Reglamento de protección animal

La ciudad todavía no ha ultimado el reglamento de protección animal y ya estoy deseando leerlo.
Esta noche, a lo Martin Luther King, no he hecho más que darle vueltas a un sueño. Gracias a este reglamento, se implantaba el sacrificio 0 en la perrera y ésta, era gestionada por la protectora. Los animales y las prácticas que los protegían eran salvaguardadas y los maltratadores perseguidos y condenados. Podían denunciarse sin que se hiciera la vista gorda a quienes se dedican a criar y encerrar animales en zonas rurales y en pésimas condiciones hoy por hoy “al margen de la ley”. Gracias al reglamento, no vi animales en tiendas como antesala a la prohibición de compra/venta. La esterilización era una realidad y poco a poco había menos casos de utilización y abandono.
También se prohibió todo tipo de espectáculos y actividades de ocio donde se utilizaban animales como por ejemplo los circos, las atracciones de feria o la tauromaquia. Los animales dejaban de ser vistos como entretenimiento y San Amaro dejaba de ser una cárcel gracias a este reglamento.
También los animales salvajes eran protegidos de la caza y la pesca deportiva. Además de reconocer el valor que merece la vida de los animales, para prohibir la caza, el reglamento recogía, el peligro que supone que en Ceuta no se guardaba la distancia de seguridad entre los cazadores armados y las personas susceptibles de llevarse un disparo.
Recogía también, la obligación de asistencia en caso de accidente. Actualmente pueden atropellar a un animal, dejarlo tirado en la carretera o incluso ver como su cuerpo se pudre durante días sin que nadie haga nada. Actualmente, en el caso de que aún siga vivo, tienes que jugarte el tipo para salvarlo.
En general el reglamento promovía el respeto por todos los animales. Las obligaciones y derechos recogidos en él, iban encaminados a acabar con el sufrimiento y la indiferencia que padecen los animales por falta de una legislación que los proteja.
Luego, me he despertado esta mañana con la babilla en la almohada. No hay duda, he vuelto a la realidad y con los pies en el suelo, sé que aunque no me haya ni permitido el lujo de recrearme en el sueño, todavía estamos a años luz de que algo parecido ocurra. Ojalá me equivoque pero me espero lo peor de este gobierno.