Anoche estuve en la explanada de Juan XXIII, allí aprovechando la tregua de nuestro Sol, todos buscando el fresquito de un levante que daba alas a esta salida.
Muchos vehículos vi, todos iban equipados de nuestro Cuerpo y lo principal con ganas de entablar una conversación familiar, de amistad, de convivencia y lo principal sin tener en las manos nuestro inseparable móvil que nos implicaba mucho más en mantener una conversación fluida.
Lo esencial era que no estábamos en fin de semana, pero que les importaba a muchos que hubiera o no que trabajar.
Allí bajo el cobijo de las estrellas, el buen frescor, y la imaginación de nuestra comunicación hizo que las horas fueran pasando y los relatos, anécdotas, gracias, chascarrillos proliferaran con una soltura tan bella que las risas fueran el conductor esencial y la música que algunos tenian puesta, fuera el hilo conductor de soltar nuestros músculos y dar riendas sueltas a un baile que enredaba y buscaba la unión de todos a estar más en conjunción.
Las mascotas también lo pasaban en grande y la preocupación de los dueños demostraba el cariño que les tenían.
Las mujeres pensaban en el pasado y daban a las más jóvenes anécdotas de su vivida e interminable vida, que eran contestadas con una sabía nueva que hacía pensar a las neuronas viejas, pero dentro de un fin estaban esos instantes que se llevan en el recuerdo, donde lo principal era estar allí en compañía de gentes afines a nuestra rutinaria estancia en el planeta, y no saber solo de nuestros pesares a través de un medio popular como es el móvil, sino con el boca a boca presencial que lo veo muy conveniente.
Es una experiencia muy atractiva, pero a la vez mi deducción me hace dar con una interrogante: ¿Hacen falta más lugares de reunión o solo fomentar algún que otro día para hacer reuniones?.
Y mientras pensamos a mí se me vienen unos sentimientos donde la soledad quedaba de un lado y estar rodeado de personas cercanas, pero que por diversos motivos no se pueden reunir, me hace feliz en participar estos instantes donde no ha pasado nada relevante pero sí ha habido una convivencia, unas horas de acercamiento humano, y un dejar los medios modernos, y trasladarnos a esos dias de antaño donde el estar con vecinos, amigos, familiares era un instante de sonrisas y repartir noticias que se querían guardar pero que salen por ese vínculo de la fraternidad humana.
Me llamo Chary del Valle y quiero compartir con ustedes la triste experiencia que vivimos…
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