La Ciudad Autónoma de Ceuta ha contribuido con un total de 346.376 euros a la rehabilitación de la Casa Cerni, conocida como la Casa de los Dragones, ubicada en la confluencia de las calles Millán Astray y Camoens. Así, a través de las convocatorias de Emvicesa, sociedad municipal adscrita a la Consejería de Fomento y Turismo, para actuaciones en materia de rehabilitación y mejora del patrimonio de interés histórico, se concedieron sendas subvenciones de 200.000 euros en 2006 y de 146.176 euros en 2017.
En 2006 las obras, financiadas en gran medida mediante la subvención concedida por la Ciudad, fueron llevadas a cabo por la empresa JOMASA, posibilitando la rehabilitación integral de la fachada del edificio. Tras cinco meses de investigación, documentación y arduo trabajo, la Casa Cerni pudiera recuperar toda su belleza y volver a ser realmente la Casa de los Dragones, teniendo en cuenta el encargo al escultor local Antonio Romero para realizar las réplicas de los dragones, un gran trabajo que logró devolver al edificio toda su singularidad.
Posteriormente, en 2011 y 2014 se realizaron sendos trabajos de conservación en cubierta y fachada trasera, quedando pendiente todo lo relativo al interior e instalaciones. Por ese motivo, la actual propietaria de la Casa Cerni, Clara Benhamú, decidió abordar aquellos aspectos que debían aún solventarse: la renovación de las instalaciones, el saneamiento, la carpintería y los problemas estructurales, así como la importancia de hacer accesibles todas las dependencias de la planta superior y el semisótano, dotándolas de ascensor, servicios adaptados, entre otros requerimientos enumerados por la administración local en una nota de prensa.
Tras concurrir a la convocatoria de Emvicesa de 2017, la Ciudad concedió al proyecto una ayuda del 70% de su total, según han recordado este sábado en un comunicado. Tras un año completo de ejecución, "el 5 de diciembre de 2019 se dieron por concluidas las obras, con un coste final de 534.363 euros que, por imprevistos y mejoras añadidas, multiplicó por más de 2,5 el presupuesto inicial".
Además de varios retoques a la fachada, las actuaciones permitieron cumplir los siguientes objetivos: dotar de accesibilidad total a todo el edificio; mejorar la eficiencia energética; consolidar la estructura de la planta primera; renovar las instalaciones de electricidad y fontanería; sustituir todo el sistema de saneamiento con nuevos bajantes y arquetas; aislar e impermeabilizar la cubierta; embellecer las zonas comunes con materiales nobles en suelos y aplacados y remodelar la distribución de la primera planta. Los trabajos fueron ejecutados por la empresa local Construcciones Pérez Aragón.
Francisco Cerni González, alcalde de Ceuta entre 1897 y 1903, y su hermano Ricardo encomendaron el proyecto al arquitecto valenciano, José María Cortina Pérez, considerado uno de los más importantes artífices del eclecticismo en la arquitectura valenciana de finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
Casi todas sus obras fueron encargos de familias de la burguesía y de entidades religiosas valencianas: edificios de viviendas, casas de veraneo, panteones o ermitas. Solo hay dos ciudades fuera de esa comunidad que poseen sendas obras del artista: Teruel, en donde se ubica la ermita de la Virgen del Carmen, y Ceuta con la Casa Cerni, reconocida como la obra más bella del arquitecto.
Construida entre 1900 y 1905, la Casa Cerni tuvo sus años de esplendor cuando fue alquilada por los Cerni al Casino Africano. De aquella época se recuerda la gran lámpara de araña de cristal, el techo de vidriera, la magnífica biblioteca, el lujoso mobiliario e incluso los bailes y cenas celebrados.
De acuerdo al relato del historiador ceutí Francisco Sánchez Montoya, tras la muerte de Francisco Cerni, la casa pasó a manos de sus sobrinos y fue durante la II República cuando se retiraron los dragones de la fachada. Ya en 1936 la Falange Española se apropió del edificio instalando en él sus oficinas durante una década.
En 1946 la Casa Cerni fue vendida a las Misioneras de la Inmaculada Concepción que transformaron el interior en un colegio, salvo algunas de las estancias que sirvieron de vivienda para el obispo, alquilándose los bajos a la Caja de Ahorros de Ceuta.
En 1973 Salomón Benhamú y Moisés Barchilón compraron el edificio. Ya en 1968 el deterioro de la fachada comenzaba a hacerse evidente con la pérdida de varias molduras y el derribo de uno de los balcones.
Es por ello que, en el mismo año de su adquisición, los nuevos propietarios acometieron el primer arreglo de la fachada, retirando elementos añadidos como carteles, cables, paneles metálicos y la visera que había construido la entidad bancaria, además de realizar el revestimiento en roca ornamental de toda la parte inferior para ocultar los daños que ya se habían producido. La planta superior se destinó a oficinas y los bajos, a locales comerciales. Diez años más tarde, Salomón Berhamú adquirió la propiedad de la Casa de los Dragones.
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