Opinión

Reinventando a Ceuta

El pasado jueves se celebró en Ceuta el encuentro empresarial denominado “Forbes Summit Reinventing Ceuta 2024” con el objetivo de “dar voz a instituciones, al tejido empresarial y a posibles inversores para llevar a primer plano de la actualidad los proyectos actuales y futuros de la Ciudad Autónoma de Ceuta”. El acto fue inaugurado por el Presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, que glosó los atractivos naturales y fiscales de nuestra ciudad que la pueden hacer apetecible a emprendedores e inversores. En palabras del Sr. Vivas, su gobierno quiere pilotar los cimientos de la economía ceutí con los conceptos del azul, el verde y la inteligencia. Se entiende que el azul se refiere al mar, el verde a la naturaleza y la inteligencia a las nuevas tecnologías digitales, en especial a la inteligencia artificial. Como lema resulta atractivo y potente, pero como suele suceder con las marcas publicitarias, no corresponde a la realidad del producto que venden.
Sin duda el mar es el elemento natural predominante en los paisajes de Ceuta y fuente principal de la economía de nuestra ciudad desde sus orígenes hasta mediados del pasado siglo XX. Las importantes industrias conserveras con las que contó Ceuta desaparecieron de forma gradual debido a la drástica disminución de las capturas, motivada por la sobreexplotación de los recursos pesqueros, la elevación del precio del metal con el que se fabrican los envases y los sobrecostes del transporte por nuestra condición extrapeninsular. La flota pesquera fue menguando, al mismo tiempo que se cerraban las fabricas conserveras, quedando como recuerdo de aquella época unos pocos barcos de pesca y nuestros maestros salazoneros que cada primavera y verano nos ofrecen sus deliciosos productos. En este tiempo surgieron algunas iniciativas, como las jaulas de engorde de atunes instaladas en la bahía sur; la piscifactoría, en la que se invirtió muchísimo dinero sin resultados tangibles; y los proyectos de mejilloneras que no llegaron a buen puerto. Queda una almadrabeta calada en la zona de Fuente Caballos, una zona inadecuada, desde nuestro punto de vista, por sus impactos ambientales. Esta variable, la ambiental, ha ido cobrando cada día más protagonismo ante los evidentes impactos negativos provocados en la naturaleza por la insensata y codiciosa actitud del ser humano que no parece tener freno a la hora de “explotar” los recursos naturales. Ponemos entre paréntesis la palabra “explotar”, pues en nuestras costas se llegó a utilizar explosivos para pescar. Han sido acciones, como la que acabamos de comentar, las que llevaron a la ciudadanía más conscientes a movilizarse para frenar la destrucción del medio ambiente y a presionar a las autoridades internacionales y nacionales para que adoptaran medidas legales para frenar la locura desarrollista que había poseído a la humanidad.

“En el actual panorama de crisis multidimensional hasta los políticos más descreídos han introducido en sus discursos el concepto de sostenibilidad, aunque no terminen de creérselo”

En el actual panorama de crisis multidimensional (ecológica, económica, política, social, cultural, etc…) hasta los políticos más descreídos han introducido en sus discursos el concepto de sostenibilidad, aunque no terminen de creérselo. Es evidente que la presión antrópica sobre el medio natural no se puede sostener por más tiempo, sobre todo con la fuerza con la que empuja los intereses económicos para seguir creciendo. Ni los recursos marinos (el azul del slogan político) ni los terrestres (el verde) es posible seguir esquilmándolos al acelerado ritmo de los últimos dos siglos, entre otros motivos porque se han agotado o están a punto de hacerlo. Se impone, a la fuerza, una reducción en la extracción de recursos no renovables y emprender una transición hacia un modelo económico más equilibrado y respetuoso con el medio ambiente. La obtención de los recursos imprescindibles para el mantenimiento de la población y el funcionamiento del entramado económico tiene que ser vigilado y supervisado por todos. Se hace evidente la necesidad de controlar los flujos de captación de recursos por el bien de la naturaleza y del propio futuro de la humanidad. Esta indispensable tarea corresponde al conjunto de la ciudadanía, aunque es habitual que la deleguemos en las administraciones públicas. Esta delegación de atribuciones democráticas no supone renunciar a nuestra responsabilidad cívica, pues ya sabemos que las fronteras entre el poder económico y político son muy difusas. Es por ello que los ciudadanos debemos ejercer la crítica vigilante, como la denominó Lewis Mumford. No se trata tan solo de criticar la acción de la clase política y empresarial, sino de ofrecer propuestas y corresponsabilizarse en el diseño y construcción de un futuro pleno de dignidad para el mayor número posible de personas. Esta implicación de la ciudadanía fue tildada de indispensable por uno de los ponentes del encuentro organizado por Forbes, el Prof. Julio Lumbreras.
Por desgracia, poco o nada fomenta la participación ciudadanía el gobierno de esta ciudad. Para el Sr.Vivas, los únicos legitimados para opinar en los asuntos públicos son los concejales municipales y, más concretamente, los que forman parte de su partido político. Según han ido pasando los años, el presidente de la Ciudad se ha ido haciendo cada vez más hermético e inaccesible. No quiere escuchar a nadie que pueda cuestionar sus opiniones o que le pueda forzar a adquirir un compromiso público. Este “modus operandi” forma parte de la idiosincrasia de su gobierno. El hermetismo político en materia de patrimonio cultural y natural es más que notorio. La Comisión de Patrimonio Cultural está cerrada al oído y a la voz de los grupos conservacionistas, hasta el punto en el que ya ni siquiera trasciende a la opinión pública cuándo se reúne, qué discuten y qué acuerden. Todavía es más evidente la impenetrabilidad en la información y las políticas medioambientales. Han sido numerosas las ocasiones en las que hemos tenido que acudir al Defensor del Pueblo para denunciar la falta de respuesta de la Ciudad Autónoma de Ceuta a nuestros requerimientos de información sobre asuntos de trascendencia ambiental o patrimonial. En la oficina del Defensor del Pueblo conocen bien circunspección de los gobiernos del Sr. Vivas. En la misma línea, las convocatorias del Consejo Sectorial de Medio Ambiente han sido esporádicas y casi siempre vacías de contenido.

"Si dirigimos la mirada al pasado de Ceuta nos daremos cuenta que nuestra ciudad destacó en la Plena Edad Media por ser una de las cunas de la sabiduría"

El Prof. Lumbreras también abogó en su disertación a que los ceutíes nos hiciéramos la pregunta colectiva sobre en que ciudad queremos convertirnos. A este respecto, decía la escritora Anaïs Nin, que no vemos el mundo como es, sino que lo vemos como somos nosotros. No podemos ver por los ojos de los demás, pero creo que nuestra visión es muy distinta al de la élite política y empresarial que se ha dado cita esta semana en el Palacio Autonómico. Por mi condición de historiador, mi visión no sólo abarca el presente y el futuro, sino que se ancla en el pasado. Resulta imposible revertir el tiempo, pero sí podemos viajar al pasado sirviéndonos de la imaginación, a la que, de manera acertada, se refirió el Prof. Lumbreras. No estamos hablando de dejar volar la fantasía, sino de reconstruir mentalmente los paisajes del pasado sirviéndonos del conocimiento científico que nos aporta disciplina como la biología o la arqueología. Este viaje al pasado merece la pena emprenderlo para descubrir y sacar a la luz las semillas latentes que pueden ayudarnos a dar un salto cualitativo en la evolución de nuestra consciencia.
Si dirigimos la mirada al pasado de Ceuta nos daremos cuenta que nuestra ciudad destacó en la Plena Edad Media por ser una de las cunas de la sabiduría. Y en este punto me parece oportuno introducir la sutil diferencia entre sabiduría e inteligencia, que se supone que es el tercer pilar sobre el cual el actual gobierno de la Ciudad desea edificar el futuro de Ceuta. Ser inteligente consiste en seleccionar los medios adecuados para lograr un fin, mientras que la sabiduría, un concepto más elevado, estriba en elegir los fines más adecuados y elevados.
Nosotros tenemos claro que el fin de la política tendría que ser establecer la condiciones para una vida plena y dignidad para el conjunto de la ciudadanía. Para ello resulta indispensable educar la mirada, despertar los sentidos, elevar el alma, fomentar la ambición espiritual, cultivar la ciencia, la cultura y el arte, impulsar la implicación cívica, revertir los daños provocados a la naturaleza y recultivar los paisajes. La historia demuestra que todo está inventado. Todo consiste en saber dónde encontrar la fuente de inspiración para promover la renovación de la vida.

Entradas recientes

‘Música para los oídos’ de la mano de jóvenes talentos

Un deleite para el oído de la mano de jóvenes talentos. Niños y niñas de…

16/06/2024

Mohamed VI indulta a 1.484 personas por el Eid Al-Adha

El rey Mohamed VI de Marruecos ha anunciado este domingo el indulto de 1.484 personas,…

16/06/2024

Los puestos de volaores, un año más en el Chorrillo

Un verano más. La explanada del Chorrillo ha vuelto a llenarse de vida de la…

16/06/2024

Ceuta, ciudad prohibida

¿Por qué un niño de seis años no puede jugar en la orilla de la…

16/06/2024

Intenta pasar a Ceuta con casi 15 kilos de hachís en su furgoneta

Aduaneros marroquíes han detenido en la frontera (paso de Bab Sebta) a un residente en…

16/06/2024

Puerto: más de 4.000 pasajeros en el primer sábado de la OPE

En el primer sábado de la Operación Paso del Estrecho (OPE), el puerto de Ceuta…

16/06/2024