Reflexionando

El día anterior a unas elecciones lo llaman el día de “reflexión”. Se supone que los ciudadanos han escuchado, leído y analizado las distintas propuestas y se disponen a compararlas, a calcular las consecuencias de las mismas y a considerar cómo les afectarán a sus vidas. Este ejercicio es muy importante, si se llevara a cabo. No obstante, no siempre se hace así. Máxime, si se sitúa en medio de un puente festivo, con una ola de calor desesperante y con un deseo desenfrenado de mitigarlo en las playas. Pero, seamos optimistas y pensemos que la gran mayoría lo hace.

En el caso de las Elecciones al Parlamento de Andalucía que se celebrarán el 19 de junio, parece que estamos ante lo que se denomina como un “cambio histórico”. Se trata, ni más ni menos, de la normalización de la gobernanza de las derechas en una región históricamente castigada por la explotación laboral, por los grandes latifundios y por la represión en toda regla contra los movimientos sociales. Pero, no solo se va a normalizar esta gobernanza. También se pretende dar carta de naturaleza a la entrada en el gobierno andaluz de la extrema derecha. De los representantes de las élites del poder. De los que rechazan la igualdad entre géneros. De los que niegan el cambio climático. De los que niegan que haya violencia de género. De los que no quieren emigrantes y les culpan del incremento de la inseguridad en las calles. De los que no les gustan las Autonomías. De los que quieren olvidarse de la memoria histórica. De los que niegan los derechos a los colectivos de homosexuales.

Es un contrasentido que esto ocurra en una de las regiones más castigadas por el paro, por la desigualdad, por la explotación laboral. Sin embargo, si hacemos caso a las encuestas publicadas, esto es lo que va a ocurrir. Que una señora que ha cometido un presunto fraude de ley, pese a ser abogada (ella se dice abogado) del Estado, al falsear su residencia en la Comunidad de Andalucía, se pueda situar como Vicepresidenta de la misma, por decisión del, aparentemente, moderado Juanma Moreno, con el apoyo de su jefe Feijóo, que ya anda pidiendo la abstención de las izquierdas, para evitar retratarse.

He leído las distintas propuestas y programas electorales. La extrema derecha no ofrece nada concreto. Sólo quieren expulsar a los que ellos llaman “socialistas corruptos y sindicatos que viven del dinero de los trabajadores” (del dinero que ellos reciben por los cargos electos que tienen en toda España no dicen nada). Consideran que el paro que sufren los andaluces es fruto de las políticas medioambientales, que la inseguridad en los barrios es culpa de los inmigrantes y que se han de eliminar las listas de espera sanitarias. No nos dicen cómo. Quieren un “cambio real”, pero para que volvamos a un Estado centralistas y para suprimir las Autonomías. Es curioso. La historia ya tiene precedentes de dictadores que usaron las urnas para hacerse con el poder, para después suprimir la democracia.

La derecha, considera que estamos en una situación que nunca hubiéramos imaginado. Dice que han realizado la mayor bajada de impuestos de la historia. Sin embargo, solo beneficia a los que tienen patrimonios por encima del millón de euros. Que han liderado la generación de empleo en España. Pero no reconocen que es consecuencia de la reforma laboral del gobierno progresista de España, que ellos rechazaron. Que han protegido a las familias en los momentos más duros de la pandemia, pero no reconocen que han sido los fondos llegados del Gobierno de España los que lo han permitido. Que Andalucía tiene hoy más sanitarios y más centros médicos que cuando ellos llegaron al gobierno andaluz. Pero no nos hablan de los 8.000 sanitarios despedidos, ni de que se han incrementado las partidas dedicadas a la sanidad privada. Que han hecho el mayor esfuerzo en Educación y Servicios Sociales, pero no nos hablan del recorte de financiación a las Universidades Públicas, ni del incremento de universidades privadas, ni de la supresión de unidades educativas en los colegios.

La izquierda nos habla de un Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para Andalucía, que movilice los 10.889 millones de euros de fondos europeos que Andalucía tiene asignados, que irán destinados a cambiar el marcado laboral, a reducir la tasa de paro, a fomentar la transición verde y la lucha contra el cambio climático, la igualdad de género y el equilibrio territorial. También nos habla de un “Pacto Social Feminista y de Progreso” para que un 14% del PIB se invierta en Sanidad, Educación y Protección Social. De un “Programa de Primera Oportunidad de la Juventud, para dar un primer empleo a nuestros jóvenes. De un “Plan de Choque Formativo de juventud” para incrementar las plazas de formación profesional. De un “Pacto Social por la Sanidad y los Cuidados”, para recuperar la calidad y el prestigio que tuvo Andalucía, y para garantizar la atención sanitaria en tiempo y forma, con un máximo de 48 horas para la cita de atención primaria. De aplicar la Ley de Vivienda del Gobierno de España, para que la juventud pueda optar a alquileres sociales asequibles. En concreto, ofrece añadir 4.000 viviendas de alquiler al parque público de viviendas. De una “Agenda Feminista de Andalucía”; de una “Alianza Andaluza contra la Pobreza y la Exclusión”; de un Plan para el Reequilibrio Territorial de Andalucía”. De establecer mecanismo de atención personalizada en las Entidades Financiaras, para atender a los clientes que por su edad o capacidades digitales lo necesiten.

Mi opción es clara. No se trata de evitar que nadie entre en ningún gobierno. De lo que se trata es de permitir que gobierne la alternativa que más y mejores propuestas realiza para los ciudadanos. Y sobre todo, la cuestión más clara en estas elecciones es ejercer el derecho al voto, pese a las dificultades que existen, al haber sido convocadas en medio de un puente festivo y en una situación en la que lo más fácil y apetecible es irse a descansar a las playas. Parece como que los que las han convocado no quisieran la movilización del electorado.

Esta es mi reflexión y también mi consejo. Ejercer nuestro derecho al voto en Andalucía, en esta ocasión, efectivamente puede llegar a ser un hecho histórico importante.