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¿Realizó una mala praxis el dentista acusado?, visto para sentencia

El Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta ha dejado visto para sentencia un juicio en que se acusa al llamado L.A.E., dentista, de un delito de imprudencia grave, el cual comenzó en la jornada de ayer y ha tenido continuación este jueves. Tras escuchar las versiones del acusado, la denunciante, y los múltiples testigos, todas las partes siguen en pie con su escrito de acusación. La única modificación es que la Acusación Particular ha descartado que sufriera por esa infección pérdida de olfato o de visión, aunque mantiene las penas solicitadas. La Acusación Particular acusa a L.A.E. y solicita 3 meses de prisión más un año de inhabilitación profesional. Asimismo, como responsabilidad civil exige la cantidad de 62.000 euros. De ser considerado una imprudencia, pero no grave, la Acusación exige que se le condene con 3 meses de multa a razón de 60 euros al día, y seis meses de inhabilitación profesional. En este caso seguirían exigiendo los 62.000 euros de indemnización. La Fiscalía, Defensa, y la aseguradora pide la libre absolución del acusado. Estos hechos que se han intentado seguir esclareciendo este jueves tuvieron lugar en el año 2017. El primero en testificar ha sido el médico de cabecera de la denunciante, que ha relatado que la lleva tratando desde el año 2013. Asimismo, ha referido que en el año 2017, en el que ocurrieron los hechos, acudió a su consulta de manera cabreada porque no había quedado contenta con su dentista. Él asevera que le aconsejó volver a su dentista para ponerlo en su conocimiento, pero ella le explicó que iba a cambiar de dentista. El doctor aseguró que le afectó el problema con el dentista, pero que no le aconsejó ir al psiquiatra porque era conocedor de que ya estaba yendo y que tomaba mucha medicación. El médico de cabecera, a preguntas de Fiscalía, ha explicado que sí cambió de psiquiatra, por otro compañero que le había cambiado la medicación, pero que “en ningún momento” dejó de tratarse. Asimismo, en la testifical de otro médico, explicó que conocía a la denunciante desde “hace muchos años”, pero es en 2017, cuando la trata de un trastorno de ansiedad y depresivo y una somatización de sus trastornos generalizados. Todos ellos provenientes de la infección sufrida. Aseguró que solo le trató en esa parte, porque era conocedor que estaba recibiendo tratamiento por otros compañeros y por eso nunca entró a valorarla en otras cuestiones. El otorrino que la intervino en el Hospital Universitario, Enrique Roviralta, detalló que en su informe refleja que sufrió una infección en el seno maxilar izquierdo proveniente de una infección dentaria. Asimismo, aseguró que en ningún momento ve un informe anterior, sino que es la misma denunciante la que le explica que su problema proviene de ahí. Le da un tratamiento, pero al no ser efectivo es cuando la tiene que intervenir quirúrgicamente. Además, tras conocer el doctor que se trataba de la muela del juicio la que supuestamente podría haberle provocado esa infección que le conllevó a una sinusitis, Roviralta señaló que en la medicina no se puede aseverar nada, pero que es muy poco probable que si la zona afectada es la muela del juicio conlleve a tal infección, que suele ser más lógico cuando se trabaja con el segundo molar. El último en declarar ha sido el médico forense y es el que ha intentado dar luz a este caso. El doctor indicó que la decisión de quitar el raigón, que terminó dando problemas, debe ser siempre una decisión entre el dentista y la paciente, pero que siempre debe ser la paciente la que tenga la última palabra. Asimismo, señaló que si ese raigón es asintomático y no está dando problemas al paciente, lo que se suele hacer es dejarlo en la zona ya que no genera ningún tipo de molestia. Eso sí, es impredecible conocer cuando pueda dar problemas, que pueda derivar en una infección. Además que se puede tratar de un hecho “fortuito” y no por la implantación de los implantes. Añade, como dato importante, que a todas las personas una intervención quirúrgica les genera un “estrés añadido”, pero que no se le puede atribuir a este hecho que le haya generado una enfermedad mental. Aseguró que la primera problemática se encuentra en el abandono del tratamiento de la denunciante tal y como reflejan los informes. Explicó que desde el año 2015 al 2017 dejó el tratamiento, y que cuando acude a su doctora para que le facilite un informe, la médico le advierte que debe volver a su tratamiento. Esto parece un “dato importante” para el forense ya que todos estos hechos se suceden solo un mes y medio antes del desenlace que ha llevado a juicio al dentista. Por otra parte, a preguntas de la Fiscalía, aseguró que lo habitual antes de realizar la cirugía menor es proporcionar antibióticos al paciente y días después realizarle la operación. Misma versión que el acusado, aunque refleja que también se debe conocer en el estado que se encuentra la infección. Por último, señaló que, por su experiencia personal, comprueba que hay un defectuoso historial clínico.

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