El nuevo año se inicia con músicas y celebraciones para festejarlo, y es que la música es la protagonista en la apertura de esta nueva etapa. El pop prolifera en cada rincón pero tiene un duro competidor, principalmente en los primeros días del año, la música clásica que alcanza su mayor apogeo con el concierto de Año Nuevo. Una cita en el calendario vienés y que se ha extendido a todas las ciudades del mundo en los último años. El Revellín volvió a acoger esta noche la gran convocatoria con la música clásica que estuvo protagonizada por la Orquesta Sinfónica Metropólitan, que debutó por primera vez en el campo escénico ceutí. Este grupo de músicos volvió demostrar su técnica y pasión a la hora de interpretar complicadas piezas, pero sin duda el público se rindió ante las diferentes obras clásicas que la orquesta interpretó. Obviamente, los valses y las polkas de Strauss predominaban en el repertorio y bajo la batuta de su director Eusebiu Gavril Sandu y la voz de la soprano Lucía Millán los asistentes disfrutaron de piezas como el Vals de las Flores o la Danza Húngara. El concierto duró unas dos horas y estuvo dividido en dos partes, en las que se interpretaron 16 piezas de vals y polkas de Strauss con pequeños guiños a otros grandes de la música clásica como Shostakovich, Brahams, Lehar, Mascagni, Kachaturian, Puccini o Tchaikovsky. En su parte final conjugó toda su artillería y la orquesta consiguió brillar y hacer vibrar al público asistente poniendo el broche con el famoso Danubio Azul. La Sinfónica hizo alarde de su diversidad en la interpretación y el amor en la experimentación con los que se ganó la ovación de un Auditorio, cargado de apasionados por esta música, que volvían a sus asientos para recibir el año desde las más altas cotas del mundo artístico. En las tablas del Revellín se vivió un fraternidad de melodías, que se conjugaron a la perfección con la portentosa voz de Millán, para crear un espectáculo en el que la orquesta trabajó unificada, denotando sus progresos y avances en este campo y demostrando que son dignos merecedores de la trayectoria y experiencia que van acumulando. Con esta cita el Revellín dio la bienvenida al nuevo año y abrió nuevamente sus puertas para acoger los grandes eventos culturales de la ciudad.