Por fin. Después de unos años desde que el Ejecutivo local decidió paralizar las obras de
Juan XXIII y ese espacio solo sirviera para que los incívicos arrojaran basura, se han visto este lunes los primeros movimientos con la llegada al lugar de los camiones y excavadoras. Esta actuación la está llevando a cabo
Acemsa, que está adscrita a la Consejería de Medio Ambiente y Servicios Urbanos, y lo que se va a realizar es el movimiento de tierra y el allanamiento del terreno. Transcurridos varios años sin que se hiciera nada, estos trabajos son necesarios, para que luego la Consejería de
Fomento lleve a cabo las actuaciones prometidas a los
vecinos de la barriada. En un principio, la Ciudad comunicó que se iban a detener las actuaciones durante unos meses porque “la Federación contactó con la Consejería de Deportes solicitando que el campo se hiciera con más gradas de las que inicialmente tenía, para integrarlo dentro de los campos de competiciones”.
Ese motivo llevó al Ejecutivo local a tener que adaptar el proyecto inicial y hacer una modificación con ajustes para que no se elevara su coste. Cabe recordar que este proyecto fue adjudicado a
Tragsa hace tres años, entonces cifrado en 3,1 millones de euros. Pero esta situación se ha alargado en el tiempo y los vecinos lo han denunciado en múltiples ocasiones. Por último, entre lo que más lamentan los vecinos destaca el local social. Se les informó que tras la petición de la
Federación de Fútbol se le buscaría otra ubicación, pero por el momento desconocen el lugar. Asimismo, en todo este tiempo todo el recinto ha estado vallado para facilitar el trabajo de los operarios. Lo único que saben es que el local que tenían se lo quitaron y ahora no tienen ninguna zona donde reunirse. Es más, señalan que ahí ensayaba uno de los coros navideños con más solera y que desde entonces no tienen ningún recinto habilitado en toda la barriada para este fin. Son los primeros movimientos, los avistados este lunes, pero hay algo de esperanza en unas obras que deberían haberse retomado hace tiempo, pero que no ha sido sino hasta tres años después cuando parece que todo empieza a reactivarse.