Solo quieren saber una confirmación, que las autoridades les indiquen si los jóvenes que el mar ha llevado hasta la zona entre Argelia y Túnez son sus hijos o sus hermanos. Llevan más de un mes esperando una llamada, justo el tiempo que ha pasado desde que unos jóvenes rifeños quisieron escapar de su país para emprender rumbo a España. Partieron en una patera desde Nador y nunca más se supo de ello.
Ahora han saltado todas las alarmas. En una cárcel de Argelia se encuentran presos diez marroquíes y una patera con similar descripción a la usada está atracada en puerto. Sus amigos y familiares están preocupados, tan solo quieren saber si se trata de estos jóvenes, pero nadie informa, ni tan siquiera facilitan las fichas de los arrestados para conseguir una identificación que termine con la tortura de no saber si están vivos o muertos.
Los únicos datos que han trascendido es que fue interceptada una patera con diez jóvenes, con edades entre 15 y 38 años y todos marroquíes. Por el tiempo de permanencia en el mar, número y características de la embarcación, se cree que pueden ser estos jóvenes rifeños, pero Argelia se niega a facilitar información alguna al respecto.
El padre de uno de estos jóvenes desaparecidos hizo gestiones con el Consulado de España que les informó que no han llegado a ningún punto del país, ni su embarcación ha sido interceptada por las fuerzas de seguridad españolas. La única esperanza que tienen y a la que se aferran es que sean los mismos que están detenidos por Argelia, por eso piden la colaboración de cualquier autoridad, la mediación de consulados para que únicamente se pueda verificar que son ellos.
“Sus familiares están muy preocupados, no saben nada de ellos. Iban en una patera de casi cuatro metros”, explicaba un amigo de uno de los desaparecidos a este periódico. Los desaparecidos son rifeños, como también lo son los cuatro jóvenes que desaparecieron en moto de agua tras partir de Nador en septiembre de este año.
La sangría entre las familias rifeñas es constante. Estos jóvenes buscan en la huida de su tierra la única esperanza de romper con la presión a la que se ven sometidos. La represión policial contra este pueblo ha llevado a que sus jóvenes huyan o terminen encarcelados. El Estrecho se ve como un salvavidas aunque en demasiadas ocasiones ha sido la tumba de muchos de ellos.