Opinión

El Regimiento de Ingenieros nº7, distinguido con la Medalla de Ceuta

El día 14 de marzo pasado fue erigido un monumento al Regimiento de Ingenieros nº 7, al que entonces dediqué un artículo aquí en El Faro, haciendo constar lo justo y merecido que resultaba dicho homenaje, dado el cúmulo de méritos y relevantes servicios que el Regimiento ha prestado a Ceuta y los ceutíes, que en el mismo detallé.

Acabo de recibir una invitación del Presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, para asistir al acto de mañana martes, día 7 a las 11´00 horas, de imposición al Estandarte del mismo Regimiento la corbata, o Medalla de plata de Ceuta, en el Salón Noble de la ciudad Autónoma, al que asistirán las autoridades civiles y militares. El acto consistirá: Primero, imposición al Estandarte del Regimiento de la Medalla concedida. Segundo, imposición de Medallas, en sus distintas modalidades, al Coronel Jefe del Regimiento y demás personas distinguidas. Tercero, parada militar y desfile delante del edificio de la Ciudad Autónoma.

Creo que esta segunda distinción al Arma de Ingenieros en Ceuta en tan corto espacio de tiempo es de todo punto merecida, justa y oportuna, toda vez que este mes de mayo los Ingenieros celebran la festividad de su Patrón San Fernando, que tendrá lugar el próximo día 30; que, como tengo por costumbre dedicarle todos los años por estas fechas un artículo por haber servido casi seis años en sus filas, pues voy este año a adelantarlo a esta fecha para adherirme solidariamente a la doble celebración: concesión de la Medalla al Regimiento y conmemoración de su Santo Patrón, para después no ser reiterativo el día 30.

Así, pues, vayan mi enhorabuena y mis adelantadas felicitaciones a todos los componentes del Arma de Ingenieros, Ingenieros de Armamento y Construcción, Damas de San Fernando y cuantas personas estén relacionadas con ambas celebraciones. Asimismo, a todos los Fernando que el próximo día 30 celebren su onomástica, entre ellos, muy especialmente, al que fuera Comandante General de Ceuta durante el incidente de Isla Perejil, el 20-07-2002, General de División Don Fernando López de Olmedo, buen amigo mío, que en su día me confió la presentación del libro del que es autor, en el Salón más amplio del Ayuntamiento, que estaba a rebosar de público, ávido de oír el relato del General sobre aquel incidente que con toda solvencia y eficacia bajo su mando quedó desactivado.

El General Olmedo, ya retirado en Madrid, es todo un perfecto caballero, con el que continúo manteniendo estrecho contacto. Me consta que sigue con vivo interés el diario acontecer de Ceuta, con el mismo cariño y admiración que cuando fue su Jefe militar, en la que tanto se hizo querer y respetar. A él oí decir en una visita que realizó a Transmisiones de Ceuta, a la que fui invitado en mi condición entonces de Presidente de los Tribunales Económico-Administrativos de Ceuta y Melilla, y donde se le hizo entrega del título honorífico de Radiotelegrafista, que: “las transmisiones en el Ejército son muy importantes incluso cuando fallan, porque es entonces cuando el mando se da más cuenta de lo imprescindibles que son”. Pues, muchas felicidades anticipadas, amigo Fernando, y cuantos el próximo día celebren su onomástica.

Mi afecto y admiración hacia los Ingenieros militares, trae causa de haber servido más de cinco años en Transmisiones de Ceuta, donde adquirí hasta seis especialidades, fundamentalmente la de Radiotelegrafista de 2ª y de 1ª, prestando continuados servicios en emisoras radiotelegráficas cuando las comunicaciones se realizaban por Morse y Código internacional “Q”, en las que operé con mucha intensidad, entrega y dedicación; cuya época de mi juventud la recuerdo con tanta nostalgia como años ahora me sobran. Y siempre me sentí muy orgulloso y honrado de haber lucido sobre el uniforme que entonces vestí el emblemático castillo que como insignia de Cuerpo llevan en el cuello de la solapa los Ingenieros, que representa fortaleza y unión.

Y al escribir sobre Ingenieros en estas fechas, necesariamente hay que referirse a su Santo Patrón, el rey Frenando III; uno de los monarcas que más territorio de España reconquistó. Siempre me han impresionado de él sus virtudes humanas, animando e infundiéndole valor a sus soldados, incluso conviviendo con ellos en las trincheras y comportándose como el más humilde entre todos. Como persona, fue portador de excepcionales virtudes y valores. Sentía enorme respeto y cariño por su madre, Dª Berenguela. En cierta ocasión, personas de su entorno real le sugirieron que, siendo rey, no le debía exteriorizar públicamente tanto respeto, puesto que él era rey de todos; contestándoles que, “antes que rey, fue hijo y, mientras viviera su madre, le seguiría profesando profundo respeto y cariño.

Era luego fiel sencillo en el trato y fiel cumplidor de su palabra dada. Falleció el 30-05-1252, en el Alcázar Sevilla. Y vean cómo quiso morir: Pidió a su confesor, Ramón de Lizana, obispo de Segovia, la Sagrada Eucaristía. Le dio la comunión el obispo de Sevilla, Don Remondo. Tras recibirla, el rey se arrodilló, pidió que lo despojasen de todos sus atributos y vestiduras reales, dejándole sólo con un sayo que entonces usaban los pobres. Se colocó una soga al cuello como símbolo de humildad, queriendo con ello significar que “delante de Dios, no hay ningún otro rey, y que en la muerte todos los hombres son iguales”. Llamó a su esposa e hijos y se despidió dándoles sabios consejos.

Al heredero, Alfonso X el Sabio, recordó sus obligaciones con el reino, que amparara a la familia, a los desvalidos, la administración de justicia, tuviera misericordia con los pobres, propagara la fe y, para él, ser enterrado en una sepultura corriente. Sus últimas palabras fueron: “Señor: me diste reino que no tenía; honra y poder que no merecí; dísteme vida, ésta no durable, cuanto fue tu voluntad. Señor, gracias te doy y te devuelvo el reino que me diste con aquel provecho que yo pude alcanzar, y ofrézcote mi alma”. Cerró los ojos, y falleció. Contraviniendo su deseo, su hijo Alfonso X mandó enterrarlo en la Catedral de Sevilla, erigiéndole un mausoleo.

Pues, habiendo recogido ya en mi artículo anterior los relevantes servicios prestados por los Ingenieros militares a Ceuta, hoy me ocuparé de algunos de los realizados por España. El Arma de Ingenieros es más facultativa que operativa, aunque también entra en combate; trabaja duro y serio bajo el lema de la Academia de Ingenieros: “Nunca minerva postea palas” (primero la sabiduría, después la guerra). Su consigna al finalizar los toques de corneta es la musiquilla de: “¡Los Ingenieros trabajan!”. Su rama de Transmisiones tiene la misión de asegurar las comunicaciones radiotelegráficas, telefónicas, heliográficas y de toda índole. Modernamente, aplicando las tecnologías de última generación, los nuevos sistemas de transmisiones que corresponden a la guerra electrónica, Internet, Intranet, Criptografía, sistemas de información, interceptaciones, gestión y control del espectro electromagnético y demás medios sofisticados.

Y la rama de Zapadores se ocupa de los trabajos de fortificación, construcción y rehabilitación de vías de comunicación, carreteras, puentes, campamentos, apoyos fijos y flotantes, perforaciones, montaje de instalaciones, uso de maquinarias pesadas, auxilio y colaboración en casos de catástrofes naturales, uso de unidades anfibias, de buceo y de montaña; son especialistas en la guerra de minas, en la detección y desactivación de explosivos, alambradas, movilidad y contra movilidad; funcionamiento, prácticas, uso y explotación de los ferrocarriles de uso militar; automovilismo, etcétera.

Sólo en el siglo XVIII, construyeron: carretera de Madrid a Cataluña, trazada por el ingeniero militar Juan Cardoso; camino Real de Zaragoza a Lérida, diseñado por Jorge Sicre; Nuevo Camino de Barcelona a Lérida, trazado por Pedro Martín Cermeño y Carlos Saliquet; carreteras de Madrid a Valencia, por Enrique Legallois; de Madrid a Cádiz, por Pedro Coiservanx y José Espelín; de Madrid-La Coruña por Carlos Lemaurs; en 1763 la Diligencia General de Coches que unió Madrid-Pamplona-Zaragoza-Valencia-Cartagena-Córdoba-Puerto de Santa María-Sevilla-Lisboa. Construcción de canales, navegabilidad del Tajo hasta Aranjuez, redactado por Miguel Hermosilla; proyecto de acequia en la campiña de Guadalajara y Alcalá, por Manuel Navacerrada; Memoria sobre navegabilidad del Ebro desde Zaragoza al mar, por Sebastián Rodelphe.

Canal de Castilla la Vieja, por Silvestre Abarca; planeado para unir Palencia con Santander. En Galicia, El Ferrol, que hasta el siglo XVIII era un pequeño pueblo de pescadores, y los Ingenieros militares construyeron su Arsenal, los Astilleros, Barrio de la Magdalena o Ferrol Nuevo, por Joseph de Croix y Miguel Martín, barrio de Esteiro, ría de Corcubión, La Coruña, Vigo, Tuy, La Guardia, Pontevedra y Bayona; palacios de Rajoy y del Obradeiro. En Cataluña, tras la Guerra de Sucesión, Jorge Próspero Verboom ordenó la construcción de una ciudad en Barcelona, fortificada en el barrio de la Ribeu, fortificación entre Punta del Mar y la Linterna, con el nombre de la Barceloneta, por Martín Cermeño y su hijo Pedro.

En Canarias, fortificación de Isla de la Palma, Fuerte de San Francisco, Castillos de San Pedro, Santa Catalina, San Felipe, del Rey, San Gabriel, San Telmo, San Joaquín, del Cabo y Juan Graje. En Navarra, fortificación de Estella, Tudela, Olite, Lumbier. En País Vasco, Hernani, San Juan de Luz, Rentería, San Sebastián, Guetaria, Pasajes, Beovia. En Cantabria, Santander y Puerto de Santoña. En Aragón, Zaragoza, Jaca, Verdúm, Ainsa, Castillo de Benasque, Camfranc, Hecho, Ansó, Santa Elena, Fraga y Maella. En La Rioja, Logroño. Pamplona. Ceuta y Melilla, fortificación general. Y no cito su inmensa obra en las antiguas colonias americanas, porque necesitaría cinco artículos más.

En la Guerra de la Independencia, recién creado en 1802 el Regimiento de Zapadores Minadores, del que el Regimiento de Ingenieros nº 7 es su sucesor y depositario del historial y símbolos, creado por el extremeño Manuel Godoy en 1808, acometió la llamada “Fuga de los Ingenieros”, desde Alcalá de Henares hasta Valencia, para no acatar las órdenes de los invasores franceses. Fueron el chispazo de rebelión que arrastró a todas las provincias a la sublevación militar. En la batalla de Bailén los Ingenieros tuvieron una destacadísima actuación, siendo muy elogiada por el General Castaños; participaron también muy activamente en la acción del puente de Alcolea; batallas de María, Almonacid, la Albuera, Castalla, Andújar, Ibi, San Marcial, Tolosa, en la llamada Guerra de los Sitios de Zaragoza y Lérida; batallas de Ciudad Rodrigo, Tortosa, Olivenza, Tarragona, Castillo de Sagunto, Tarifa y Cádiz. Igualmente, tuvieron una intensa participación en las Guerras Carlistas, en la acción de Ateca, batalla de Mendigorría, defensa del puente de Sigüenza, sitio de Bilbao y conquista del fuerte de Guardamino.


Participaron muy abnegadamente en todas las campañas de los siglos XIX-XX, fortificando el territorio nacional, puntos estratégicos y torres vigías de las costas españolas. En Madrid, construyeron el Hospital General, las Puertas de Alcalá y de San Vicente, Cuesta de San Vicente, Paseo de la Florida, remodelación del Paseo del Prado, el Prado de Atocha, el Buen Retiro, Carrera de San Jerónimo, calle de Alcalá y Ministerio de Hacienda. En Cataluña, la Universidad de la Cervera en Lérida; fortificaron Rosas, Perpiñán, Tortosa, Puigcerdá, Figueras, Barcelona, Gerona, Tarragona, el Rosellón en Rosas, castillos de Montjuich, de San Fernando y de Figueras. En Valencia, obras de construcción y fortificación en Guardamar, el Grao, Cullera, Denia, castillo de Peñíscolas, Bernia, Alicante, Alcira, Játiva, Castellón, Morella, Calpe y Vinaroz.

En Baleares, ciudadela de Menorca, Mallorca, Ibiza, Formentera, Mahón y Castillo de San Felipe. En Andalucía: Mejora del Castillo de Gibralfaro de Málaga, Estepona, Vélez-Málaga, Torrox, Fuengirola, Almería, Salobreña, Almuñécar, Cádiz, Gibraltar, obras de construcción y planificación en la repoblación y paso de Sierra morena entre el Viso y Bailén, La Carolina, Sanlúcar de Barrameda y el Fuerte de Ayamonte; construcción de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, Torre del Oro, Palacio de San Telmo y Atarazanas, Navas de Tolosa, Guarromán, Aldeaquemada, Fuente Palmera. En Extremadura, fortificación de Badajoz, Valencia de Alcántara, Jerez de los Caballeros y Aldea del Obispo y toda la frontera con Portugal.

Es por ello, que distinguiendo Ceuta a los Ingenieros militares, lo hace con todo merecimiento y justicia. Mis felicitaciones y enhorabuena a todos.

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