Las cercanías del castillo de San Amaro se convirtieron, la pasada noche, en escenario de un rescate a la desesperada. El de la tripulación británica del velero ‘Solo’, de bandera inglesa, que había sufrido una avería de máquinas y permanecía a la deriva a escasos metros de las rocas.
Sus ocupantes, tres hombres y una mujer de entre 58 a 65 años, vivieron momentos de angustia al ver como era inviable el control de la embarcación, de 12 metros de eslora, y el choque contra las rocas era el único destino al que podían enfrentarse.
La señal de alerta dada por la mujer posibilitó la intervención de dos embarcaciones particulares, ‘El Muñeco’ de Charter Ceuta y ‘Guatape’, que, en colaboración con el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, pudieron reconducir el rumbo del velero y arrastrarlo hasta su atraque en puerto deportivo.
Ahora, pasada la resaca de los malos momentos vividos, los protagonistas de este rescate recuerdan lo ocurrido. Se trata del policía local Gerardo Valero Moronta y de Alexis Romero Martín (guardia civil) -ocupantes de ‘El Muñeco’- junto a Juan Carlos Gonzales Alonso, ATS, y Jose Velázquez Sotelo (trabajados en los prácticos) -ocupantes de ‘Guatape’.
Los cuatro, a bordo de sus embarcaciones, acudieron hasta San Amaro para rescatar a la tripulación del velero. El rescate nacía ya con anécdota incluida, ya que poco antes otro velero había sufrido una avería similar siendo rescatado por la Benemérita. “Al recibirse el aviso hubo confusión porque la gente se pensaba que era este velero y que ya había sido rescatado, cuando en realidad era un segundo velero que se encontraba en apuros y su tripulación angustiada”, recuerda Valero.
Cuando Valero, Romero, Gonzales y Velázquez llegaron a San Amaro, el velero “estaba pegado a las rocas”. Entre ambas embarcaciones ayudaron para retirarlo de las piedras y reconducirlo hasta puerto, ayudándose de cuerdas. Fue tal la rapidez con la que acudieron a prestar apoyo al velero, que otra embarcación que se cruzó en su camino pensaba que eran ellos los que necesitaban ayuda. “Creían que habíamos perdido el rumbo porque acudimos rápido a atender a la tripulación que se encontraba angustiada”, recuerda Valero.
Una noche de pesca con sorpresa
Cuando sucedió el accidente algunos de los participantes en este rescate se encontraban pasando una tarde noche de pesca en Benzú. Y pescar no pescaron nada pero se llevaron su sorpresa particular a la casa, tras hacerse protagonistas de un rescate que, de no ser por su intervención y la de la Benemérita, hubiera terminado en fatal accidente. Lo enrevesado del terreno, marcado por una rocosidad que ha provocado ya muchos accidentes marítimos, complicó las labores que finalmente fructificaron con un resultado positivo que quedará en anécdota para estos ingleses.
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