¿Respuestas a una necesidad de cambio?

Hace aproximadamente un mes y medio, nada más finalizar mi ponencia sobre economía colaborativa ante los 70 portugueses que nos visitaron con motivo del 600 aniversario de la conquista Portuguesa, recuerdo que el presidente de la asociación Agavi (Antonio de Souza-Cardoso) destacó la gran importancia que ha tenido el crowdfunding durante los últimos años.

Una plataforma de crowdfunding ofrece a emprendedores y creadores la posibilidad de financiar sus proyectos a través de micro donaciones voluntarias por parte de miembros de su comunidad. En caso de éxito en la financiación de la campaña, los creadores reciben los fondos para poner en marcha su proyecto y la plataforma se queda con un porcentaje de comisión. Se trata de un modelo en pleno auge en España y en todo el mundo, sobre todo a raíz de la crisis de 2008.
A día de hoy ya se han financiado muchos millones de euros para una enorme variedad de proyectos mediante esta vía. De hecho diferentes plataformas de crowdfunding están especializadas en diferentes tipos de proyectos. Aunque lo que más abunda son proyectos creativos, sociales, culturales y empresariales.
Kickstarter, especializada en proyectos creativos (música, cine, arte, diseño y otro tipo de creaciones), es la plataforma de crowdfunding de mayor éxito a nivel mundial. Su comunidad consta de más de 9 millones de patrocinadores, que ha financiado con éxito más de 90.000 proyectos a través de microdonaciones. Sólo en 2014 se consiguió financiar más de 500 millones de dólares a través de la plataforma. Esto implica un gran valor a la sociedad, ya que los creadores de diferentes proyectos ven en el crowdfunding una herramienta muy útil para acceder a los recursos necesarios para llevar a cabo sus proyectos.
Además, hace 2 semanas Kickstarter anunció una decisión que le diferencia considerablemente de otros gigantes tecnológicos. En lugar de seguir la senda habitual de crecer lo mayor posible y planear una eventual salida a bolsa, han decidido establecerse como una “Public Benefit Corporation” (traducido al español sería algo así como corporación para el bien público). Se trata de un tipo de organización recogido en Estados Unidos desde hace relativamente poco, donde se establece que la entidad sigue siendo con ánimo de lucro pero se compromete a considerar el impacto de sus decisiones en la sociedad, y no únicamente en sus accionistas.
De esta manera Kickstarter afianza de forma legal el compromiso que siempre ha mantenido desde su creación en 2009 – tener un impacto positivo en la sociedad, particularmente desde la promoción de las artes y la cultura. A partir de ahora se comprometen a publicar y justificar los beneficios sociales y medioambientales en torno a su actividad.
En la práctica,  Kickstarter siempre ha mantenido grandes niveles en cuanto a transparencia y ética empresarial. Por ejemplo, muchas de sus estadísticas aparecen en su web, aseguran que no venderán datos de sus usuarios a terceros, invierten en transporte e infraestructuras sostenibles, donan el 5% de sus beneficios a educación en artes y a luchar contra la desigualdad, ofrece oportunidades de mentorización y formación a personas poco representadas. En definitiva, se comprometen a ser una compañía diversa, ética, integradora y equitativa.
Los fundadores de Kickstarter de hecho han manifestado que nunca se les ha pasado por la cabeza vender la plataforma o salir a bolsa porque creen que les empujaría hacia decisiones que no encajan con los valores de la compañía. Además, están convencidos de que este cambio legal les asegura mantener el camino que han llevado hasta ahora. Aunque necesitan de beneficios para evolucionar, sus decisiones a menudo irán más alineadas en mantener sus valores antes que el maximizar su beneficio.
Esto puede ser un problema a la hora de conseguir inversores o atraer talento. Sin embargo, aseguran que han conseguido atraer a trabajadores que están muy identificados con los principios de la compañía – en particular menores de 35 años para los que la cultura de la empresa en la que trabajan es muy importante. Además esperan tener accionistas fieles a los que poder repartir dividendos en el futuro.
En definitiva, hay diferentes formas de valorar las empresas y creo que cada vez se está teniendo más en cuenta sus beneficios éticos, sociales o medioambientales, además de su cuenta de resultados. Las “Public Benefit Corporation” en Estados Unidos son una manera muy útil de formalizar una organización que mira por el bien común, además de sus beneficios. Son relativamente nuevas pero quizás sea una respuesta a una necesidad de cambio que existe a nivel global, por lo que se deberían mirar con atención.