles”.
También tuvimos la oportunidad de conversar con dos de los okupas que se diferencian del resto en que ellos sin son parte de ese grupo de personas que en su dia entregaron cantidades a cuenta a la empresa constructora. En sus respectivos casos tienen su contrato de compraventa y dejaron ocho y quince mil euros respectivamente. Dicen que apoyan lo que han hecho el resto de sus compañeros de aventura y “lo que no entendemos es que el resto de propietarios no hayan hecho lo que hicimos nosotros, en vez de quedarse ahora lamentándose fuera”.
Además, agregan que “durante años hemos estado buscando a alguien de Dolmen para que diera la cara, sin que aparecieran. De pronto, se ocupan las casas y a este administrador concursal le ha faltado tiempo, desde luego, para presentar una denuncia en el Juzgado. ¿Dónde han estado todo este tiempo?”.
Se sienten satisfechos de la labor que han realizado en los tres primeros días, limpiando una zona de cañaveral que está justo enfrente de las entradas de las viviendas. Nada más que un muro les separa. Allí se pueden ver muchas bolsas de basura industriales con maleza y despedicios dentro. Dicen incluso que había latas de comida para los gatos callejeros de hace por lo menos diez años. Señalan que nunca se había preocupado el Ayuntamiento de limpiar esta maleza y que lo han tenido que hacer ellos, que saben que han hecho mal, pero que no han destrozado nada dentro de las viviendas, sino que incluso las han limpiado porque estaban verdaderamente impresentables.
En la foto se pueden ver los productos utilizados para la limpieza de las zonas comunes. Han participado los vecinos para que estuviera más presentable, porque “por aquí no ha pasado nadie en todo este tiempo”. Y mantendrán esta actitud todo el tiempo que puedan.
Los niños juegan en un pequeño parque infantil que está justo a la entrada de las viviendas. Le faltan gran parte de esas losetas especiales para estos parques, pero nadie se explica que se instalara allí esta zona infantil de juegos, cuando las viviendas no se han entregado desde hace diez años.
Se han instalado con lo mínimo. En las cocinas, que, por supuesto, la constructora no las puso, han colocado en el suelo los camping-gas para poder hacer la comida y tomar algo caliente. No hay más posibilidades, porque ni cuentan con agua ni cuentan con luz. Las botellas tienen que comprar las más grandes en los supermercados para utilizar los servicios y para lavarse, al igual que si quieren hacer algo de comida. En los salones, muchos han puesto los colchones en el suelo y viven como pueden. Por la noche se alumbran con velas o con algunos aparatos que llevan pilas, pero la penumbra es casi absoluta. A pesar de todas esas dificultades están convencidos de que aguantarán todo lo que puedan y que si tienen que hacer frente al deshaucio judicial lo harán, porque tienen un techo al menos.
En sus declaraciones a ‘El Faro Televisión’ no quisieron que se les viera el rostro, porque resulta que tienen miedo a represalias posteriormente en cualquier tipo de ayuda que reciban por parte del Ayuntamiento. Incluso para grabar las zonas comunes todos se quitaron para no salir.
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