La ‘cultura de la repetición’ de curso está muy arraigada en España, que presenta una de las tasas más elevadas dentro de los países desarrollados, y dentro del contexto nacional especialmente en Ceuta. El problema se concentra especialmente en la Secundaria: es el primer país de OCDE y UE, con un 8,5% de alumnado obligado a no pasar de nivel en el año académico 2019-2020, cuando las medias de
UE y OCDE están por debajo del 3%. En Ceuta se repite más que en ningún otro punto del país a pesar de la espectacular caída de la repetición registrada en pandemia: en Primaria la tasa de local en el curso 2020-2021, el último con datos disponibles, seguía casi triplicando la nacional (3,3% frente a 1,2% cuando dos años atrás eran 5,4% y 2,4%). En ESO los niveles se han equiparado (4,2%), pero el año académico anterior eran del 8,5% frente al 16,2% de Ceuta) y en Bachillerato la ciudad se quedó por debajo (2,9%) de la media estatal (3,4%) en el último curso, pero el anterior alcanzaba el 13% frente al 8%. Todo ello a pesar de que las Instrucciones del
Ministerio llevan un lustro estableciendo que “la repetición se considerará una medida de carácter excepcional y se tomará tras haber agotado las medidas ordinarias de refuerzo y apoyo para solventar las dificultades de aprendizaje del alumnado”, según rezaban literalmente las de 2017.
Según
Save The Children, “el abuso de la repetición de curso en los colegios e institutos españoles está perjudicando al alumnado, sobre todo al de bajo nivel socioeconómico”. En su informe ‘Repetir no es aprender’, la organización no gubernamental alerta de que se trata de una práctica que multiplican las ratios elevadas de estudiante por docente y que es “perjudicial para el alumnado, sobre todo para el más vulnerable, que a menudo lleva al abandono escolar”. El estudio desmiente que en España se repita más por que el nivel educativo sea más bajo que en otros países y denuncia que “tomados dos estudiantes con conocimientos, dificultades de aprendizaje y niveles de motivación similares, el de nivel socioeconómico y cultural bajo tiene aproximadamente tres veces más probabilidades de repetir que el estudiante de clase acomodada”. “Existen sesgos que convierten la repetición en una medida discriminatoria”, entiende la oenegé. En Ceuta, por ejemplo, en el curso 2020-2021 la tasa de repetición en Secundaria en los centros públicos alcanzó el 5,1%, pero no pasaba del 1,4% en los privados-concertados.
“Empeora la percepción del alumnado sobre sus capacidades”
Más grave: las investigaciones “de mayor calidad” concluyen que la repetición “tiene un efecto nulo sobre el aprendizaje y perjudica al alumnado más desfavorecido”. Save The Children admite que puede tener consecuencias positivas en el mismo año de repetir al incluir un contenido en parte conocido, “pero se disipan e, incluso, se vuelven negativos al avanzar la escolarización”. “En el largo plazo, la repetición contribuye al abandono escolar”, ya que “empeora la percepción del alumnado sobre sus propias capacidades y también disminuye su interés por esforzarse, especialmente cuanto más tarde se produce la repetición en la escolarización”. Save the Children considera que, aprovechando el cambio en criterios de repetición en la LOMLOE, se debería impulsar programas de formación colaborativa y acompañamiento sostenido a equipos docentes para experimentar, reflexionar y cambiar creencias y prácticas sobre repetición, a través de mentorías, asesores externos, feedback y trabajo en red, como ha hecho Portugal y Bélgica. Según la nueva ley, en el caso de Primaria la repetición de curso ha de tener un carácter excepcional y solo puede darse una vez en la etapa. En Secundaria será también una medida extraordinaria que deberá tomar el equipo docente de forma colegiada.