Al desembarcar en la costa iraní de nuevo nos acompañan las fotos de los Ayatolás y por el camino van apareciendo los paneles de fotos que honran al millón de muertos iraníes de la sangrienta guerra Irak-Irán de la década de los 80. Más de 30 años después... el país sigue lleno de fotos de los caídos.
Pero la triste historia de la guerra se va desvaneciendo como un espejismo entre los hermosos desiertos de sal y montañas multicolores que van escoltando nuestro avance. Pero antes de seguir nuestro camino hacia el Kurdistán iraní vamos a embarcarnos de nuevo con nuestro inseparable Mitsubishi Montero y tomar una barcaza que nos depositará en la isla iraní de Qeshm.
Los metálicos y herrumbrosos barcos modernos contrastan con las clásicas barcazas “dhow”, los tradicionales barcos árabes que siguen usando desde tiempos inmemoriales. Ver su silueta sobre el mar tirando las redes nos hipnotiza. La isla está prácticamente desértica pero la agresividad de los elementos en combinación con la maleabilidad de su roca ha generado paisajes extraordinariamente artísticos. Valles, cañones, rocas de formas inverosímiles... En el cañón de Chahkooh, encontramos uno de estos tesoros geológicos.
Cuando llueve es una torrentera pero cuando está seco... es sorprendente recorrer sus artísticos pasillos excavados en la roca. En Irán recibimos hace unos meses el año 2018 y ahora, en primavera, recibimos el Año Nuevo Persa, el Nowruz, que está unido al comienzo de la primavera.
Como nosotros en Navidad con los árboles navideños, los iraníes tienen el haft-sin, la "mesa de las siete S" donde reúnen siete objetos que empiezan con “S” y que representan, por ejemplo, el renacimiento de la vida con legumbres o cereales; la riqueza con un plato con monedas; la belleza y salud con manzanas y con el vinagre y las especias la vejez y la paciencia. Suelen acompañarle también: el Corán, un espejo que sugiere el cielo, velas que recuerdan el fuego, huevos de colores aludiendo a la fertilidad y un pececito rojo que representa la longevidad.
Estas representaciones están presentes en todas las casas particulares y en incontables lugares públicos. Las huellas del Imperio Persa las seguiremos encontrando en enclaves mucho más recónditos de la geografía iraní. Ciudades en ruinas, templos, palacios y grandes estelas esculpidas en la roca nos deleitan en lugares poco frecuentados como Bishapur y Taq Bostam. Pero en Irán compiten las obras que han dejado los hombres a lo largo de la historia con el arte que conjuntamente esculpen dos de nuestros escultores favoritos: el viento y el agua.
En el desierto exponen sus increíbles obras, una galería artística al aire libre tras una modelación que les ha llevado siglos... o milenios en algunos casos. Y cuando creíamos que habíamos dejado atrás el frío… de nuevo la nieve y en pleno mes de abril. En nuestro quinto recorrido por este país y decidimos adentrarnos por primera vez en el Kurdistán iraní pero lo primero que nos encontramos es... ¡nieve y barro! Las tierras bajas del Kurdistán ya están libres de nieve pero no así los pasos de montaña donde la nieve sigue sin derretirse.
Fuera del asfalto, todo son barrizales; el tiempo todavía es inestable y las lluvias y el deshielo hacen casi intransitables las pistas de montañas que vamos recorriendo. Pero existe un elemento cálido y ese es la hospitalidad que sigue siendo extraordinaria aunque la vestimenta, lengua y cultura son diferentes al resto de sus compatriotas.
Los pueblos kurdos se adaptan a su arisca orografía escalonada y aprovechan cualquier llanura para los cultivos entre las montañas. Cascadas de casas trepan por colinas terrosas o por inverosímiles acantilados rocosos. La vida al aire libre les apasiona. Los picnics son una actividad cotidiana y unido a su hospitalidad nos proporcionan momentos realmente entrañables conviviendo con familias kurdas e iraníes. Nos paran al vernos y enseguida nos invitan a sus casas y a probar especialidades de su gastronomía.
Nos hacen barbacoas en lugares de gran belleza natural: en entradas de cuevas con vistas panorámicas, en picos que dominan valles que se extienden a nuestros pies, en mesones rurales junto a ríos... la hospitalidad de este afectuoso pueblo nos ha brindado vivencias únicas. Desde aquí preparamos la etapa más arriesgada de la Ruta Gengis Khan: adentrarnos en Irak. Toda esta ruta se puede ver en detalle en Facebook en @RutaGengisKhan y en la página web www.ruta-imperios.com