Agosto está siendo un mes “especialmente duro” para los integrantes de la Salvamar ‘Gadir’, debido a la gran cantidad de salidas -casi diarias- que se están llevando a cabo para auxiliar a los inmigrantes que parten en balsas, siempre del mismo punto, el entorno de Punta Cires.
Ayer volvieron a repetirse las mismas escenas, similares parámetros e idénticos protocolos de salvamento pero con distintos protagonistas: los doce subsaharianos -entre ellos un adolescente de unos 15 años-, que eran rescatados a 6,5 y a 4 millas de Ceuta en un par de balsas playeras no homologadas.
Todos ellos fueron trasladados al puerto deportivo contando con el apoyo del Servicio Marítimo, en una mañana que seguía a una noche especialmente frenética con varias salidas para atender los intentos de entrada de subsaharianos que, a nado, buscaban burlar la vigilancia por los espigones de Benzú. Dos de ellos lo consiguieron, el resto fue rechazado a Marruecos o asistido por las patrulleras del vecino país.
Se escribía así otra crónica en la historia migratoria que este verano se está caracterizando por una mayor presión que el mismo periodo del pasado año. In situ lo reconocía Francisco Chaves, patrón de la Salvamar ‘Gadir’: “Está siendo un verano muy duro, el año pasado no fue igual”, matizaba. De hecho la presión es clara. Desde el pasado mayo han entrado, por esta vía en balsas, unos 60 subsaharianos y sólo en el mes de agosto se ha superado la treintena batiéndose el récord de otros meses.
Los que ayer protagonizaban esta travesía se toparon con la suerte: el ser detectados por los ferrys de FRS ‘Ceuta-Jet’ y el Pacífica de Euroferrys. El primero fue el que atisbó la primera de las balsas, con cinco inmigrantes a bordo. Lo curioso es que uno de ellos ejercía de ‘motor humano’. Dotado con aletas y un flotador se encargaba de ir tirando de la balsa, guiando a modo de motor a sus compañeros. Poco después el Pacífica de Euroferrys detectaba la otra balsa, esta vez con 7 inmigrantes. La ‘Gadir’ contó con el apoyo de la salvamar ‘AlKaid’, con base en Algeciras. El grupo intentaba alcanzar las costas a remo y son los que estaban en peores condiciones. Cansados, alguno incluso había vomitado, mareados... Todos ellos fueron auxiliados y subidos a la ‘Gadir’ para su traslado al puerto deportivo. Ya en la propia embarcación recibían las primeras asistencias: comida, mantas, agua... hasta la llegada a la base en donde esperaba un retén de Cruz Roja preparado, en base al protocolo, para atender cualquier emergencia.
Los rescates de ayer fueron sencillos porque la mar estaba tranquila. En otras ocasiones el oleaje constituye un problema para la labor de quienes componen la tripulación de la ‘Gadir’. Ayer no fue así, lo que ayudó al descanso de los subsaharianos que intentaban reponerse en pleno puerto, cansados, sintiéndose protagonistas de la marabunta de fotógrafos y cámaras que se reunían a su alrededor.
Los voluntarios de Cruz Roja prestaron las primeras asistencias básicas: chequeo médico, dar agua, comida, ropa, ayudarles a incorporarse. Minutos después eran trasladados a la Jefatura Superior para su filiación. Los voluntarios de Cruz Roja advertían de las malas condiciones físicas que mostraban algunos subsaharianos. Se estima que habían permanecido remando entre tres y cuatro horas, a la deriva, hasta ser localizados por la ‘Gadir’.
Un menor entre los rescatados, el segundo caso
Entre los rescatados, todos francófonos, había un niño de 14 años procedente de El Chad. Es el segundo caso en el que la ‘Gadir’ rescata a un adolescente, lo que, según fuentes de la Policía Nacional, no es algo aleatorio. Se sospecha que entre los inmigrantes que van a intentar cruzar en los próximos días en balsas habrá más menores. Las sospechas apuntan a la existencia de una bolsa de entre 80 y 90 subsaharianos preparados para lanzarse al Estrecho. Entre ellos no se descarta que haya mujeres con bebés e incluso embarazadas. Sería lo normal como parte de los asentamientos que existen y que presumiblemente optan a una marcha en balsas. Lo hacen con la connivencia de las fuerzas marroquíes que no abortan las salidas de estas balsas desde sus costas. Sí que luego, en cambio, sí participan en algunos de los rescates que se llevan a cabo. Una postura ésta que se ha hecho más palpable después de la crisis con Marruecos, a tenor de las denuncias habidas en la frontera de Beni Enzar.
“Son personas que no están acostumbradas a estas travesías”
La tripulación de la ‘Gadir’ recalcaba ayer la poca preparación de quienes arriesgan sus vidas para lanzarse a la mar en balsas no homologadas que constituyen un auténtico peligro para su integridad física. Esto no es obstáculo para la marcha y cada día son distintos los grupos que intentan la escapada. Cuando la ‘Gadir’ los rescata se encuentra con escenas de todo tipo. “Son personas que no están acostumbradas a estas travesías. Cuando nos ven algunos nos lo agradecen con palabras, o nos miran, nos lo hacen ver con sus gestos. Otros están más serios porque saben que se ha frustrado su intento”, señala Chaves. Todos ellos constituyen episodios de unas historias que terminan en el mismo lugar: el Centro de Estancia Temporal.
La gran mayoría de los inmigrantes que entra en balsa es de origen francófono
Los agentes de la Policía Nacional adscritos a las brigadas de Extranjería investigan algunas de las coincidencias que marcan y definen las balsas que han sido interceptadas en los últimos meses. Hay detalles que resultan claves para estas investigaciones, como el hecho de que la gran mayoría de los subsaharianos interceptados sea de origen francófono y que estén saliendo de los mismos puntos.
Esto hace entender que se estaría ante los movimientos premeditados y orquestados por las mafias para mover a subsaharianos que son de las mismas nacionalidades. La presión es clara y desde el pasado mes de mayo han sido 60 los subsaharianos rescatados, registrándose un incremento notable en el último mes. Los rescatados son siempre de los mismos países y todos tienen en común que ofrecen a la Policía la callada como respuesta. No colaboran a la hora de facilitar datos sobre la organización, ni a la hora de posibilitar el avance de las investigaciones que mantiene operativas la Policía. Hacer lo contrario supondría vetar la salida de quienes esperan el momento para, de manera coordinada y bien estudiada, salir en balsas.
Presión a la baja
Las mafias también engordan sus ganancias facilitando unas balsas que alcanzan un precio entre cuatro y cinco veces más que el registrado en Ceuta. Eso sí, proceden de la ciudad pero se venden en Marruecos, detalle éste confirmado policialmente.
En las últimas semanas los servicios de información han mantenido abiertas varias vías de investigación para conocer qué hay detrás de este goteo constante. Aunque en su día se barajó la posibilidad de que las balsas fueran abandonadas en medio del Estrecho por barcos nodriza, esta vía se ha descartado y se apuesta por la idea de salidas graduales siempre de la zona norte, buscando que sean dramáticas para forzar el auxilio que llevará a cabo Salvamento Marítimo. Las últimas escenas de este tipo, con tantas presiones, que recuerdan las fuerzas de seguridad, son las que protagonizaron, hace años, los llamados motores humanos. Subsaharianos que se enfundaban en trajes de neopreno y eran introducidos en Ceuta con ayuda de argelinos. Las condenas de hasta ocho años dictadas por la Audiencia Provincial fueron claves para terminar con este tipo de salidas ahora sustituidas por las balsas.
De momento las estadísticas no engañan y se ha registrado una caída del 17% en la presión migratoria respecto a 2009.