Aunque a la oposición le parezca lo contrario, las reuniones entre las ciudades de Ceuta y Melilla, encabezadas por sus respectivos presidentes, siempre han dado resultados fructíferos para los dos territorios. En esta ocasión han acudido acompañados por los delegados del Gobierno tanto en Ceuta como en Melilla. Encima de la mesa dos asuntos de especial trascedencia. Por un lado, la necesidad de inversión por parte del Estado en infraestructuras en las zonas fronterizas y, en segundo lugar, la posición ante el nuevo período de negociaciones que se abren con la financiación autonómica. En el caso de Ceuta, no cabe más remedio que tanto la Delegación como la Ciudad vayan de la mano para que las inversiones que ya están previstas como reforma de la N-352, un nuevo edificio fronterizo y la conversión en frontera inteligente se declaren de urgencia para intentar que pronto puedan ser una realidad. Por lo menos, en Ceuta, aunque las dos administraciones se han puesto como fecha tope esta legislatura, también es cierto que se necesitan soluciones para estos tres o cuatro próximos años, porque la situación está empeorando día por día. En el caso de la financiación autonómica, tanto Ceuta como Melilla quieren claramente que el Estado les compense por el gasto que realizan en servicios derivados del propio hecho fronterizo y además que se consoliden las transferencias que se reciben cada año. Será una negociación ardua y difícil, pero la ventaja es que el Gobierno de Rajoy siempre ha demostrado una especial sensibilidad por los dos territorios y éso se ha demostrado siempre.