Recuerdos de una VISITA histórica

Unos minutos antes de las doce de la mañana de aquel 5 de noviembre de 2007 la plaza de África era ya un hervidero de personas. Todos los ceutíes, de una u otra manera, querían participar de una jornada que era histórica. Siempre se había hablado de una posible visita. Su ausencia era, de hecho,

la asignatura pendiente que tenía la Casa Real con Ceuta, por eso aquel 5 de noviembre los caballas quisieron demostrar con su participación su agradecimiento. Llevábamos días escribiendo de ello, justo desde que en la víspera de la Mochila se hubiera anunciado que por fin habría visita Real a Ceuta y las horas de silencio contenido de los directores de los medios de comunicación (a los que se pidió expresamente que ninguno filtrara la información antes de que lo hiciera Zarzuela) finalmente se rompieran.
“Ceuta es España”. Esa fue la frase repetida hasta la saciedad. Frase que, por ser cierta, sigue repitiéndose para, quizá, aminorar la presión que, con mayor o menor virulencia, ejercen los frentes más radicales.
Aquel 5 de noviembre iba a escribirse una página histórica en Ceuta. Página que ya El Faro había podido plasmar en su hemeroteca cuando quienes vinieron fueron Don Juan Carlos y Doña Sofía siendo Príncipes. Ahora tocaba hacerlo como Reyes, siendo la primera visita oficial en sus 32 años de reinado.
Juan Vivas, como alcalde, y Jenaro García-Arreciado, como delegado del Gobierno, presidían una comitiva en la que ambas administraciones, siendo de distinto color político, seguían los mismos pasos. Las diferencias ahora abiertas con motivo de la abdicación del Rey no se dieron por aquel entonces. El PSOE no dudaba en absoluto de la Monarquía e incluso el por aquel entonces asesor del delegado, José Antonio Carracao, quien llegaba a la Delegación protegido y potenciado por Toñi Palomo tras su dimisión como secretaria general de los socialistas, secundaba el protocolo, acudía a la comida institucional y se congratulaba de la visita Real. Hoy, siete años después, y con un PSOE en plena guerra por relevar su cabeza y lamer las heridas abiertas tras la comida de terreno de Izquierda Plural y Podemos, anuncia en rueda de prensa su defensa a ultranza de la República.
Aquella mañana se producían escenas en Ceuta que, hoy, aparecen peculiares por el cambio radical de discurso de algunos líderes políticos. A Carracao le sigue un Mohamed Alí, número 1 de Caballas, quien en 2007 estaba siendo seducido por el PP para formar parte de su proyecto político. Alí consideraba que la visita Real y su presencia aportaba estabilidad a Ceuta, cumpliéndose una reivindicación histórica. Hoy apuesta por una España Republicana.
Carracao, Alí y Aróstegui acudían aquella jornada al almuerzo institucional que se ofreció en el Hotel Parador Muralla. Hoy, de sentimientos confesos republicanos, aquel 2007 no desaprovecharon una invitación que, por contra, sí que otros ciudadanos (republicanos consecuentes) rechazaron. Mente, corazón, oportunismo y estómago no siempre van en el mismo camino.
Pero antes de aquella cita en el Parador, que fue considerada un hito por sus responsables, la agenda contenía actos muy emotivos. Una sección de Regulares, de la Legión y de Caballería rindieron honores al monarca, mientras se escuchaba la marcha “El viejo almirante” y desde el muelle de España cinco piezas de artillería disparaban las tradicionales veintiuna salvas de ordenanza.
Los Reyes, emocionados, optaron por recorrer a pie el trayecto desde la entrada de la Comandancia General hasta el Palacio Autonómico entre cientos de fotografías recogidas por la ristra de profesionales que había concitado esta histórica visita. Fueron 150 los periodistas acreditados aquella mañana de medios nacionales, locales e internacionales.
Padres, pequeños, familias al completo, inmigrantes del CETI... y muchos escolares que, armados con banderas de España, tiñeron el paseo de Sus Majestades de rojo y gualda. A las 12.06 horas de la mañana, los Reyes se asomaban al balcón justo antes de presidir el acto institucional desarrollado en el Salón del Trono.
En aquel discurso reconocería tener “un compromiso pendiente con esta ciudad, con los ceutíes y con sus autoridades, pero también con nosotros mismos como Reyes que se deben, ante todo, a todos los españoles”. En su intervención oficial, después de recibir la Llave de Oro de la ciudad, Don Juan Carlos subrayó el “espíritu de integración y convivencia” de Ceuta, de la que dijo que mira al futuro con confianza. Recordó la transformación de España como Estado democrático, próspero y moderno, “en torno a los principios y valores de nuestra Constitución” y que es un país integrado en la Unión Europea que, desde el respeto mutuo, “cultiva relaciones de sincera amistad con sus vecinos y de estrecha cooperación con el mundo entero”.
Al término del acto institucional, la Policía Local daba las primeras cifras de presencia en la calle y concretaba que unos 25.000 ciudadanos habían estado a lo largo de todo el recorrido oficial para no perderse esta presencia histórica que no se repetía desde que Alfonso XIII viajara oficialmente a la autonomía ceutí ochenta años antes.
¿Y anécdotas? Las hubo y muchas. José González fue el autor de la primera Llave de Oro de la Ciudad que se le entregó al Rey. Los trabajadores de Joyería Blanco no perdieron ni un solo detalle, como tampoco lo hizo Gregorio Ramos, que fue el creador del ramo de flores que se le entregó a la Reina.
Ceuta, nerviosa, quería atender cada detalle. Juan Carlos Lobo, mayordomo de la Ciudad, preparaba la visita al detalle, mientras que Manuel Bernal y Nieves Hoyos, del Taller de Marquetería, se afanaban en enmarcar un grabado que se le entregaría a Sus Majestades.
La jornada dio para mucho, pero sobre todo dejó entre los presentes la satisfacción de que por fin se había saldado una deuda, se había eliminado de un plumazo la sensación de que había miedo por marcar en la agenda Real una visita a la ciudad. Ninguna otra ha significado tanto respaldo como la de un Rey al que ahora toca abdicar.

Protestas y temor en la frontera: Un millar de marroquíes protestó en la puerta de Tarajal

Unas mil personas se manifestaron en el paso fronterizo del Tarajal aquella mañana para protestar por la visita de los Reyes a las ciudades de Ceuta y Melilla y defender la “marroquinidad” de ambas. Fue la nota de una jornada en la que ya se esperaba eso, y que de hecho contó con amplia presencia policial en la zona ante la previsión de disturbios que no se produjeron. Repartidos frente al cordón policial y a lo largo de la cima de la colina circundante con la frontera, los manifestantes no llegaron a alcanzar las previsiones anunciadas ya que cifraban la presencia de personas en unas 10.000, según el Comité Nacional para la Reivindicación de Ceuta, Melilla y las islas. Durante cerca de una hora y media que duró la manifestación, la frontera marroquí apareció sembrada de carteles en los que se podía leer y escuchar “Ceuta y Melilla son nuestras”, “Ceuta marroquí, Juan Carlos no tiene paso para entrar” e incluso “Juan Carlos sionista”. Los intentos de saltar el cordón policial al final de la manifestación fueron abortados por la Policía y las fuerzas auxiliares y constituyeron los únicos altercados leves, que se dieron a lo largo de la mañana. “España es un pueblo amigo y queremos que las relaciones que tenemos sigan siendo estrechas, pero esta visita ha estropeado muchas cosas y esto es un aviso de que no hace falta que el Rey venga porque Ceuta y Melilla son marroquíes”, dijo a la conclusión del acto el integrante de la Confederación de Trabajadores.