Categorías: Sucesos y Seguridad

Rebelión en la frontera del Tarajal

Habría que retrotraerse más de diez años para encontrar otro enfrentamiento de esta magnitud en la frontera del Tarajal. Este paso entre España y Marruecos permaneció ayer cerrado durante algo más de seis horas –desde antes de las 11.00 hasta las 16.15 aproximadamente– por una aglomeración de personas en Bab Sebta (lado marroquí del Tarajal) que acabó en una batalla campal

entre los antidisturbios de la Policía Nacional y un número elevado de violentos en el país vecino que aprovecharon el desorden para arremeter contra las fuerzas de seguridad españolas.
La acumulación de porteadores, que osciló entre las 5.000 y las 7.000 personas en su momento álgido, adoptó una actitud agresiva que acabó con el lanzamiento de objetos contra los agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y la Unidad de Intervención Policial (UIP), que ya se habían desplegado en la zona en previsión de un estallido de la violencia.
Una avalancha de personas obligó al cierre de la frontera española ya que los vándalos se lanzaron contra la verja para entrar de forma desordenada y sin control al grito de ‘Ceuta y Melilla marroquíes’, según fuentes policiales. El lanzamiento de objetos contra los agentes españoles, esporádico en los inicios de los disturbios, fue cobrando virulencia y pronto se convirtió en una lluvia de objetos de todo tipo. Piedras individuales y metidas en bolsas; piezas metálicas; trozos de asfalto arrancados del suelo; zapatos e incluso las barras de un tenderete que tiraron como si fueran jabalinas.
Los agitadores incluso trataron de levantar los seguros de la valla en su intento de asedio y llegaron a romper a golpes los cristales de protección de las puertas. Fue en ese momento, sobre las 11.00, cuando los policías adoptaron medidas y comenzaron a disparar pelotas de goma para hacerles retroceder ya que su número era incontrolable. “Si los antidisturbios no actúan, nos comen”,   comentaron algunos agentes presentes. “Ha sido bestial”, añadió otro.
La Policía Nacional puntualizó que, básicamente, el material descargado en la intervención de ayer consistió en botes de humo y salvas, aunque también se lanzó algún fumígeno. No obstante, este periódico pudo comprobar cómo vehículos policiales traían más artefactos, de modo que los cartuchos y los botes debieron de gastarse por decenas.
La contienda se saldó con 28 policías nacionales heridos –en su mayoría por pedradas– y uno de ellos atendido en el Hospital Universitario por contusión fuerte al sufrir el impacto de una piedra en la pierna, aunque no requirió hospitalización. La Jefatura Superior inicia ahora diligencias para identificar a los agresores y así imputarles por atentado. Mientras tanto, en las filas marroquíes, causaron baja un policía y el jefe de la Policía Urbana, según informó Zouahir El Bouhati.  
Un inspector marroquí, que participaba en el operativo, fue agredido por parte de los porteadores que luchaban por acceder. Estos camalos le hubiesen matado si no fuese por la intervención de los policías de Fronteras españoles, según pudo conocer este periódico. “Eso ha dado lugar a la revuelta y han empezado a intentar entrar a la fuerza en el lado español de la frontera”, informaron fuentes oficiales.
Algunos espectadores de estos enfrentamientos manifestaron su indignación porque, entre la masa, podían encontrarse trabajadores transfronterizos e incluso turistas que, a bordo de sus vehículos, guardaban cola para entrar en la ciudad.
Los choques se prolongaron durante cerca de una hora, con pelotas de goma y botes de humo que volvieron del lado marroquí al español. Cerca de las 12.00, la barrera de antidisturbios comenzó a replegarse cuando lograron contener a la masa que prácticamente había interrumpido la ofensiva. Durante la intervención de los antidisturbios españoles, sus homólogos marroquíes no actuaron. No fue hasta que la multitud redujo su actividad cuando las fuerzas de seguridad vecinas rodearon a la muchedumbre y procedieron a dispersarla sobre las 14.00 horas.
Desde las 2.00 de la madrugada de ayer, los porteadores ya se acumulaban en los alrededores del acceso a Ceuta esperando permiso para entrar. Sobre las 7.00, la afluencia era masiva y su cifra excedía con creces la de costumbre –tal y como ocurre por diversos factores desde hace meses–. Sin embargo, grupos de unas 500 personas superaban el filtro de forma regular con el fin de evitar el colapso de la frontera y los polígonos del Tarajal. Unos grupos en los que se entremezclaban camalos, trabajadores y turistas, entre otros grupos de acuerdo con su documentación.
Los porteadores lograron dar el primer pase de mercancías hasta que la Policía Aduanera marroquí dejó de permitir el tránsito a través del puente del Biutz, según la Jefatura Superior del Cuerpo Nacional de Policía. Como en ocasiones anteriores esta medida provocó la concentración de 4.000 ó 5.000 personas en suelo español, los agentes recurrieron a un sistema de válvulas por el cual facilitan la entrada de los porteadores a Ceuta conforme los aduaneros autorizan su salida por el Biutz cargados con bultos, según fuentes policiales. Cuando la circulación por el puente autorizado para el paso de fardos –dentro del recinto de las naves– se interrumpe, la frontera también paraliza la entrada de camalos. En definitiva, un juego de balanza.
Poco antes de la reapertura de la frontera tras la algarada, en torno a las 14.00 horas, hubo un nuevo conato de rebelión de porteadores –unos 500– que, tras los incidentes de la mañana, volvió a activarse el dispositivo de contención sin que tuviera que actuar, de modo que el servicio de limpieza pudo proceder a retirar los objetos lanzados.
La Jefatura Superior de la Policía Nacional destacó el servicio prestado por los agentes ya que lograron que nadie entrara en territorio nacional; protegieron la frontera pese a los ataques de los violentos y que, por fortuna, ningún agente resultó herido de gravedad.

“La gente se pisaba para avanzar”

Uno de los detonantes de la confusión que desembocó en la algarada con cruce de piedras y material antidisturbio en la frontera del Tarajal se encuentra en que las fuerzas de seguridad marroquíes no distinguen entre porteadores, trabajadores transfronterizos y turistas que pretenden acceder a la ciudad autónoma.
Esa multitud, que en los últimos meses ha experimentado un incremento considerable incorporando a nuevos camalos, intenta cruzar al unísono sin que las autoridades del país vecino realicen una criba previa en función del documento que aporten. Por esta razón, la Policía Nacional de España frena su tránsito hasta que logra diferenciar entre cada peatón.
Ese desconcierto invitó a que algunos agitadores, que algunos presentes calificaron de delincuentes, se infiltraran entre la multitud para colarse en la ciudad. Los intereses de quienes guardaban cola, de comerciales a laborales entre otros, hicieron que se afanaran en alcanzar el acceso a Ceuta. “La gente se pisaba para avanzar, una embarazada cayó delante y no la volvimos a ver”, relató un testigo de los hechos. A una de las presentes, según los testimonios recabados por este periódico, la ambulancia marroquí se la llevó, presumiblemente, al Hospital.
Una veintena de marroquíes corrieron la misma suerte que esta mujer y acabaron en los distintos centros hospitalarios de Castillejos y Rincón. No obstante, según pudo conocer este periódico, todos recibieron el alta durante la jornada tras ser tratados por lesiones leves.

El Servicio de Emergencias 061 atendió a varios agentes en la propia frontera

Aunque los agentes estaban protegidos con los escudos propios del material de un antidisturbios, algunos de los objetos arrojados por los vándalos les alcanzaron. Por esta razón, varias ambulancias del Servicio de Emergencias del 061 acudieron hasta el lado español del paso fronterizo para atender a los policías en cuanto finalizaron la intervención. Afortunadamente, nadie presentaba lesiones que fueran de gravedad. 

La Guardia Civil estuvo preparada en caso de que sus compañeros necesitaran refuerzo

Los guardias civiles de servicio en el Tarajal, que contemplaban el lanzamiento masivo de piedras, se equiparon con material antidisturbio para hacer frente a cualquier eventualidad o solicitud de refuerzo por parte de la Policía Nacional. En las calles del Tarajal II, paso de mercancías pendiente de inauguración, los agentes protegían también esa vía.

Un helicóptero marroquí sobrevoló Bab Sebta tras el fin de los disturbios

Multitud de curiosos, tanto españoles como del país vecino, siguieron los choques entre los violentos y las fuerzas de seguridad española. Para sorpresa de los presentes, pasadas las 12.00 horas, un helicóptero marroquí sobrevoló durante un corto periodo de tiempo la frontera del Tarajal. Asimismo, ambulancias marroquíes circulaban por su lado del perímetro fronterizo, donde se levanta un campamento militar. En esta franja, se produjeron los últimos intentos de entrada masiva de inmigrantes. 

Los vándalos, con el rostro oculto, tiraron piedras como si se tratara de la ‘intifada’ 

Los violentos cobraron fuerza entre la muchedumbre y, ya fuera recogiendo piedras o porque las tenían preparadas en algún lugar, desataron una lluvia de proyectiles sobre los antidisturbios de la Policía Nacional que duró aproximadamente una hora. Estos grupos aprovecharon el material antidisturbio que los agentes españoles descargaban sobre ellos para utilizarlos en su contra. Con los rostros ocultos por camisetas, llegaron a devolver los botes de humo. El techo del extremo de las ‘jaulas’ para peatones también resultaron dañadas.  

Enarbolaron una bandera de Marruecos y ataron otra en la verja española

En distintos momentos de los disturbios, la muchedumbre reivindicó la marroquinidad de Ceuta y Melilla e incluso extendieron una bandera del país vecino de grandes dimensiones. Además, en la verja del lado marroquí de la frontera, alguien amarró otra enseña. En sus proclamas, alabaron a Mohamed VI. Se desconoce si alguien les arengaba.

Botellas, navajas, zapatos de tacón, bolsas con piedras, un candado y hasta un pez

Tal fue la cantidad de objetos que los marroquíes tiraron contra los efectivos del Cuerpo Nacional de Policía que la calzada por donde circulan los vehículos que entran y salen de la ciudad autónoma se encontraba repleta de piedras, botellas, navajas, zapatos –con y sin tacón– bolsas de piedras, un candado y hasta un pez. Una vez finalizaron los enfrentamientos, los servicios de limpieza se encargaron de la retirada de los objetos que, minutos antes, habían sido utilizados como proyectiles. Asimismo, podían verse pelotas disparadas por los antidisturbios y las vainas del material utilizado por los efectivos de la UIP y UPR en sus labores de contención.

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