Más de 9.000 visualizaciones en las seis primeras horas acumuló el reportaje sobre el
barrio del
Príncipe, de Ceuta, estrenado por el canal de Youtube ‘A pie de calle’ a las tres de la tarde de este domingo 12 de diciembre. Una pieza de 20 minutos que se presentaba así: “Hola a todos. Bienvenidos a ‘Barcelona: A pie de calle’. Hoy os traemos el video que todo el mundo espera de este viaje. Hoy nos metemos en el barrio más peligroso del país: el Príncipe. Es famoso por la serie de televisión, por documentales, por callejeros viajeros… hablando siempre de
terrorismo, asesinatos,
drogas… Nosotros vamos a entrar a hablar con la gente de a pie para que nos cuenten la realidad del barrio. ¡Vamos a ello!” Al llegar el reportero presenta, brevemente, la historia del barrio. Habla de su fundación, allí por el 1919 y de cómo, hasta los años 80, la multiculturalidad y la convivencia entre cristianos y musulmanes era un hecho. “Pero los cristianos fueron saliendo a otras zonas, porque fueron accediendo a viviendas de protección oficial, pero los musulmanes por temas de papeles casi nunca podían acceder”, explica.
Manjin,
un joven del Príncipe, es el primero que les recibe y les empieza a pasear por el laberinto de callejones que componen el barrio. “Nos gusta vivir aquí por la tranquilidad. Aquí hay gente luchadora, trabajadora, que se levanta a las 7 de la mañana a trabajar, igual también hay malos como pasa en cualquier barrio de España”, les dice. Resalta, con sinceridad, la labor de la
Fundación Cruz Blanca en el barrio. “Ayudan mucho a la gente que no tiene para subsistir. Hacen una labor envidiable. Aquí hay mucha situación de pobreza y exclusión laboral. Aquí se les da la mano a todos”, comenta el joven. Tras pasar por la calle San Daniel, se encuentran con Kamal, el presidente del Príncipe desde hace 11 años, quien les explica su labor y se lamenta de la imagen negativa que el barrio tiene, incluso fuera de Ceuta: “No es merecida la mala fama del barrio. Son etapas, nos tachaban primero de narcotraficantes, luego de terroristas… se generaliza y criminaliza mucho. Aquí el 98% de la población es gente trabajadora, o
parados que quieren tener su trabajo y mantener a su familia como cualquier otra familia de España”. Las altas tasas de paro, la falta de oportunidades para los jóvenes, la presencia de armas y las edificaciones informales que pueblan la barriada también aparecen, inevitablemente, en un diálogo que precede a la caminata posterior entre la maraña de callejones que interconectan cada punto del barrio que es, sin duda, de las cosas que más sorprenden a los visitantes. “Aquí pocos vienen para quedarse. Solo vivimos aquí los que hemos crecido aquí, pocos más. Por ejemplo, hace poco se ha vendido un piso debajo de donde vivo y he flipado”, resalta el joven antifrión quien, además, rememora el asesinato de un amigo cinco años atrás. Un vecino que, sin embargo, no se cansa de repetir lo que muchos en el Príncipe siempre dicen: “La verdad, pese a todo, este no deja de ser un barrio bueno”.