Un asunto a resolver en Málaga, me llevó a desplazarme a dicha capital el pasado domingo. Confirmada la puesta en marcha de los vuelos de Hèlity, no resistí la tentación de optar por el helicóptero, coincidiendo con su primer viaje comercial al aeropuerto malacitano. No había problemas de billetes. En el helipuerto, y para mi sorpresa, sólo éramos dos los viajeros. También estaban los informadores gráficos, para captar las instantáneas de este primer vuelo de la nueva compañía con la capital de la Costa del Sol. Sonrisas y amabilidad por el personal de la compañía, el del control de equipajes y los agentes de seguridad. Ambiente familiar propio de un clima de proximidad envuelto en una atmósfera de estreno, de sabor a nuevo, de esperanza de futuro en la línea.
Despegamos. De inmediato estamos en pleno Estrecho. Visión que pronto enlazará con el encanto de la Costa del Sol con sus puertos deportivos, playas, embarcaciones recreativas, hoteles, urbanizaciones, carreteras, edificios y campos del golf, configurando ese variopinto puzle de próspero turismo que la preside. Y pensar que pese a tenerla tan cerca no haya sido posible que ese gran magma de riqueza y movimiento que irradia no haya podido salpicar, siquiera simbólicamente, a esta cada vez más deprimida y aislada ciudad nuestra. Cómo es posible, cómo, me pregunto una y otra vez.
¡Pero si ya hemos llegado!, me digo saliendo de mi embeleso contemplativo. Treinta minutos justos. Qué maravilla. Han merecido la pena los 70 euros del viaje, aunque ello es un lujo reservado para ocasiones excepcionales, y aún así, incluso, para quienes puedan permitírselo con regularidad. No así en el caso de determinados empresarios, ejecutivos, y los políticos de turno, claro, faltaría menos. Pero que nadie me malinterprete. Que lo que ha conseguido Hèlity para la ciudad era algo que tanto echábamos de menos, después de que un 23 de julio de 2014, Ceuta Helicopters suspendiera sus vuelos sin previo aviso dejándonos en la estacada.
Si hemos recuperado el enlace aéreo, ello ha sido posible merced a la valentía y espíritu emprendedor de empresarios ceutíes que apuestan por su ciudad. Si por la compañía anterior y por la que luego aterrizó por aquí buscando la teta institucional hubiera sido, la línea de helicópteros con la península hubiera terminado convirtiéndose en historia, quizá para siempre.
A nuestro vuelo se unió Antonio Barranco, uno de esos empresarios que han dado vida a la reimplantación de la línea con Málaga y Algeciras. Tuve ocasión de departir con él, incluso durante el propio vuelo, gracias a la mejora incorporada en la amortiguación del ensordecedor ruido propio de este tipo de aeronaves. Le hablé del inconveniente que supone que el helicóptero disponga sólo de doce plazas. “Todo lo tenemos previsto y cuando se acondicione para ello el helipuerto de Algeciras, que ahora no lo permite, dispondremos de uno de veinte plazas”.
A pie del aparato nos aguardaba un moderno minibús adquirido en EE. UU. expresamente para el traslado de los viajeros hasta la terminal. Antes de subir a él, uno de los miembros de la tripulación nos invitó a posar todos juntos en una imagen que recuerde aquel primer viaje oficial a la capital malacitana.
Llegados a esa terminal, el personal en pleno nos acompañó al punto asignado para los vuelos de Ceuta. Un lugar estratégico y privilegiado que te permite no tener que pasar el control general y que, llegado el caso, te posibilita conectar directamente con el acceso a los vuelos a Madrid, con los que Hèlity tiene sincronizados sus horarios, como con los del AVE.
Tres días después regresaba a Ceuta. El helicóptero quedaría para más adelante. Otra cosa hubiera sido, quizá, de contar con ese 75 por ciento que el PSOE local reclama para los residentes. Así que autocar y carretera, sirviéndome de una línea que te recoge y te deja en la misma estación marítima algecireña tal y como antaño sucedía con el expreso de Madrid. Enlazo con el fast ferry de la compañía que mantiene su oferta de 10 euros y me pregunto, ¿cómo es posible que ninguna de las tres navieras sea capaz de ofrecer esta u otra parecida oferta todo el año, aunque sea con la excepción de julio y agosto? Pues mire Vd., en vez de pasear hierro, el barco, en esta ocasión, rozaba el lleno. En fin, la historia de siempre.
Hablando de barcos, a mi regreso, inevitablemente, me vino a la mente aquella línea marítima de Buque Bus, que durante un tiempo nos comunicó con Málaga y a la que hace poco me permití recordar aquí, abogando por una posible recuperación. No podemos seguir en pleno siglo XXI comunicados con la Península sólo y exclusivamente con Algeciras, como sucede desde tiempo inmemorial. Helicóptero y ferrys juntos nos pondrían a tiro de piedra de un punto neurálgico de primer orden para tantos aspectos, comunicaciones y servicios como es Málaga. Y recuérdese que si Buque Bus decidió suprimir aquella línea no fue por cuestión de rentabilidad sino por su propia incompetencia para explotarla.
Otro día podría hablar, quizá, de los vuelos con Algeciras. Cruzar el charco en cinco minutos debe ser como un sueño. Que ambos se mantengan por mucho tiempo.
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