Junio de 2017. Esa era la fecha en la que nos contaron que iban a estar terminadas las obras de acondicionamiento del antiguo Banco de España para convertirse en sede única judicial. Cuatro años después la obra continúa y Ceuta sigue arrastrando un déficit insultante de infraestructuras, con los juzgados de instrucción en un lado, mientras que la Audiencia y los Penales están en otro. Aquella ansiada ciudad de la justicia sigue sin ser una realidad y de lo recogido en el cartel que anunciaba el desarrollo de las actuaciones nada se ha cumplido. Cuatro años de retraso carecen de excusa, ni mucho menos las obras “van a buen ritmo” como se encarga la administración de repetir una y otra vez.
El TSJA repite en todas y cada una de sus memorias anuales que Ceuta debe tener una única sede judicial, dando el oportuno tirón de orejas a unas administraciones que han estado toreando a la Justicia desde hace años. De la expropiación del Cine África, que pasará a la historia como uno de los grandes escándalos ya que esos terrenos nunca fueron usados para el fin que motivó su retirada, a la anunciada reforma del actual Palacio de Justicia pasando por la Comandancia de Obras, que llegó a ser visitada por la cúpula judicial como futura posible sede que nunca fue.
En 2015 se anunciaba el inicio por fin de las obras de reforma del antiguo Banco de España, que fueron auspiciadas por quien fuera delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez. Hoy siguen esas mismas obras de las que poco o nada saben los sindicatos que representan los intereses de los trabajadores y a quienes se ha obviado en la puesta en marcha de estas actuaciones.
CCOO-Justicia ha denunciado en múltiples ocasiones la desfachatez de esas actuaciones que avanzan lentas y sin transparencia hacia quienes, en definitiva, van a usarlas. No hay siquiera fecha de fin de las obras, ni tampoco se ha permitido un control de las actuaciones que se están llevando a cabo, a pesar de que el sindicato ya advirtió en su día una serie de fallos que, sobre plano, no fueron subsanados.
Al culebrón de la NOJ, cuyo proceso de implantación sigue causando quebraderos de cabeza y nunca ha sido evaluada como era de obligación hacerlo, se suma el de la obra de la sede única judicial que parece enquistarse para una familia que todavía no puede disfrutar de instalaciones únicas, modernas y adaptadas a lo que se lleva toda una vida esperando.
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