El acuartelamiento González Tablas ha acogido este miércoles una parada militar con motivo del 112 aniversario de la creación de las Fuerzas Regulares. Un acto realizado en Ceuta con todos los honores aunque en el mismo no se ha tenido en cuenta a la amplia mayoría de los medios de comunicación, encargados de dar fe de lo ocurrido, que han sido arrinconados en el peor de los puntos de imagen.
La formación ha rendido honores a la autoridad que ha presidido el acto, el jefe del mando de Canarias, Julio Salom. Una celebración que ha servido para honrar y recordar a aquellos que precedieron a los regulares actuales durante estos 112 años de vida.
En el cuartel han formado distintas unidades: escuadra de Gastadores del Grupo 54, Mando y Plana Mayor del mismo grupo, Nuba, música del Batallón de Cuartel General de la Comandancia, Escuadra de Gastadores, Mando y Plana Mayor del Tabor Tetuán y cuatro compañías.
Al mando de la formación ha estado el coronel jefe David Rubio González. La bandera del Grupo de Regulares se ha incorporado a su puesto en formación mientras las unidades le han rendido honores. Esta bandera es la más condecorada de todas las fuerzas armadas españolas. De su moharra cuelgan 10 cruces laureadas de San Fernando colectivas y 33 medallas militares colectivas, todas ellas ganadas en combate por el personal de los Grupos de Regulares 1, 3, 4 y el Regimiento de Infantería de Ceuta número 54, unidades de las que el actual Grupo es heredero.
Luce además las corbatas que atestiguan poseer las medallas de oro de la Ciudad de Ceuta y de la de Toledo.
En este acto el personal que pasa a la situación de reserva ha renovado el juramente a la bandera besando la enseña nacional. Ha sido el comandante Pedro Navarro Otero, con 43 años de servicio en distintas unidades, y el cabo mayor José Antonio Vilchez Espinosa, con 40.
Navarro Otero está en posesión de la medalla de sufrimientos por la patria, de la placa, encomienda y cruz de la real y militar orden de San Hermenegildo, de dos cruces al mérito militar con distintivo blanco, de cuatro medallas de la OTAN y una de las Naciones Unidas.
Vilchez Espinosa lo está de tres cruces al mérito militar con distintivo blanco, de las cruces de oro, plata y bronce a la constancia en el servicio y de tres menciones honoríficas.
Se han impuesto condecoraciones a varios militares. En concreto la Cruz mérito militar ha sido para los capitanes Juan Antonio Muñoz Castillo y Cristina Requena Betegón; los cabos 1º José Gallardo López, Miguel Soler Borrego y Miguel José Ale García; los cabos Manuel Rodríguez Barbas, Mohamed Mohamed Mohamed, Francisco Cubero Rodríguez, Hamza Ahmed Mohamed y Farid Chaib Al Lal.
A ellos se suman los regulares Pedro Jesús Torres Mora, Estefanía Miaja Beneto, José Manuel Villalba Gutiérrez, Manuel Ángel Muñiz Saavedra, Natalia Peñas Moreno, Mohamed Mohamed Ahmed, Ismael Mohamed Mohamed, Abdel Hali Esseguiar Abdel-Lah, Álvaro Noria Molina, Alejandro Miaja Beneto, Mohamed Oulad Moumen Chairi y Reduan Ahmed Ahmed.
La cruz de San Hermenegildo ha sido para el sargento primero Alberto José Marcos Cañada y la cruz a la constancia de bronce para el cabo Ezequiel Arroyo Colorado y los regulares Hicham Chaib Boufous y Francisco José Ríos Barcia.
La medalla colectiva Operación Balmis ha sido para María del Carmen Morillas Jarillo y ha habido menciones honoríficas para los regulares Yamel Salazar Álvarez, Rodrigo Alvarado Pires, Naufal Mohamed El Hichou y Javier García Pérez.
Han sido nombrados regulares distinguidos por su comportamiento ejemplar, dedicación entusiasta y capacidad de sacrificio en el cumplimiento del deber las siguientes personas: el cabo Cristian Iñíguez Ouaali y los soldados Daniel Santana Alvarado, Rodriguo Alvarado Pires, Fernando Bernal Martínez, Maryuri Rodas Robledo e Hicham Chaib Boufous.
A estas designaciones le ha seguido el discurso del coronel así como el acto de homenaje a los que dieron su vida por España y el desfile. La corona ha sido depositada por Amar Mohamed Amar, padre del cabo Dris asesinado en el Príncipe, así como el presidente de la Hermandad de Regulares, el coronel Palop.
El coronel de Regulares ha pedido a todos los presentes que tengan un emocionado recuerdo “por nuestro hermano el cabo Dris al que nos arrebataron vilmente este último año mientras trataba de proteger a sus seres más queridos. Tal cual había vivido siempre. Ni un paso atrás. Fiel Regular hasta morir”.
En el acto ha estado también presente Musa, el joven militar que resultó gravemente herido en un accidente de moto ocurrido en el Serrallo a principios de este año. Se ha abrazado a los compañeros de Regulares.
En su discurso el coronel de Regulares ha aludido a la historia de este Grupo. “Los Regulares tenemos un pasado abrumador, difícil de abarcar y explicar en unas pocas palabras. Son bien conocidas las 43 corbatas colectivas que cuelgan de la moharra de la Bandera de este Grupo, o las medallas individuales obtenidas por cientos de miembros de la unidad o las más de 90.000 bajas en combate que las Fuerzas Regulares tienen contabilizadas desde su creación, entre ellas más de 1.000 desaparecidos, que Dios haya acogido en su gloria”.
“La historia de Regulares no es sólo la historia de sus bajas, sus condecoraciones y sus combates. La historia de Regulares está fundamentada en el sudor y sacrifico de cientos de miles de soldados indígenas y españoles, norteafricanos y europeos, musulmanes y cristianos, que sin ser recompensados, ni haber pasado a la historia, lucharon, se esforzaron y sufrieron en el anonimato del día a día, de las largas marchas y de las numerosas guardias, de las duras maniobras y operaciones, cumpliendo con su deber sin esperar, y sin recibir, recompensa por ello. En la Yebala, en el Rif, en Alhucemas, en Ifni, en Guinea o, más recientemente, en Kosovo, en Senegal, en Irak o en Malí”, ha detallado.
“Los Regulares han sabido siempre sufrir y padecer en silencio, sin aspavientos ni protagonismos. Y esa es la verdadera espina dorsal del espíritu Regular, el espíritu humilde y callado que ha sustentado y vertebrado todo lo demás”, ha insistido el coronel.
“Porque, en general, el valor heroico surge siempre de la combinación de dos condiciones indispensables: una sólida moral colectiva y una fuerte unión entre camaradas de armas. Y ambas condiciones, alta moral y unión férrea, germinan, no por casualidad, en el duro esfuerzo diario compartido, en el sacrificio callado, en el buen trato, en el cariño y respeto mutuo, en la honestidad, en el compromiso y en la lealtad entre compañeros. Los lazos que así se construyen entre camaradas de armas son indisolubles en el tiempo y obligan a los mayores sacrificios por tus más queridos compañeros y amigos”.
Además de la reseña histórica, el coronel ha aludido a los retos que marcan a los Regulares en ese ánimo por alcanzar los más altos niveles de preparación. “Construyendo sobre la herencia que recibimos de manos de otros miles de Regulares que sirvieron antes que nosotros, aportando nuestro pequeño grano de arena, así estamos nosotros también construyendo el futuro para los que vendrán: respetando escrupulosamente nuestras tradiciones mestizas, trabajando abnegadamente dónde y cómo se nos ordena, apoyando y defendiendo a nuestros compatriotas y los intereses de la Nación sin medir el esfuerzo, y construyendo, al fin y al cabo, una Unidad, un Ejército y una sociedad mejores para nuestros hijos y sucesores”.
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