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Rumbo a Francia en busca de un hogar

El camión de ‘La Esperanza’ volvió a ponerse en marcha camino a Francia. Hace poco más de un mes que la Protectora de Animales vivía los preparativos del viaje al país galo donde varias decenas de perros y gatos tienen la oportunidad de encontrar un hogar.

Entonces, un fallo en el vehículo cuando apenas habían iniciado el recorrido les obligó a retornar a la ciudad. El esfuerzo de meses de los voluntarios cayó en saco roto. Los 79 perros y gatos volvían a sus patios y jaulas a la espera de solucionar la avería para conocer finalmente el calor de un hogar. La madrugada del jueves todo volvía a empezar.

El ajetreo de los preparativos bullía por todas las dependencias. En pocas horas, los animales deben estar acomodados en el camión de ‘La Esperanza’ para coger el primer barco con destino a Algeciras y, de allí, recorrer los miles de kilómetros que les separan de los refugios franceses.

La Protectora realiza unos dos viajes al año para trasladar a los animales al país galo. Es una de las máximas que se marcó la nueva junta directiva y la única manera de despejar las saturadas dependencias. En esta ocasión viajan 83 animales, cuatro más que en el frustrado intento del pasado mes. 42 perros y 41 gatos que quizá encuentren pronto un hogar.

La actitud de los ciudadanos franceses frente a los animales, bien distinta a la mentalidad española, permite que muchos de los animales que aquí son ‘invisibles’, allí tengan una segunda oportunidad. “Los franceses no tienen problemas como nosotros a la hora de elegir. No les importa que sean adultos o que tenga algún defecto físico.

Lo único que nos piden es que sean perros sociables y sanos. No nos exigen mucho más”, comenta la presidenta de la Protectora de Animales, Montserrat Fernández. Es el perfil que piden desde Francia, pero que desafortunadamente no todos cumplen, ya que enfermedades como la leishmania en el caso de perros o la rinotraqueitis, al tratarse de gatos, impide a muchos alcanzar la felicidad. La noche avanza y todos arriman el hombro.

Hay que suministrar calmantes para que el viaje sea lo más relajado posible. Poco a poco, perros y gatos van recibiendo su dosis. Una pequeña chuchería en forma de salchicha que muchos esperan ansiosos antes de subir al camión. A medida que avanza la noche y ellos van subiendo al camión de ‘La Esperanza’ las emociones se hacen más intensas.Y es que esta noche los sentimientos están muy a flor de piel.

“Este momento lo vivimos, por una parte, con mucha alegría, porque sabemos que muchos de los que se van no tienen salida aquí y se quedarían en la Protectora de por vida.

Pero, por otra, con mucha pena porque tratamos con ellos a diario”, explica Fernández. Una vez más, el esfuerzo y el tesón de estos voluntarios ofrece una oportunidad a los que en Ceuta se convirtieron en invisibles. A miles de kilómetros quizá encuentren el calor de un hogar.

Dos de los elegidos

Gala e Isidoro viajarán miles de kilómetros para buscar un adoptante

Gala e Isidoro fueron dos de los elegidos para viajar a Francia. Ella es una tímida galga rescatada de la Península donde iba a ser sacrificada, mientras que Isidoro es un cariñoso gato que nació y creció en la calle, pero que fue rescatado y ahora conocerá por fin los mimos y cuidados de una familia..

Los que se quedaron en tierra

Hay quien no viajó porque se están recuperando de graves lesiones

Neo y Red no han tenido la suerte de viajar a Francia debido a las lesiones de las que aún se recuperan. De carácter afable y cariñoso, Neo llegó a la Protectora con una pata literalmente ‘colgando’. Ha sido operado y, aunque aún se desconoce si recuperará la movilidad, sigue siendo un gato alegre y juguetón que solo busca mimos. Red sufrió un grave atropello que le paralizó las cuatro patas.

La opción para recuperar la movilidad pasaba por una intervención quirúrgica. Pero la capacidad de recuperación de estos felinos hizo que su cuerpo fuera recobrando la movilidad poco a poco.

Edad y raza, dos impedimentos para los adoptantes

Algunos perros nacen estigmatizados por la raza a la que pertenecen

A Thor lo trasladaron desde la Perrera Municipal hasta las instalaciones de la Protectora de Animales. Al estar catalogado como PPP o Perro Potencialmente Peligros, no cuenta con demasiadas posibilidades de ser adoptado.

“Al ser un potencial no puede viajar a Francia, pero es un perro súper bueno y cariñoso que con ayuda del voluntariado ha empezado a saber comportarse”, apunta Natalia Ruiz, voluntaria de la Protectora. Él es uno de los animales que llevará toda su vida el estigma de una raza injustamente rechazada debido a las malas artes de la mano humana.

La edad es un hándicap para los posibles adoptantes

La edad del animal se convierte en uno de los mayores enemigos del perro o gato que espera un hogar. Muchos adoptantes anteponen al cachorro frente al animal que, si bien aún es joven, no cumple las expectativas para ‘merecer’ formar parte de sus hogares.

“Hay personas que vienen buscando gatos pequeños y no les dan la oportunidad a otros adultos a los que les hace falta, como pueden ser algunos a los que le falta una pata o tiene algún otro defecto físico. Pero no por ello, dejan de ser buenos y cariñosos y se merecen la misma oportunidad que el gatito pequeño”, explica Carmen Sánchez, una de las voluntarias de la Protectora de Animales.

Una enfermedad muy temida

La leishmania deja en tierra a varios perros

Aunque es una enfermedad que con la adecuada medicación y revisiones veterinarias permite al perro llevar una vida normal, aún son muchos los que descartan a un animal por el hecho de ser portador de esta afección. Hugo, Bimba y Freddy conocen de sobra la sensación de abandono y soledad cuando el resto de perros salen de sus patios para iniciar una nueva vida, mientras ellos esperan que alguien los mire como algo más que perros enfermos.

Bimba es uno de los perros asilvestrados que llegó a la Protectora en estado de gestación. Tuvo ocho cachorros que fueron adoptados y ahora es ella quien espera correr la misma suerte. Freddy estuvo a punto de ser sacrificado en la Perrera, aunque la intervención de la Protectora le salvó la vida. La muerte de su compañero de juegos, Melu, le sumió en una tristeza de la que solo podría sacarle el conocer el calor de una familia.

Los dos años y medio que Hugo lleva ya en la Protectora demuestran que la leishmania es el gran enemigo de estos animales. Aunque llegó muy asustado y aún le cuesta confiar en las personas, el trabajo diario de los voluntarios está consiguiendo hacer de este animal un ser sociable y dispuesto a recibir todo el cariño que le quieran dar.

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