La información de que el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se había reunido con guardias civiles que han tenido que declarar por los sucesos del 6-F era conocida. Nunca se ocultó. Sí que se decidió no incluirla en la agenda abierta a los medios de comunicación, pero fuimos muchos los periodistas que supimos que ese encuentro se iba a llevar a cabo y que se había optado por no montar un circo alrededor.
Menos mal. Esta vez la gestión informativa en torno a la máxima figura de Interior fue la acertada, después de tantos momentos de meteduras de pata. El 6-F y esa cadena de meteduras de pata que le sucedieron tuvo sus raíces, precisamente, en la nefasta gestión informativa que se hizo desde la cúpula de Interior hasta la última sede de la administración. Así nos fue. Nos fue tan mal que incluso hoy en día la amplia mayoría de los medios de comunicación sigue confundiendo las cosas, sigue sin saber cómo se produjeron los hechos, sigue informando de manera errónea sobre los escenarios en los que se sucedieron las muertes y los tiempos en los que se produjo el lanzamiento de pelotas de goma.
Esta vez, Interior decidió marcar ese encuentro ajeno a los focos. Un encuentro que tenía que producirse sí o sí. De hecho, que el ministro se hubiera marchado de Ceuta sin hablar con los guardias a los que se les está haciendo responsables últimos de los fallos en cadena de las políticas europeas hubiera sido una auténtica tropelía.
Llama la atención que después de que una asociación haya decidido hacer público este dato, los medios de comunicación nacionales empiecen a buscar los mismos titulares sin sentido. "Reunión secreta...", la titulaban ayer muchos medios. ¿Acaso querían más focos?, ¿acaso se pretendía un circo con el ministro y los agentes afectados?, ¿se buscaba quizá otro paseíllo del capitán más visto en los telediarios tomándose un café con el ministro y todas las cámaras detrás pegándose empujones unas a otras mientras se pisotean derechos como la presunción de inocencia o respeto como el que merecen los fallecidos? Porque montar circos solo sirve para buscar los espectáculos con los que las grandes cadenas ya nos tienen acostumbrados. Y de esos todavía nos quedan muchos por visionar. Quédense sentados a esperar.