Son infraestructuras de uso común, de las que se benefician todos los ciudadanos, pero hay quien no acepta las normas de convivencia y se dedica al daño por el daño. Y es lo que ha sucedido en la barriada del Recinto esta madrugada, en donde dos de las marquesinas de autobús han quedado destrozadas. Sus cristales reventados por completo o dañados, dejándolas sin protección. A primera hora de este viernes operarios de Trace han retirado todos los cristales esparcidos en la carretera de subida del 54, a cuyo lado se levanta una de estas marquesinas. Sus cristales estaban destrozados, constituyendo un peligro para los viandantes que se toparon con la escena coincidiendo con la llegada a los colegios.
La situada en el
Recinto, justo en la parte que ya comunica con el Sarchal, también amaneció dañada, con toda la cristalera resquebrajada por los impactos. Un ejemplo de vandalismo que ‘comulga’ con la marquesina situada justo enfrente que hace ya tiempo que fue dañada. Así que de toda la inversión en paradas de bus llevada a cabo en este punto, solo una de esas infraestructuras permanece a salvo, sin daños. Los residentes en la
barriada, que son los principales usuarios de estas infraestructuras, son los más perjudicados por lo sucedido. También lo son todos los ciudadanos porque se trata de obras con cargo a las arcas públicas que quedan destrozadas por el daño gratuito ejercido por unos pocos. Ahora dependerá de los servicios municipales de la Ciudad el arreglo y reposición de las cristaleras para garantizar que estas infraestructuras estén como en su origen. Los daños vandálicos al mobiliario urbano constituyen no solo una carga económica gratuita sino que además generan un perjuicio en barriadas en donde sus asociaciones vecinales luchan por conseguir mejoras para los residentes, para, en definitiva, mejorar sus vidas.